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ORGANIZACION INTERNACIONAL DEL TRABAJO
Equipo Técnico Multidisciplinario (ETM) San José (Costa Rica) Notas, Estudios y Documentos |
FUERZA LABORAL, INGRESOS Y PODER ADQUISITIVO DE LOS SALARIOS EN CENTROAMERICA, PANAMA Y REPUBLICA DOMINICANA, 1998
PRESENTACION
En 1997 la OIT llevó a cabo una primera encuesta sobre los precios y salarios en Centroamérica, Panamá y República Dominicana, cuyos resultados fueron publicados a principios de 1998, bajo el título PRECIOS Y SALARIOS EN CENTROAMERICA, PANAMA Y REPUBLICA DOMINICANA: UNA ENCUESTA PRELIMINAR.
Dicho estudio permitió desarrollar una metodología de investigación combinando distintas fuentes de información, incluyendo decretos sobre salarios mínimos, encuestas de hogares y una encuesta de establecimientos que investigó a 49 empresas, en su mayoría medianas y grandes, para indagar remuneraciones de mercado de cuatro ocupaciones, aparte del grupo de trabajadores que perciben salarios mínimos.
El estudio preliminar fue presentado en distintas reuniones y foros de los constituyentes de OIT, con quienes se discutió su metodología y alcances, recibiéndose muchas observaciones y sugerencias para un próximo estudio.
Luego de estas consultas se llevó a cabo un nuevo estudio, en 1998, mejorándose la metodología empleada en la encuesta preliminar. Así, en primer lugar se amplió la muestra, que ahora cubrió a 144 establecimientos, con una plantilla promedio de 615 trabajadores. Además se ampliaron los grupos profesionales sobre los que se solicitó información, por lo que la investigación abarca ahora a 16 ocupaciones, incluyendo una de nivel gerencial (gerente de recursos humanos), una de la administración pública central (maestras), una de la administración paraestatal (enfermeras), una del sector público privatizable o que ya ha sido privatizado (operadores de montacargas en puertos) y una de nivel medio-alto dentro de la actividad industrial o comercial privada (analista de sistemas). Además, se incluyó en la muestra a los trabajadores asalariados del sector rural. Ninguno de estos grupos ocupacionales figuraban en el estudio preliminar. Además, se hicieron esfuerzos para introducir la perspectiva del género dentro de la comparación de los salarios.
Por otra parte, el estudio se ha enriquecido con numerosas informaciones relativas a las principales variables del mercado de trabajo de los países considerados; motivo por el cual en esta nueva edición se le ha cambiado el título, llamándose ahora: Fuerza Laboral, Ingresos y Poder Adquisitivo de los Salarios en Centroamérica, Panamá y República Dominicana.
Comparabilidad de las informaciones
Una de las dificultades mayores que enfrenta cualquier estudio internacional se relaciona con la comparabilidad de las informaciones. Aquí se han debido resolver cuando menos tres problemas: El primero es el de la moneda en la que se pagan los salarios. Para facilitar la comparación se decidió convertir los salarios en dólares de los Estados Unidos a tenor de las tasas de cambio vigentes en julio de 1998. Como las monedas nacionales han fluctuado de manera diferente desde entonces, es posible que los costos relativos de la mano de obra hayan variado ligeramente.
El segundo se relaciona con la fecha de referencia para el levantamiento de datos, que también fue julio de 1998. Como los países cubiertos por el estudio pueden tener calendarios diferentes para los reajustes de salarios, también es posible que haya variaciones de salarios entre ellos, que no se reflejan adecuadamente aquí.
El tercer problema (que de hecho es el más complicado y susceptible de reflejarse en las mayores variaciones entre el salario que aquí se consigna y el costo real de la mano de obra), se relaciona con la base del cálculo de la remuneración y la definición de cargas sobre salarios. Aquí se han debido hacer muchos compromisos metodológicos, y en definitiva se optó por tomar como base de la comparación al salario que se paga por hora de trabajo en jornada ordinaria diurna, por ser éste un denominador común en todos los países. En cuanto a las cargas sobre salarios, solamente se han considerado a aquéllas que son obligatorias en virtud de la legislación nacional y que además son perfectamente comparables entre todos los países. Es evidente que el costo de la mano de obra se integra además con otros elementos, como primas por antigüedad, primas de producción, participación en las utilidades, horas extraordinarias, aguinaldo, vacaciones, días feriados, permisos pagados por maternidad o enfermedad y otras bonificaciones de diferente índole. Sin embargo, estos componentes del salario varían mucho de un país a otro, y en algunos casos también de una empresa a otra. De ahí que sean difícilmente comparables, por lo que se debió excluirlas de esta comparación. Sin embargo, debido a la importancia que tienen las mismas en la estructura del costo de la mano de obra, se elaboró un cuadro en el que se ofrece información comparativa sobre las primas y otros costos laborales de fuente legal. Este cuadro ofrece información sobre duración de la jornada y otras condiciones de trabajo, bonificaciones por horas extraordinarias, vacaciones pagadas, licencia por maternidad, aguinaldo y primas por participación en las utilidades de las empresas.
Los principales responsables del presente estudio son el Lic. Miguel Del Cid, Especialista Principal en Empleo e Información sobre el Mercado de Trabajo del Equipo Técnico Multidisciplinario Centroamericano, y Rodolfo Tacsan Chen, Phd., Profesor de Economía de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. Colaboraron con ellos un equipo de encuestadores, que fueron contratados en los distintos países, así como el Lic. Bolívar Pino, responsable del Sistema de Información y Análisis Laboral, SIAL, con sede en Panamá, quien puso a disposición las bases de datos existentes en el mismo.
Arturo Bronstein
Director, Equipo Técnico Multidisciplinario
San José, marzo de 1999
EL CONTEXTO MACROECONOMICO Y DEL MERCADO DE TRABAJO URBANO
Los niveles y diferenciales salariales que se registran entre empresas, ramas de actividad, regiones o países están determinados por un conjunto de variables económicas, sociales y de políticas que se relacionan con las condiciones de oferta y demanda de fuerza de trabajo, el nivel de actividad aconómica, el grado de modernización de la economía, rama o empresa, las competencias de los recursos humanos, el poder de negociación de los trabajadores y la política salarial del Estado.
El estudio examina inicialmente el contexto macroeconómico en que se movieron las economías durante los años 90, poniendo de relieve la irregularidad del crecimiento económico en el conjunto de los países, con una tendencia declinante hacia mediados de la década, con la notable excepción de la República Dominicana. Durante 1997 se registró cierta recuperación del crecimiento económico, que nuevamente se debilitó hacia 1998, siendo más marcado el deterioro en los países afectados por los huracanes de fines de ese año.
La debilidad del crecimiento hacia mediados de la década se asocia con el deterioro de la formación bruta de capital que registró la gran mayoría de los países, así como con los desequilibrios fiscales y externos que condicionan el nivel de actividad económica y sus niveles de empleo e ingresos.
Fuerte crecimiento de la fuerza de trabajo
Durante la década de los noventa, y sobre todo hasta 1996, se acentuaron las presiones de la población sobre el mercado de trabajo, lo cual se reflejó en un incremento de las tasas de participación y en una dinámica de la fuerza laboral que tendió a igualar el crecimiento en la ocupación. En 1997 esa tendencia varió notablemente, ya que la ocupación creció por encima de la fuerza de trabajo en más de un punto porcentual en promedio en la subregión; esto se tradujo en una disminución del desempleo abierto con respecto al anterior.
En este sentido, la mayoría de los países con información comparable entre 1990 y 1997, presentan tasas de crecimiento de la ocupación superiores a la fuerza de trabajo (con excepción de Costa Rica); conllevando a una disminución en la tasa de desempleo urbano, que en el caso de Panamá se reduce en más de cuatro puntos porcentuales.
El rápido crecimiento de la fuerza de trabajo responde a fenómenos demográficos, económicos y sociales. Un primer factor tiene que ver con las migraciones rural – urbanas, las cuales se han mantenido e incluso acentuado en la mayoría de los países, producto del desarrollo desigual de ambos contextos y de los diferenciales de ingresos y de condiciones de trabajo en favor del ámbito urbano. Un segundo elemento se relaciona con la participación creciente en el mercado de trabajo de grupos secundarios de población, en particular amas de casa, jóvenes y hasta niños, que se deben incoporar a la fuerza laboral como resultado del deterioro de los ingresos y condiciones socioeconómicas de los hogares.
La disminución en las tasas de desempleo hacia 1996-97 registrada en gran parte de los países, es válida para los grupos de población más afectados por subutilización, esto es, los jóvenes y mujeres, pero aún así, ambos grupos siguen registrando tasas de desempleo muy superiores al promedio general en casi todos los países, reflejando problemas de discriminación y/o exigencias crecientes de competencias y experiencias laborales por parte del mercado
Persiste un amplio sector informal
Por su parte, desde el punto de vista del grado de modernización de los mercados de trabajo, dos países (Costa Rica y Panamá) mantienen estructuras de empleo relativamente más modernas, con una importancia relativa del sector formal de alrededor de dos tercios del empleo urbano total. Aún así, se debe señalar que en ambos casos el empleo informal registró un ritmo de crecimiento relativamente mayor que el empleo moderno, con lo cual aumentó levemente su peso relativo entre 1990 y 1997.
En los demás países (El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana) el sector informal tiene un peso de alrededor del 50% del empleo urbano, siendo Nicaragua el país con esa estructura del empleo más precaria. Por ausencia de encuestas de empleo recientes, no se conoce la estructura del empleo de Guatemala; sin embargo, a inicios de la década presentaba cifras parecidas a este segundo grupo de países.
En el conjunto de los países con información disponible se produjo una cierta tendencia hacia la informalización del mercado laboral (con excepción de El Salvador), ello a pesar del importante ritmo de crecimiento del empleo moderno. Solamente en el caso de El Salvador, el ritmo de crecimiento del empleo moderno más que duplicó el crecimiento del empleo informal, con lo cual este último redujo su importancia relativa en casi cinco puntos porcentuales.
Persiste una brecha importante en materia de formación de recursos humanos
Una variable importante en la explicación de los diferenciales de ingresos de la población, y que determina las posibilidades de aprovechar los progresos de la globalización y el desarrollo tecnológico es la educación y formación de los recursos humanos.
La subregión en su conjunto marcha un tanto a la zaga en esta materia respecto a los países más avanzados del norte y del sur, sobre todo en los casos de Honduras, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana y Guatemala, donde las proporciones de trabajadores sin instrucción o solamente con educación primaria se ubica entre la mitad y dos tercios del total de esa fuerza de trabajo. Solamente Costa Rica y Panamá muestran progresos sostenidos en la formación de sus recursos humanos, medidos a partir de la contención del analfabetismo y del aumento de la proporción de fuerza de trabajo con algún grado de educación superior; tendencias que reflejan el mayor esfuerzo de inversión realizado por estos dos países en el desarrollo de sus recursos humanos. Este elemento, y su incidencia sobre la productividad, contribuye a explicar los mayores niveles salariales vigentes en Costa Rica y Panamá respecto a los demás países de la subregión.
El problema no es solamente cuantitativo, sino también cualitativo; y en tal sentido, todos los países deben emprender mayores esfuerzos para elevar la calidad de la enseñanza formal, para formar hombres y mujeres con capacidad para aprender, para ser crecientemente creativos, reflexivos y emprendedores, de modo que la educación se pueda convertir en un instrumento efectivo de movilidad social. En tal sentido también conviene destacar que con la excepción de Costa Rica y Panamá la cobertura de los programas de formación profesional es bastante limitada, además de que prevalecen problemas de inadecuación entre el contenido de los programas y las nuevas exigencias del mercado por competencias crecientes de fuerza de trabajo.
PRECIOS Y COSTO DE LA CANASTA BASICA
En los años noventa se han mantenido las presiones inflacionarias de la pasada década, con excepción de Nicaragua, que ha logrado estabilizar precios a partir de 1991, luego de una década de inflación altísima. Honduras ha sido el país con el mayor índice inflacionario, mientras que Panamá ha tenido la inflación más baja, debido a su particular sistema monetario.
Por su parte, las estimaciones del costo de la canasta básica alimentaria (CBA) en los países siguen metodologías similares, que parten por identificar los alimentos necesarios para cubrir los nutrientes o necesidades calóricas de una familia tipo (alrededor de 2,300 kilocalorías por persona, por día); luego se estructura la CBA, considerando los hábitos de consumo de la población de cada país.
Dejando a salvo algunas reservas, que se relacionan con la antigüedad de las encuestas que registran los hábitos de consumo y los alcances del proceso de muestreo de los hogares investigados, Santo Domingo y Panamá aparecen como las ciudades con canastas básicas más caras, mientras que San Salvador y San José tendrían las canastas más baratas.
El estudio investigó también los precios de otros bienes y servicios de una canasta ampliada a fin de identificar el poder de compra de los salarios, incluyéndose algunos como: un uniforme escolar, un televisor común, una consulta médica privada, un KW hora de electricidad doméstica, una entrada a un espectáculo deportivo, etc.
Algunas consideraciones que se pueden extraer de la información levantada son las siguientes:
Salarios mínimos
En materia de salarios mínimos, el estudio muestra que prevaleció una política de salarios un tanto diferenciada entre países, con incrementos nominales que más que se triplicaron en el caso de Costa Rica (3.5 veces); y más que se cuadruplicaron en Honduras (4.6 veces), mientras que en Panamá sólo aumentan en 30% entre 1990 y julio de 1998 Sin embargo, en términos reales, en cuatro de los siete de los países considerados, el poder adquisitivo de los salarios en julio de 1998, era inferior al vigente en 1990. La excepción sería Panamá, Honduras y República Dominicana, donde los salarios mantienen su poder adquisitivo del año base escogido; siendo superior en casi 7% en República Dominicana, 13.8% en Honduras y 19% en Panamá.
En esta sección el estudio presenta información sobre salarios medios de mercado para 16 ocupaciones vinculadas a distintas ramas de actividad, incluyendo tres ocupaciones típicas del sector público: maestros de escuela, enfermeras y conductores de montacarga en puertos del Estado. El estudio incorporó ocupaciones con distintos niveles de calificación, considerando personal profesional y en posiciones ejecutivas en las empresas. Las otras ocupaciones corresponden a: peones agrícolas, operarios de industrias de alimentos y bebidas, operario cosedor a máquina de industria textil, operario cosedor a máquina de zonas francas, soldadores, albañiles, dependientes del comercio, saloneros de restaurantes, recepcionistas de hotel, cajeros de banco, secretarias (escala más baja) analistas de sistemas, gerentes de recursos humanos.
Un primer elemento que constata el estudio es la fuerte correlación positiva entre los salarios y el nivel de calificación de la fuerza de trabajo. Esta correlación se acentúa en países con mayores rezagos en la calidad de sus recursos humanos (es decir de mayor escasez relativa de personal calificado). Así por ejemplo, los diferenciales entre los salarios medios de gerentes de recursos humanos respecto a los peones agrícolas es de 21 veces en el caso de Nicaragua y de 17 veces en El Salvador, mientras ese diferencial es de 5 y 7 en Costa Rica y Panamá respectivamente.
Una muestra de la importancia que tiene el grado de organización sindical sobre las remuneraciones se tiene en el caso de la construcción en Panamá, donde los salarios son significativamente superiores al resto de los países, debido, además de la intensidad relativa en el uso de capital en la actividad, a que existe un alto nivel de sindicalización y los salarios se rigen por convenio colectivo de trabajo pactado entre un sindicato único y la Cámara Panameña de la Construcción.
Prevalecen brechas entre los salarios de hombres y mujeres en ocupaciones que suponen iguales niveles de calificación, lo cual sugieren situaciones de discriminación salarial en contra de las mujeres. No existe un patrón claro en los diferenciales salariales por sexo, pero en algunos países como Costa Rica, El Salvador y Honduras los diferenciales se reducen entre las ocupaciones de menor calificación (por ejemplo entre operarios de industrias alimenticias), debido probablemente a la mayor influencia del salario mínimo sobre el salario medio de esa ocupación. Sin embargo, en esos mismos países, los diferenciales por sexo, por ejemplo entre cajeros de bancos, tienden a ser mayores, quizás por ser una ocupación más sujeta a las relaciones de mercado.
En el análisis de los diferenciales entre salarios mínimos y medios de mercado se pueden observar al menos dos situaciones. Primero que los diferenciales tienden a reducirse en el caso de los países donde los salarios mínimos influyen mucho sobre los salarios de mercado, especialmente para ocupaciones de menores calificaciones (el caso aparentemente de Costa Rica para algunas ocupaciones). En otras palabras, se trata de situaciones en que el mercado tiende a remunerar a la fuerza de trabajo no muy por encima de los salarios mínimos, ya sea por la insuficiencia de las calificaciones involucradas, por una sobreoferta de fuerza de trabajo, por una limitada capacidad de los trabajadores en negociar aumentos salariales, o incluso debido a una política muy activa de salarios mínimos.
Una segunda situación clara se observa en países en que la política de salarios mínimos ha quedado un tanto rezagada respecto a los salarios de mercado, donde los diferenciales entre salarios medios y mínimos tiende a ser alta (caso de Nicaragua).
SALARIOS Y COSTO DE LA MANO DE OBRA
Un tema que interesa a la inversión se refiere a los desembolsos en que incurren las empresas como parte de los gastos salariales, en términos de seguridad social, formación profesional, aguinaldos, vacaciones, etc. Estos gastos amplían el poder de compra de los salarios y el nivel de bienestar de los trabajadores, y en contrapartida, inciden sobre el costo de la mano de obra y la competitividad de las empresas. Por ello, las empresas, en sus decisiones de invertir, ponderan no sólo el salario monetario prevaleciente, sino el costo laboral total, que incluye esos otros componentes. Además, en el terreno de la competitividad regional y mundial, interesa no solamente estos costos en monedas nacionales sino, sobre todo, en divisas.
Los indicadores que se comentan se refieren a las prestaciones y beneficios establecidos por ley como porcentaje del salario bruto, y provienen de estimaciones hechas en las cámaras empresariales, así como en los ministerios de trabajo de los países. Corresponden a tasas, impuestos y cotizaciones pagadas regularmente sobre el monto de la planilla, así como a otros cargos de pago cierto (aunque diferido a lo largo del año) que efectúan las empresas (seguro social, riesgos profesionales, vacaciones, aguinaldos, aportes a instituciones de capacitación y otras contribuciones obligatorias de desembolso corriente); excluyendo obligaciones de pago contingente y otras derivadas de convenios colectivos, o prestaciones que se hacen efectivas al concluir una relación laboral.
El costo de mano de obra difiere en un cierto rango entre países, dependiendo de los beneficios concedidos por la legislación laboral en cada caso. Así, Costa Rica y Panamá son los países que presentan cargas laborales más altas (respectivamente 37.25% y 34.43%), mientras que las más bajas se dan en El Salvador.
Al incorporar las cargas laborales adicionales al salario mínimo industrial, se tiene una relación de costo laboral para los operarios industriales considerados, que asciende en el caso de Panamá a US$ 1.45 por hora, seguido de Costa Rica (US$ 1.29); mientras que el menor costo laboral por hora de trabajo se produce en Nicaragua (US$ 0.28).
Traduciendo estos datos en un índice de costo laboral mínimo se tiene que los costos laborales en Panamá representan alrededor de 5.3 veces los correspondientes a Nicaragua.
Los resultados del ejercicio de cálculo de costos laborales considerando los salarios medios pagados a operarios de industria textil (cosedores a máquina) muestran tendencias similares en la diferenciación de costos por país, apareciendo con costos laborales más bajos Honduras y con costos más altos Panamá en una relación casi de 2.8 a 1.
Al comparar estos costos laborales de operarios industriales (considerando salarios de mercado) con los correspondientes de algunos países de suramérica, se tiene que con excepción de Panamá y Costa Rica, los países del istmo centroamericano y República Dominicana aún presentan estructuras de costos laborales inferiores a los países de costos de mano de obra más barata de aquella región. En todo caso, los costos laborales en estos dos países centroamericanos (para dicha ocupación), siguen siendo inferiores a los vigentes en Argentina, Brasil y Chile.
Se debe tener en cuenta que el costo laboral total, medido en divisas, no sólo depende de la política salarial y de las otras obligaciones laborales vigentes en los países, sino que también es muy sensible a las variaciones en las tasas de cambio.
Por último, también se debe reiterar que el costo laboral no es el único (ni quizás el más importante) factor de competitividad que pondera la inversión entre los países. También pesa mucho el nivel de desarrollo y eficiencia de la infraestructura (calidad y precios de las comunicaciones, energía puertos, servicios bancarios, fiscales, etc.), la seguridad jurídica, la estabilidad político-social y las competencias y calidad de los recursos humanos.
PODER ADQUISITIVO DE LOS SALARIOS En relación al poder de compra de las remuneraciones, el estudio presenta una relación de las CBA’s que se pueden adquirir a distintas tasas de salarios mínimos y de mercado. Complementariamente se presentan ejercicios de los tiempos de trabajo requeridos a tasas de salarios mínimos y a salarios de mercado de distintas ocupaciones para adquirir determinados alimentos y otros bienes no alimentarios y servicios.
En todos los casos se destaca el mayor poder adquisitivo de los salarios mínimos en Costa Rica y de los salarios de mercado en Panamá para las distintas ocupaciones, mientras que el menor poder adquisitivo correspondería a Nicaragua, Honduras y Guatemala.
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