Mónica tiene 34 años, comenzó a trabajar a los 13 años en una finca de tabaco de un pequeño pueblito llamado Pulares en la provincia de Salta. “Caminábamos 2 kilómetros para llegar a la escuela de ahí teníamos que volver a casa, dejar los útiles y salir a trabajar", cuenta en su relato.
El primer trabajo de Florencia fue en la caña de azúcar en sus épocas de vacaciones, pero antes de eso, ya desde los 8 años, ayudaba en las tareas domésticas y en la crianza de sus hermanos.
"Mi papá me mandaba a la escuela pero no teníamos para comer", recuerda Diego que trabaja desde los 11 años en el cultivo del tabaco.
Marcelino trabajó en distintas estancias de la Patagonia como puestero. Ya desde los 14 años se quedaba solo con sus perros, cuidando los campos y el ganado.
Al morir su madre cuando tenía tan solo 15 años, Rosario tuvo que salir a trabajar para subsistir. Toda su vida trabajó limpiando casas a tiempo completo. “No estaba nunca con mi papá”, se lamenta Rosario en la actualidad.
Con 39 años, Rafael recuerda sus épocas arriba de un carro a tracción a sangre recolectando cartón. “Tuve una niñez sin conocer lo que era jugar a la pelota”, dice Rafael.
En su niñez, Ignacio trabajaba todos los días: “a los 8 años al lado de mi papá cosechaba algodón”, recuerda.
“Dejé todo por entrenar”, recuerda Laura, quien siendo menor de edad entrenaba más de siete horas por día. Su historia es un ejemplo de trabajo infantil en el deporte.
Su primer trabajo fue ayudar a sus padres cultivando hortalizas. “Empecé a trabajar porque no nos alcanzaba mucho”, nos cuenta Pascuala.
Lito tiene 79 años, es de una época donde el trabajo infantil era tomado como algo natural. De muy pequeño tuvo que dejar la escuela para trabajar y con ese dinero comprarse un par de zapatillas.
"Yo llamaría trabajo infantil a que un niñito o niñita tenga que ir a trabajar por un sueldo", dice Liliana. Ella tuvo que empezar a trabajar a los 10 años para ayudar a sus padres.
“Por situaciones familiares, mi papá alcohólico que se fue de casa, una mamá con los nervios a flor de piel, tuve que empezar a trabajar limpiando”, relata Soledad que avergonzada tuvo que empezar a trabajar a los 12 años.
Elba es de San Juan, donde comenzó a trabajar a los 10 años como empleada doméstica, en 1972. "Hoy en día me duele mucho haber perdido mi infancia para ayudar a mi madre con sus siete hijos", se lamenta.
Ramona es de la provincia de La Rioja, a los 8 años de edad ayudaba a sus padres criando animales y sembrando la huerta familiar. En ese entonces, su familia no tenía trabajo y vivían de lo poco que tenían. En palabras de Ramona: “no tuvimos niñez, teníamos que trabajar para sobrevivir”.
Rosana trabajaba con sus hermanos desde los 12 años, ella recuerda que el trabajo era como “un juego” porque lo hacía en épocas de vacaciones.
Su primer trabajo, cuando tenía apenas 10 años, fue lavar la ropa de toda su familia. “No tenía agua en casa, así que iba más abajo, donde había una piletita para lavar la ropa”.
Hoy, con 34 años, Alicia vive en la provincia de Buenos Aires pero nació en Bolivia. A los 9 años ya hacía trabajos domésticos y a los 12 trabajó a tiempo completo con cama adentro en la ciudad boliviana de Tarija.
José comenzó a trabajar en la cosecha de tabaco a los 17 años en la provincia de Salta. “Como no me daba el estudio, me dedique al trabajo", son sus palabras.
Su primer trabajo fue a los 11 años barriendo vidrios, barriendo veredas de una confitería. Elizabeth recuerda: “a la noche no tenía donde ir, dormía en una sala de espera de una clínica o en un banco de una plaza”.
Comenzó a trabajar a los 8 años, cuidando a personas más pequeñas que ella. “Me levantaba muy temprano en la mañana, a oscuras, a eso de las cinco de la mañana y agarraba mi bici para ir a la casa donde cuidaba a los niñitos”.
Karina tiene 45 años, de chica trabajaba de la mañana a la tarde, para luego regresar a su casa y tener que cocinar para su familia.
Su primer trabajo fue a los 8 años en un supermercado porque su mamá no lo podía mantener.
Alberto trabaja desde los 11 años en una ladrillera y hoy con 60 años dice: "me duele todo y eso es consecuencia de haber trabajado de chico".
“Se daba por descontado que los hijos, hijas e hijes teníamos que colaborar porque ellos también en su infancia habían hecho lo mismo”, relata Kalym, un hombre trans que, ya en su niñez, ponía de manifiesto su identidad de género. En la tienda de zapatos de su padre debió trabajar en tareas “masculinas”, a la par que se ocupaba de otras actividades “femeninas”, junto a su madre.
Betina se crió con su abuela. A los 7 años, al mismo tiempo que estudiaba, trabajaba en el campo. “No se podía jugar”, cuenta Betina, que en aquellos días terminaba a las 12 de la noche de trabajar.
Elena empezó a trabajar con sus papás a los 7 años criando animales. Un día de trabajo para ella significaba levantarse muy temprano para ir a la escuela y luego hasta la tarde noche cuidar de los cabritos. A raíz de su experiencia, Elena reflexiona: “los niños primero deben estudiar, seguir una carrera para después ya de grande trabajar”.
El primer trabajo de Pedro fue a los 13 años en la cosecha del limón: "Era una época bastante sacrificada, trabajábamos hasta las 6 de la tarde", recuerda.
Víctor trabajaba en la chacra con sus padres. "No fui a la escuela: quedaba a 15 kilómetros", relata.
El primer trabajo de Tania fue hacer paquetes de acelga a sus 8 años. “En ese momento el alquiler que nos cobraban por la tierra era muy caro, y mis dos padres no daban abasto, entonces nos dijeron: ustedes también tienen que ayudar”, rememora Tania.
"No conocí casi el jugar, nunca jugué. Materialmente me ocupaba de hacer leña, buscar leña al rio con mis hermanos para pan y boio", cuenta Hugo con sencillez.
"Muchas veces no alcanzaba para el alimento por eso empecé a trabajar", recuerda Belén de sus épocas de trabajo a los 15 años.
"Trabajaba, ese era mi día. Yo no estudiaba", cuenta María, que a sus 14 años ya trabajaba en un negocio.
“No había horarios”, dice José recordando sus 10 años de edad, cuando sembraba trigo durante 15 horas por día.
Teresa no recuerda salir a jugar. Nació en un pueblito muy chico llamado Ovejería, en el municipio de Monterrico, Jujuy. A los 8 años ya ayudaba a sus padres en la cosecha del Tabaco.
Su primer trabajo fue a los 11 años, como caddy en una cancha de golf. "Cuando sonaba el teléfono, en la casilla de caddys, todos nos acomodábamos derechitos para que nos elijan", cuenta Feli.
El primer trabajo de Gustavo fue en Salta juntando hojas secas en los cultivos del tabaco. Cuando terminaba la cosecha iba para la escuela, pero en su primer año se vio perjudicado por las largas horas de trabajo.
Con 27 años Juan Domingo sigue siendo reciclador urbano desde los 8 años de edad cuando comenzó ayudando a sus padres.
"El trabajo infantil es lo más duro que hay, no lo pienso repetir con mis hijos", dice Rosana que empezó a cosechar algodón a los 9 años.
Liliana trabaja desde los 16 como peluquera. "Comía poco por falta de tiempo. Era trabajo, trabajo y trabajo", recuerda.
A sus 10 años empezó a trabajar con su hermano, apenas un año mayor, en el cultivo de flores en la provincia de Santa Fe. ʺTrabajábamos 13 horas de sol a solʺ, nos cuenta Eduardo en su relato.
A los 13 años Ángel empezó a trabajar en los hornos de ladrillos. ʺDejé de estudiar porque éramos una familia numerosa y había mucha necesidadʺ, relata Ángel rememorando toda una vida de sacrificio.
El primer trabajo de Beatriz fue como empleada doméstica a los 12 años: “me venía a buscar mi patrona los días domingo y yo me quedaba encargada de hacer la limpieza y cuidar la nena”, recuerda.
Martina trabajó de empleada doméstica y peón de albañil desde los 9 años. Ayudaba a su tío acarreando ladrillos en una carretilla.
Marcia hoy tiene 54 años. Empezó a los 17 años en la gestoría de automotores y hoy se arrepiente de no haber seguido con sus estudios en vez de trabajar.
Flavio arrancó a trabajar en Rosario limpiando bares. Estudió hasta séptimo grado y se mudó a Paraná para dedicarse a la pesca.
Su primer trabajo fue a los 9 años por un litro de leche y un kilo de pan como empleada doméstica. “En la escuela no me iba bien porque mi mamá nos hacía faltar”, recuerda Alejandra.
Germán ya es muy mayor, pero recuerda bien los pesares de haber tenido que trabajar en su infancia.
Con sus jóvenes 94 años, Nerina recuerda al detalle lo que significa caminar sobre el hielo durante el invierno en Rio Grande. Toda su vida trabajó como empleada doméstica a tiempo completo.
De muy chica Sonia ayudaba a sus padres con las tareas de la casa: "mezclábamos el trabajo con el juego", nos cuenta.
Comenzó tarefeando desde los 7 años. “Siempre estaba atrasado en los estudios porque faltaba mucho”, recuerda Sandro.
Liliana nació en 1978 en Puerto Madryn. Producto de la violencia de género que sufrió su madre, Liliana se vio obligada a trabajar como empleada doméstica a tiempo completo desde los 8 años.
Pablo trabaja en un taller mecánico desde los 16 años. Hoy en día él se encuentra orgulloso de todo lo construido. Pero ese esfuerzo no fue gratis: “En pleno invierno comencé lavando piezas mecánicas con nafta”, recuerda.
Trabajó a sus 12 años como ayudante de chofer en un camión. “Conseguía pasajeros, los llamaba y los sentaba”, recuerda Eulogio.
Hugo estudió hasta quinto grado y empezó a trabajar a los 12 años. “No hay que explotar a los chicos, hay que enseñarles”, opina Hugo.
Manuel trabaja desde los 7 años, pero le hubiese gustado divertirse y jugar como un niño normal. Escuchá su historia.
Empezó a trabajar desde los 8 años en una casa de familia lavando y planchando. “Mi mamá no quiso más que me vaya a la escuela”, cuenta Elvira.
"Antes de ir a la escuela tenía que ir a buscar agua", recuerda Victor Hugo que trabajó en el campo desde los 12 años y luego los 17 como ladrillero.
Todos los niños tienen derecho a jugar. Quitarles esa posibilidad genera un impacto durante toda su vida. Escuchá las historias de quienes debieron trabajar durante su infancia para conocer cómo fue crecer en un contexto donde el juego fue reemplazado por el trabajo.
A partir de los 11 años sus padres la llevaban a carpir la tierra. Muchas veces, Teresa debía faltar a la escuela para ir a trabajar.
Con 45 años Juan Domingo recuerda que de chico, una vez al mes, lo arrestaban por cartonear con un camión.
Marcela empezó a trabajar como niñera a los 8 años, "me daba miedo porque me levantaba a oscuras, a las 5 de la mañana”, recuerda.
¿Qué es el trabajo infantil? Conocé las respuestas de distintas personas, provenientes de todas las provincias argentinas, que fueron obligadas a trabajar durante su infancia y hoy, ya adultas, comparten sus historias.
Abelardo empezó a trabajar acompañando a su papá en las plantaciones de mandioca a los 11 años.
“No nos dábamos cuenta que estábamos haciendo un trabajo manual y que era realmente un trabajo”, recuerda Antonia que empezó a trabajar a los 8 años.
Ernesto trabaja desde los 5 años cuidando animales. Hoy en día dice: "a veces me cansaba tanto que ni cenaba me quedaba dormido en la mesa".
¿Tenías que trabajar mientras ibas a la escuela? Conocé las respuestas de distintas personas, provenientes de todas las provincias argentinas, que fueron obligadas a trabajar durante su infancia y hoy, ya adultas, comparten sus historias.
A los 8 años Víctor empezó a trabajar en una panadería de lunes a sábados. Su tarea de todos los días era barrer, limpiar la cuadra y embolsar pan. A la hora de ir al colegio, Víctor ya no tenía energía suficiente.
Con cinco hermanos, Andrea ya desde los 5 años juntaba leña con su familia. “A veces teníamos tarea y no la hacíamos porque estábamos hechos percha, fundidos”, recuerda Andrea.
"Yo a mis hijos nunca los haría trabajar de niños", asevera Ramona, que trabajó desde los 13 años como empleada doméstica obligada por su padre.
Fueron obligados a trabajar durante su infancia y hoy, ya adultos, rememoran sus historias para compartir el impacto que tuvo esa experiencia en su vida. Escuchalos para conocer las huellas del trabajo infantil en Argentina.
Su primer trabajo fue acarrear agua y tratar los animales. “Depende la edad los trabajos fueron siendo más pesados”, cuenta Cristian, que trabaja desde los 8 años y nunca tuvo vacaciones.
Antonela trabaja y vive al lado de un basural desde los 9 años de edad. "Veníamos todos los días a las 6 de la mañana y nos íbamos a las 6 de la tarde", recuerda.
Trabajó en una chacra para ayudar a sus padres, “nos levantábamos a las 6 de la mañana para ir a trabajar”, recuerda.
Ayudar a los padres en tareas propias de adultos también es trabajar. Muchas veces en el campo, más específicamente en el sector agropecuario, los límites de la ayuda y el trabajo se desdibujan. Escuchá los testimonios llegados desde todas las provincias argentinas.
Hoy con 55 años, Maria Alejandrina recuerda ver a los demás niños jugando, mientras que ella debía trabajar desde los 9 años para ayudar a su familia.
"Trabajando en el monte me picó una yarará y casi me mata", cuenta Enrique. Desde muy pequeño, tan sólo 7 años de edad, debía ayudar con el arado con buey a su padre.
Griselda ayudaba en la cosecha a su padre y ya desde los 12 años cuidaba de sus hermanos menores.
“Llegaba las 9, 10 de la mañana y la panza roncaba”, recuerdan algunas de las personas que compartieron sus experiencias de trabajar durante su infancia. Cuando la vulnerabilidad es tan grande y el hambre acecha, los niños son las principales víctimas.
Hugo hoy tiene 59 años, pero empezó a trabajar a los 11 como peón de campo. En su relato nos cuenta que tenía que caminar 3 mil metros todos los días para ir a la escuela primaria, mientras que no pudo ir al secundario por falta de recursos.
Desde los 17 años Fernanda trabaja de niñera para poder mantenerse económicamente. Ni bien comenzó con ese trabajo su sensación fue agobiante, “porque no sabía cuidar a un bebé”, recuerda Fernanda.
"Trabajaba por la comida y 2 pares de alpargatas”, recuerda Raúl que debió trabajar desde tan solo 7 años de edad.
Escuchá los relatos de quienes vivieron el trabajo infantil en primera persona para conocer cómo ellos mismos contestan esa pregunta.
“Había que rebuscársela como podías, no había otra”, cuenta Rubén que empezó a trabajar a los 11 años como ayudante de albañil y no pudo ir al colegio secundario por falta de recursos.
"Mi día empezaba a las 8 poniendo un cajoncito entre la mesada y la cocina para alcanzar la pava", relata Rufina que trabajó como empleada doméstica a tiempo completo desde tan sólo 8 años de edad.
Empezó a trabajar a los 12 años haciendo changas. “Iba a descargar bolsas de harina, aprendí a descargar camiones”, recuerda Juan Ramón.
¿Qué tuviste que dejar de lado al verte obligado a trabajar cuando eras chico? Escuchá los relatos en primera persona de quienes debieron abandonar su infancia para asumir responsabilidades de adultos.
Polita trabaja desde los 7 años, “empezábamos a las 8 de la mañana hasta que se ponía el sol”, nos cuenta de su infancia de trabajo en el campo.
"Cuidaba nenes y limpiaba casas, pero mis patrones nunca estaban conformes", relata María recordando sus 15 años de edad, cuando comenzó a trabajar como empleado doméstica a tiempo completo.
“Tenía 14 años cuando empecé a trabajar, porque había una necesidad grande en mi casa, para que mis hermanos pudieran seguir estudiando”, Ana cosechaba y plantaba tabaco en su niñez.
¿Con qué soñabas cuando eras chico? Escuchá los relatos en primera persona de quienes debieron abandonar su infancia para asumir responsabilidades de adultos.
Jimena trabajó como empleada doméstica a los 17 años antes de inscribirse para ser policía: "Quería tener algún ingreso propio antes de ir a la escuela", dice.
Con 6 años Margarita empezó a trabajar a tiempo completo. Acarreaba agua y cuidaba la hacienda. “Siempre vivía trabajando, nunca jugaba con otros niños”, cuenta Margarita en su testimonio.
Sonia lavaba su propia ropa desde los 9 años, “no teníamos muchas mudas de ropa y tenía que lavarla”.
Se sanciona la Ley 5291 sobre “Trabajo de mujeres y menores”, sobre la base del proyecto del diputado socialista Alfredo Palacios.
José Ingenieros publica Los niños vendedores de diarios en nuestra delincuencia precoz, en Anales del Patronato de la Infancia, Año XIII, tomo XIII, Buenos Aires.
Creación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Se aprueba la Ley de Patronato (Nº 10903), que habilita la intervención judicial para menores que fueran autores o víctimas de delitos, o que se encontraran en “abandono material o moral o peligro moral”. También otorga el poder discrecional de asistirlos, privándolos de su libertad y separándolos de su entorno, incluso por el mero hecho de encontrarse en situación de pobreza.
Se sanciona la ley nacional Nº 11317, que modificó la edad mínima de admisión a cualquier clase de trabajo por cuenta ajen y prohibió la ocupación de niños menores de 12 años en los ámbitos urbano y rural. Además, subió a 18 años la edad de admisión al trabajo en industrias peligrosas o insalubres.
Mientras decrece la ocupación adulta, aumenta el trabajo de los niños en la vía pública y en el servicio doméstico (MTEySS, 2005).
A partir del primer gobierno de Juan Domingo Perón y, durante las décadas siguientes a la consolidación del Estado de Bienestar, se registra la inclusión social de los trabajadores con el impulso del sector sindical. Los niños fueron considerados “los únicos privilegiados” y se llevaron adelante políticas sociales específicas.
Creación de la oficina de país de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Argentina.
Argentina ratifica la Convención de los Derechos del Niño (CDN), el tratado internacional de las Naciones Unidas (de 1989) que reconoce a los menores de 18 años como individuos con derecho pleno de desarrollo físico, mental y social, con derecho a expresar sus opiniones con libertad.
Se crea el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC).
Se reforma la Carta Magna argentina y la Convención de los Derechos del Niño se incorpora en el artículo 75, inciso 22. En su artículo 32.1, la Convención de los Derechos del Niño (CDN) les reconoce el derecho “a estar protegidos contra la explotación económica y contra cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”.
Se crea la Comisión para la Erradicación del Trabajo Infantil (CETI), de la Secretaría de Derechos Humanos de la CGT.
Mediante la Ley 24650/1996, Argentina ratifica el Convenio núm. 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo, del año 1973.
Se adopta la Declaración de Buenos Aires en el ámbito del Mercosur. En ese documento, los países de la región se comprometen a defender los derechos de los niños y las niñas y, en especial, en todos aquellos temas relativos a la protección contra la explotación económica y sexual infantil.
El gobierno de Noruega, la Organización Internacional del Trabajo y UNICEF llevan adelante la Conferencia Internacional sobre el Trabajo Infantil en Oslo. Durante esta actividad se examinó particularmente el papel que desempeñan el desarrollo y la cooperación internacional en la lucha contra el trabajo infantil.
Con la coordinación de CTERA, Argentina participa en la Marcha Global contra el Trabajo Infantil. La marcha se inició en Brasil, luego continuó por Uruguay, Argentina, Chile, Perú, Ecuador y México, para culminar en Suiza el primero de junio. En ese fecha, en la sede central de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se trató el tema del trabajo infantil.
Mediante la Ley 25255/2000, Argentina ratifica el Convenio núm. 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre las Peores Formas del Trabajo Infantil, del año 1999.
Se crea la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI), mediante el Decreto Nº 719/00, en el ámbito del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. La comisión queda integrada por casi todos los ministerios nacionales, además de organizaciones de empleadores y trabajadores, y cuenta con el asesoramiento de UNICEF y de la OIT.
Declaración presidencial sobre erradicación del trabajo infantil de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Se crea la Comisión de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y toda forma de Trabajo Prohibido, Protección, y Grupos Vulnerables, dentro del Consejo Federal del Trabajo CFT.
Se firma el Convenio Marco 187 entre el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, la CONAETI y el CFT. Este convenio dicta las bases de colaboración entre Nación y Provincia para la creación de las Comisiones Provinciales para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (COPRETI).
2002-2005: Se implementa un programa transfronterizo junto con Brasil y Paraguay contra la explotación sexual comercial.
Se crea el Observatorio de Trabajo Infantil y Adolescente (OTIA) dentro del MTEySS, como parte producto de un acuerdo entre esa cartera y el IPEC/OIT.
El MTEySS, con el INDEC y la OIT, realizan la primera Encuesta sobre Actividades Económicas de Niños, Niñas y Adolescentes en Argentina (EANNA), que permite hacer estimaciones sobre la magnitud del trabajo infantil en el país.
Se sanciona la la Ley Nº 26061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que expresa, haciéndolos efectivos, los principios de la CDN avalados en la Constitución de 1994 y que deroga la ley de Patronato.
Se aprueba el Plan Regional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil en el Mercosur, con el propósito de establecer lineamientos y objetivos para desarrollar una política regional.
La CONAETI lanza el Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil, diseñado en consenso con las provincias, para el período 2006-2010.
Se sanciona la Ley de Educación Nacional (Nº 26206), que establece la obligatoriedad de la educación secundaria. La norma dispone, en su artículo 82, que las autoridades educativas participarán de las acciones preventivas para la erradicación efectiva del trabajo infantil que implementen los organismos competentes.
Se pone en marcha el Programa Conjunto de apoyo al Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (OIT, UNICEF y PNUD) en los objetivos de comunicación, información, salud y acciones directas.
Se crea la Red de Empresas contra el Trabajo infantil, en el ámbito de la Secretaría de Gobierno de Trabajo y Empleo del Ministerio de Producción y Trabajo, presidida por la CONAETI.
Se realiza un “Diagnóstico institucional y social de las Comisiones Provinciales para la Prevención y Erradicación del trabajo infantil”, a cargo de PNUD‐UNICEF‐OIT‐ MTESS.
Se crea la Coordinación de Prevención del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente (COODITIA) en el ámbito del MTEySS.
Se sanciona la Ley 26390, que prohíbe el trabajo infantil y establece modalidades de protección del trabajo adolescente. Además, se eleva la edad mínima de admisión al empleo en los 16 años, prohibiendo el trabajo de las personas menores de esa edad en todas sus formas, exista o no relación de empleo contractual, y sea el empleo remunerado o no (art. 2). En cuanto a las medidas protectoras del trabajo adolescente, establece, entre otras, una jornada laboral reducida respecto a la de los adultos (6 horas diarias o 36 horas semanales como máximo), a la vez que prohíbe el trabajo nocturno.
La Cámara del Tabaco de Salta, en el marco de la Red de Empresas contra el Trabajo Infantil, crea el Programa Jardines de Cosecha para niños de entre 1 y 8 años, cuyas familias trabajan en el sector agropecuario.
En la Cumbre de La Haya, se establece la “Hoja de ruta para lograr la eliminación de las peores formas de trabajo infantil para 2016”.
Se sanciona la Ley 26.727 que aprueba el Régimen de Trabajo Agrario donde, que prohíbe el trabajo infantil y establece modalidades de protección del trabajo adolescente en el sector. A su vez obliga a los empleadores a habilitar espacios de cuidado y contención adecuados a fin de atender a los niños y niñas a cargo de sus trabajadores durante todo el tiempo que dure la jornada laboral.
Se pone en ejecuación el Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolecente (2011-2015).
El INDEC y el MTEySS implementan el Módulo de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (MANNyA), un cuestionario adjunto a la Encuesta Anual de Hogares Urbanos del tercer trimestre de ese año, en el total urbano nacional.
Argentina integra la Iniciativa Regional América Latina y el Caribe de Trabajo Infantil, junto a 30 países, con el objetivo de acelerar la reducción del trabajo infantil en la región.
Se incorpora al Código Penal el artículo 148 bis, que establece: “Será reprimido con prisión de 1 (uno) a 4 (cuatro) años el que aprovechare económicamente el trabajo de un niño o niña en violación de las normas nacionales que prohíben el trabajo infantil” (Ley 26847/2013).
Se sanciona el Régimen especial de contrato de trabajo para el personal de casas particulares (Ley 26844), que prohíbe la contratación bajo modalidad laboral sin retiro, comúnmente denominada “trabajo con cama adentro”, para los menores de 18 años (art 13).
Se realiza la III Conferencia Global sobre el Trabajo Infantil, en la cual se establece la Declaración de Brasilia.
Se aprobó en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”. La meta 8.7 insta a poner fin a todas las formas de trabajo infantil para el año 2025.
El decreto 1117/2016 establece la determinación de los tipos de trabajo que constituyen trabajo peligroso para menores.
Se realiza la IV Conferencia Mundial sobre la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil en Buenos Aires, donde se proclama la “Declaración de Buenos Aires sobre el trabajo infantil, el trabajo forzoso y el empleo joven”.
Se presenta el Plan Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección del Trabajo Adolescente para el período 2018-2022.
Se realiza la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) para proporcionar información estadística sobre los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años de edad involucrados en actividades económicas y no económicas, especificando características demográficas, educativas y socioeconómicas generales de los hogares de pertenencia. Por primera vez el país cuenta con una encuesta sobre trabajo infantil rural.
La oficina de país de la OIT en Argentina lanza el Proyecto Offside: ¡marcando la cancha!, dirigido a erradicar el trabajo infantil en el sector agropecuario (con foco en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza), con la participación de representantes del gobierno, empleadores y trabajadores.