El PRESIDENTE — El siguiente punto del orden del día es el informe
de la Comisión del Desarrollo de Recursos Humanos que figura en las Actas
Provisionales núm. 21.
Doy la palabra al Sr. Chetwin, Ponente de la Comisión, para que presente
el Informe.
Original inglés: Sr. CHETWIN(delegado
gubernamental, Nueva Zelandia; Ponente de la Comisión del Desarrollo
de Recursos Humanos) — Como Ponente de la Comisión del Desarrollo
de Recursos Humanos tengo el honor de presentar el informe de la Comisión
a la 88.ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.
El informe fue adoptado por la Comisión ayer martes 13 de junio y
figura en las Actas Provisionales núm. 21.
Los debates de la Comisión se centraron en torno a una serie de cuestiones
que figuran en el Informe V titulado «La formación para el empleo:
La inserción social, la productividad y el empleo de los jóvenes».
Los debates de la Comisión se vieron muy enriquecidos por la amplia
gama de experiencias, conocimientos y perspectivas que aportaron los miembros
trabajadores, empleadores y gubernamentales de la Comisión.
La Comisión llegó a un acuerdo muy amplio sobre los problemas
que se plantean en el desarrollo de los recursos humanos y sobre los enfoques
disponibles para tratarlos. Las conclusiones fueron adoptadas por consenso y
tan sólo dos puntos de las mismas fueron sometidos a votación.
La Comisión identificó dos tipos de motores de cambio en el
mundo del trabajo. Aquellos que se derivan de la mundialización y la
tecnología y los que se generan dentro de las empresas. En este contexto,
el desarrollo de los recursos humanos forma parte tanto de las respuestas económicas
como de las respuestas sociales a dichos motores de cambio.
Las respuestas económicas y las formas de promover la competitividad,
la productividad y la empleabilidad en el ámbito social atienden a los
objetivos de la equidad, la inclusión social y la no discriminación.
Para lograr enfrentar estos desafíos, la educación ha de ir
a la par de políticas sociales, económicas y laborales amplias.
En las conclusiones de la Comisión se explora todo el espectro de la
formación inicial, la formación profesional y la formación
continua.
La educación y la formación son un derecho para todos, con
la consiguiente responsabilidad de aprovechar las oportunidades brindadas. Sin
embargo, hay una serie de factores que pueden limitar, de manera considerable,
las oportunidades de que disponen muchas personas. Existe en particular la necesidad
apremiante de aplicar estrategias nacionales e internacionales para eliminar
el analfabetismo.
Para tener éxito en la lucha contra la exclusión social, las
estrategias de educación y formación han de centrarse especialmente
en las mujeres y en las personas con necesidades particulares. En opinión
de la Comisión, la formación también puede ayudar a transformar
el sector no estructurado para poder pasar de actividades de supervivencia a
la actividad económica normal.
La Comisión adoptó una definición amplia de la empleabilidad.
Se trata de la capacidad de una persona de conseguir y de conservar un empleo,
de progresar en el empleo y de hacer frente al cambio en su vida activa. La
amplitud de esta definición ha tenido grandes repercusiones, en la opinión
de la Comisión, sobre la senda futura del desarrollo de los recursos
humanos.
El coste de la educación y la formación debería, a juicio
de la Comisión, considerarse como una inversión. Hay una serie
de influencias que puede dar lugar a que el nivel de esa inversión no
sea óptimo, sobre todo en los países menos adelantados.
La inversión en educación y formación puede ser una
responsabilidad compartida por los sectores público y privado. Las funciones
de los gobiernos, las empresas y las personas a título individual están
vinculadas con la combinación de objetivos de la sociedad, las empresas
y los objetivos individuales.
Las asociaciones entre gobiernos y empresas, entre gobiernos e interlocutores
sociales o entre los propios interlocutores sociales, también pueden
ayudar a que se realice una inversión adecuada. Existe una serie de mecanismos
para propiciar la inversión en materia de formación y educación.
La Comisión insta a la OIT a que elabore una base de datos sobre los
niveles actuales de inversión en la educación y formación,
y a que cree una serie de parámetros diferenciados por región,
tamaño de la empresa e industria o sector, de ser posible.
Las conclusiones de la Comisión presentan los retos y oportunidades
que plantean el avance rápido de las tecnologías de la información
y de la comunicación. Se ha comprobado la existencia de un importante
déficit numérico en el plano de los países, las comunidades
y las personas.
Los gobiernos y las empresas tienen una función que desempeñar
en el aumento de la inversión y la promoción del desarrollo de
las competencias en materia de tecnologías de la información y
de infraestructura. No obstante, las tecnologías de la información
y la comunicación, si bien exigen nuevas competencias, también
ofrecen nuevos métodos para la formación y la educación,
siempre y cuando se superen los problemas de acceso. En el caso de los países
menos adelantados, la OIT y las organizaciones de desarrollo regionales e internacionales
hacen frente a un gran reto; no sólo han de facilitar el acceso a la
tecnología de la información y la comunicación, sino que
además han de velar por que los programas de ajuste estructural y de
desarrollo den prioridad al desarrollo de los recursos humanos.
Las conclusiones de la Comisión destacan que los marcos estratégicos
de cualificaciones nacionales pueden ayudar tanto a las empresas como a los
trabajadores. Las características deseables de estos marcos se identifican
incluyendo la importancia de reconocer la formación básica y la
formación no estructurada, así como la participación tripartita.
Se propone que la OIT cree una base de datos sobre las prácticas óptimas
en materia de desarrollo de marcos estratégicos, conduzca un estudio
sobre la comparabilidad de esos marcos e investigue el reconocimiento del aprendizaje
básico.
La Comisión también insta a que se fortalezca el diálogo
social y las asociaciones en materia de formación y desarrollo, se desarrollen
políticas y estrategias a nivel nacional y se integren con las políticas
económicas y de empleo.
Se insta a la OIT a que lidere el esfuerzo internacional para desarrollar
la capacidad institucional en materia de diálogo y asociaciones en este
ámbito. La negociación colectiva es también considerada
como uno de los medios para crear las condiciones óptimas para mejorar
la formación a nivel de sectores y de empresas.
Por último, la Comisión propone que la Recomendación
sobre desarrollo de recursos humanos, 1975 (núm. 150), se revise para
reflejar el nuevo enfoque dinámico de la formación. Se sugiere
asimismo un mandato para dicha revisión.
Además, se propone que la nueva recomendación se vea complementada
por una guía práctica y una base de datos que la OIT deberá
mantener actualizada.
El informe que tienen ante sí es el resultado de un esfuerzo de equipo.
Quisiera destacar el gran talento de mando de que ha hecho gala nuestro Presidente,
el Dr. Mishra, que ha guiado a la Comisión a través de unos debates
largos y complejos.
Los Vicepresidentes, el Sr. Patel (miembro trabajador) y el Sr. Renique (miembro
empleador), han demostrado que sentían apego por un enfoque que se basa
ahora en la identificación conjunta de los problemas y su solución,
enfoque en el que fueron apoyados por los miembros gubernamentales.
Como ya he mencionado, el debate general de la Comisión fue muy amplio
y profundo. A pesar de ello, el informe, de manera escueta, plasma la diversidad
y el equilibrio de dicho debate, por lo que agradezco a la Secretaría.
He de reconocer la contribución de la Secretaría en la labor
de la Comisión en general.
La Comisión se ha reunido hasta tarde en algunas ocasiones, incluso
hasta la media noche. Cuando acabamos nuestra labor empezó el trabajo
de la Secretaría, que ha hecho frente a ese reto con abnegación,
gran energía y competencia.
He aquí el informe, que someto a su consideración.
Original inglés: Sr. RENIQUE(consejero
técnico de los empleadores; Vicepresidente empleador de la Comisión
del Desarrollo de Recursos Humanos) — En dos semanas hemos llegado a un
firme consenso sobre las principales cuestiones y los objetivos de la educación
y la formación. Algunos desde fuera dijeron que sería muy fácil
puesto que éste no es un tema polémico y redunda en interés
de todos. ¡Tendrían que haber participado ustedes en las reuniones
de nuestra Comisión! Claro que la educación es positiva para todos,
al igual que la formación permanente, pero esto supondría llegar
a conclusiones sin muchas repercusiones ni orientaciones sobre buenas prácticas.
En la Comisión excavamos mucho más y entramos en debates espinosos
que permitieron aclarar opiniones y conceptos. Empezamos por el amplio contexto
de la economía, hablamos de las necesidades de las empresas y los trabajadores,
y resaltamos los deberes de todos los interlocutores y la manera en que pueden
establecer asociaciones entre ellos.
El informe de la Comisión es de suma actualidad y puede inspirar a
gobiernos, empleadores y trabajadores así como a sus organizaciones.
Permítanme señalar una serie de aspectos que consideramos sumamente
útiles. Primero, estamos totalmente de acuerdo con la idea de que la
idoneidad para el empleo permite matar dos pájaros de un tiro puesto
que contribuye al desarrollo económico, al pleno empleo y a la inclusión
social. Esto lo enunciamos claramente en el informe y lo apoyamos totalmente.
Segundo, hemos hecho frente a los sesgos negativos del informe V sobre la mundialización.
En primer lugar tuvimos que tener presente que la mundialización no es
más que una de las fuerzas que influyen en nuestra economía y
nuestro mercado de trabajo. Nos complace sobremanera que en el informe se haya
adoptado un enfoque mucho más amplio. Además, se reconoce plenamente
que la educación y la formación son necesarias para poder aprovechar
plenamente las nuevas oportunidades que se ofrecen a las empresas. La educación
y la formación son el combustible de la competitividad de las empresas
y el crecimiento económico, pero al mismo tiempo se reconoce que también
pueden dar una respuesta social adecuada a la evolución de la economía
y la sociedad, incluyendo la mundialización. Recalcamos que la política
de educación y formación por sí sola no puede garantizar
el desarrollo socioeconómico sostenible, por lo que en el informe se
alienta a los gobiernos a coordinar sus políticas, incluyendo la política
del mercado de trabajo, la política económica y la política
fiscal.
El Grupo de los Empleadores lamenta que no hayamos dedicado más tiempo
al tema del desempleo de los jóvenes. Este es un tema que debería
recibir una atención especial y una cooperación mutua por parte
de más departamentos. El desempleo de los jóvenes tiene distintas
formas en los países en desarrollo y los países industriales pero
en todos estos países se plantea la cuestión de garantizar una
transición sin tropiezos de la educación al trabajo. Es importante
que haya disposiciones de seguridad. Por ejemplo, si un joven no emprende la
senda correcta en el mercado de trabajo puede que lo perdamos para siempre.
Esto debería tenerse en cuenta cuando la OIT acepte nuestro consejo de
seguir trabajando sobre la base de este informe.
Una novedad de este informe reside en que los interlocutores sociales pidan
participar en las políticas de educación básica. En muchos
países ya participamos intensamente como interlocutores sociales en la
política de educación y profesional. Pero, ¿por qué
queremos participar en la educación básica? La respuesta es sencilla.
Al igual que la guerra es demasiado importante para dejarla en manos de los
generales, la educación es demasiado importante para dejarla en manos
de los docentes y los políticos. La educación es el cimiento del
aprendizaje a lo largo de toda la vida. Cuanto antes se empiece, más
se podrá utilizar la formación permanente y mejores resultados
se obtendrán. Que no haya malentendido, los empleadores nunca asumirán
la misma responsabilidad en materia de educación básica que en
el caso de la formación profesional. Su participación se concentrará
en los principales temas de la política educativa. Aun así, esto
puede dar lugar a un diálogo muy fructífero. Pensamos que podemos
compartir muchas experiencias acerca de los nuevos métodos de trabajo,
las nuevas formas de organización, la utilización de las tecnologías
de la información y la comunicación, y podemos hablar de nuestras
experiencias a escala nacional para ver de qué manera la educación
puede modificarse en función de la evolución de las empresas y
la sociedad. Nos complace, pues, que esta observación se tenga en cuenta
en nuestro resultado final. También creemos que podemos contribuir en
la evaluación de la calidad de la educación. Nuestra impresión
general es de que a los políticos lo que les preocupa más bien
es mostrar cifras que controlar el resultado de las enormes inversiones colectivas
en distintos países. Recientemente participé en el informe llamado
In search of quality (En busca de la calidad), publicado en febrero de este
año, donde se recoge la experiencia de siete organizaciones de empleadores
europeos en lo que respecta a la calidad de la educación básica.
Les recomiendo este informe puesto que es un síntoma de que los empleadores
realmente desean participar, y que se les consulte sobre las grandes líneas
de la política educativa.
Con respecto a la formación adicional, las conclusiones del informe
son tan ricas que llevaría demasiado tiempo mencionar todos los conceptos
y las disposiciones propuestas. Aun así, quiero referirme a lo principal.
Hemos convenido en un concepto amplio de idoneidad para el empleo que también
incluye las competencias genéricas como la comunicación, la tecnología
de la información y la comunicación e idiomas, así como
múltiples competencias procedentes de distintas ramas profesionales.
También abarca la preparación en diversas competencias empresariales
y nos satisface particularmente que los trabajadores estén de acuerdo
en que la educación y la formación deberían proporcionar
no sólo conocimientos sino también amplias competencias puesto
que ello supone la capacidad de actuar y comportarse según altos niveles
profesionales. Además, implica las actitudes necesarias para tener un
comportamiento profesional. Aceptamos plenamente el problema planteado por los
trabajadores en cuanto a que las actitudes son más difíciles de
evaluar. También estamos de acuerdo en que esta evaluación no
ha de suponer un juicio moral respecto de los trabajadores. Ahora bien, en todos
los sectores vemos que hay una creciente demanda de competencias y calificaciones
personales incluyendo las actitudes. Hemos tenido poquísimo tiempo para
examinar esta cuestión a fondo. Pero queremos que prosiga el diálogo
sobre la cuestión. Subrayamos que la idoneidad para el empleo es una
condición importante para lograr el crecimiento económico. Al
mismo tiempo, tendría poco sentido que la gente invirtiera en ella si
a nivel nacional no hay ningún compromiso ni inversión alguna
en las políticas económicas y de mercado de trabajo para aumentar
el crecimiento económico y las oportunidades de trabajo. Huelga decir
que las empresas siempre intentan garantizar su futuro y ampliarse, lo que a
nivel macroeconómico genera más empleo. Así que el concepto
de idoneidad para el empleo es un reto para los trabajadores, las empresas y
los gobiernos, y en ningún caso es responsabilidad exclusiva de los trabajadores.
Esto encaja muy bien con la responsabilidad tripartita de invertir en educación
y formación, tal y como se expresó en la Carta de Colonia de los
G-8, en la que se hace un llamamiento para que los tres interlocutores apoyen
la formación a lo largo de toda la vida; para que los gobiernos inviertan
para acrecentar la educación y la formación a todos los niveles;
para que el sector privado imparta formación a los actuales y futuros
trabajadores, y para que las personas, a título individual, desarrollen
sus propias competencias y carreras. A este respecto, he de mencionar que la
voluntad expresada claramente por los gobiernos y los empleadores de garantizar
el acceso a la formación implica, por otra parte, la responsabilidad
del individuo de aprovechar las oportunidades que se le ofrecen y aportar su
granito de arena a su propio desarrollo, al menos en lo que se refiere al tiempo.
Quiero referirme a un folleto elaborado recientemente por la Confederación
de Empleadores Suecos en el cual se dice que, a la postre, incumbe a la persona
la responsabilidad de su propio desarrollo. Escuelas y empresas pueden facilitar
las oportunidades para desarrollar las competencias pero no pueden hacerse cargo
de la persona.
Aparte de la opinión común en cuanto a las ventajas que tiene
el crecimiento económico para las empresas y los trabajadores, también
reconocemos que sobre todo los países en desarrollo tropiezan con dificultades
para ponerse al día. Esto lo reconocemos y en el informe hacemos un doble
llamamiento: que la OIT, en cooperación con otras organizaciones internacionales,
preconice que la educación y la formación sean prioritarias en
los programas de apoyo a los países en desarrollo, y que, al mismo tiempo,
los propios países en desarrollo hagan un esfuerzo decisivo para que
la educación y la formación encabecen sus propios programas.
Hemos ahondado en la cuestión de la asociación. Les ahorro
los detalles sobre las definiciones, pero sí resaltaré que el
diálogo tripartito y paritario y las disposiciones conexas son instrumentos
muy importantes para la formación permanente.
Los tres pilares de la Carta de Colonia que acabo de citar deben destacarse.
Hay mucho que ganar con la inversión compartida y los esfuerzos concertados,
mientras que hay mucho que perder si atribuimos toda la responsabilidad tan
sólo a uno de los interlocutores.
Creemos que los interlocutores son quienes han de decir cuáles de
los múltiples instrumentos de financiación de la formación
permanente han de utilizarse. La OIT no debería recomendar un método
en particular. Por otra parte, como se recomienda en el informe, sería
muy útil que la OIT hiciera un compendio de la práctica existente
y lo pusiera a disposición de los Miembros.
Asimismo, temas como el Marco Nacional de Calificación y el reconocimiento
de la formación previa deberían encabezar la lista de prioridades
del diálogo tripartito nacional, y en este ámbito la OIT podría
recopilar información sobre buenas prácticas.
La OIT no puede ni debe hacer todo el trabajo que se recomienda en este informe
por sí sola. El Grupo de los Empleadores está convencido de que
se puede ganar mucho mediante la cooperación con la OCDE y la UNESCO,
por ejemplo, y también con instituciones privadas como la Asociación
Americana de Formación y Desarrollo (ASTD), que lleva a cabo interesantes
cotejos de prácticas óptimas e investigaciones en el campo de
la formación.
Si se utilizaran las estadísticas de la ASTD estamos seguros de que
la llamada paradoja de la formación no se hubiera introducido en el informe
V de la Oficina.
Finalmente, para darles una idea de la combinación que buscamos entre
la seriedad y humor, quiero revelarles el secreto de la razón de que
en ninguna parte de nuestro informe se encuentre la palabra paradigma, aunque
nosotros los empleadores la hemos utilizado varias veces en la declaración,
indicando que el nuevo diseño que se necesita para la educación
en vista de los nuevos métodos de trabajo en las empresas requiere la
utilización de la tecnología de la cooperación y de la
información.
La semana pasada vi en la televisión italiana un concierto de Pavarotti,
con invitados de muchos países sudamericanos; uno de ellos era norteamericano,
y cantó una canción cuyo título en inglés significa:
¿Me das algún peso? Estamos totalmente de acuerdo con el Grupo
de los Trabajadores en que esto se parece demasiado a la inversión insuficiente
en la formación. Por un lado se ahorran centavos y por el otro se derrochan
fortunas. Por eso no pedimos que se enmiende este punto de la resolución.
Finalmente, acogemos con beneplácito las conclusiones de la Comisión
y apoyamos la propuesta de considerar una revisión de la Recomendación
núm. 150 en la futura labor de la OIT.
Original inglés: Sr. PATEL(delegado
de los trabajadores, Sudáfrica; Vicepresidente trabajador de la Comisión
del Desarrollo de Recursos Humanos) — Hay dos realidades que forman el telón
de fondo de la Comisión.
Por una parte, se han cumplido las expectativas. Estamos ante una importante
revolución del desarrollo y la transmisión de conocimientos e
información, que conecta a las personas a través de las fronteras
y de los husos horarios, permite intercambiar datos, experiencias y opiniones
a una rápida velocidad, conecta a ochenta millones de ordenadores con
unos 300 millones de usuarios de Internet, un proceso de difusión de
conocimientos sin parangón en la historia.
Por otra parte, tenemos un potencial sin desarrollar. Hay millones de adultos
analfabetos en el mundo. Es decir, el equivalente de la población de
la Unión Europea, más del doble de la población de los
Estados Unidos. Seres humanos que no pueden utilizar los instrumentos que facilitan
el conocimiento, ni siquiera los de la antigua economía.
La Comisión debe elaborar una serie de conclusiones que indiquen qué
función desempeñan el desarrollo de recursos humanos y la formación
en esas dos realidades y que permitan explotar el potencial de la enseñanza
y la formación para transformar nuestro mundo, nuestra realidad humana
y social común, a fin de que todas las personas puedan desarrollar su
pleno potencial y de que cada país pueda tener la capacidad de hacer
frente a los retos de los ciudadanos y de los pueblos.
Las conclusiones de la Comisión son un resultado excelente, un producto
de calidad obtenido en profundos debates detallados realizados en un entorno
favorable donde se comparte información, donde se entablan negociaciones.
No se trata de una serie de argumentos trillados estructurados sólo para
presentar algo a la Conferencia, sino que es un texto visionario y profundo.
En las conclusiones figuran ciertos conceptos importantes y nuevos, que recogen
las reflexiones y las políticas actuales en materia de desarrollo de
los recursos humanos y ofrecen una excelente base para que los países,
los empleadores y los trabajadores puedan aprovechar las oportunidades que ofrecen
la enseñanza y la formación.
¿Cuáles son los adelantos más importantes para los trabajadores
y las empresas, para los hombres y las mujeres, y para los marginados sociales?
Las conclusiones respaldan el principio de que la experiencia y los conocimientos
adquiridos en la universidad de la vida, en la dura escuela del trabajo, en
casa o en la comunidad han de reconocerse. Esto exige que se definan claramente
los conocimientos y se convenga en un método para cuantificarlos y evaluarlos.
Las conclusiones proponen que se establezca un marco nacional de calificaciones
que integre las distintas formas de adquisición de conocimientos, desde
la educación formal o informal a la experiencia en el trabajo, o el aprendizaje
en el empleo. Estos conocimientos serán definidos, evaluados y certificados.
Los conocimientos adquiridos en el trabajo serán reconocidos mediante
un sistema nacional de competencia, que servirá de base para que éstos
se reconozcan a fin de obtener el acceso a las instituciones de enseñanza
pública y privada.
Las capacidades ocultas deberían ser reconocidas explícitamente,
según las conclusiones de la Comisión. Por ejemplo, el paso al
sector de los servicios, dominado por las trabajadoras, depende, por lo general,
de una mayor capacidad para comunicarse y para resolver problemas, que no siempre
se reconoce en los sistemas de recompensa. En las nuevas formas de organización,
por ejemplo, las estructuras de gestión menos jerarquizadas, la responsabilidad
de la dirección de la empresa pasa en cierta medida a los trabajadores,
según las conclusiones. Esto debería reconocerse plenamente y
recompensarse en concordancia.
Las conclusiones constituyen un gran éxito, porque todos estos conocimientos
oficiales u oficiosos, escondidos o no, se reconocerán.
Las conclusiones definen la función de la negociación colectiva
como instrumento para establecer «estructuras de reconocimiento y de compensación,
incluso de remuneración».
Se trata de reconocer el valor de un sistema de aprendizaje y de trabajo
sin fisuras que transforme verdaderamente nuestra economía y nuestra
sociedad, y prevea una formación continua como medio para mejorar constantemente
el trabajo y el estilo de vida.
Afortunadamente, las conclusiones instan encarecidamente a que se desarrolle
de forma tripartita el sistema de normas.
Las conclusiones reconocen el tremendo potencial que tienen las nuevas tecnologías
de la información y de las comunicaciones para el desarrollo de las economías
y, para difundir los conocimientos. Reconocen también el peligro que
supone el ensanchamiento de la brecha digital, que puede empeorar las desigualdades
respecto de la educación y la formación entre las zonas rurales
y las urbanas, entre los ricos y los pobres, entre los que han recibido enseñanza
básica y los que no la han recibido, entre los países desarrollados
y los países en desarrollo.
Se han presentado muchas propuestas concretas para elaborar una infraestructura
de los conocimientos completa que promueva el acceso para todos a las oportunidades
que abren las tecnologías de la información y de las comunicaciones.
Una propuesta especialmente innovadora es alentar a las empresas a ofrecer ordenadores
y el acceso a Internet a los trabajadores en su domicilio a fin de fomentar
la difusión de la tecnología de la información y de las
comunicaciones y su acceso en la sociedad. La utilización de esas tecnologías
en la educación y en la enseñanza puede mejorar la calidad y el
acceso a la formación. Lo apoyamos plenamente.
Las conclusiones contienen un elemento sustancial sobre el papel de la educación
y la formación en el sector no estructurado, elemento en el que debería
basarse todo el trabajo de la OIT en materia de educación en el sector.
Se reconoce que la enseñanza no debe impartirse para mantener a la gente
en ese sector o para ampliarlo, sino que junto con otras medidas debería
tratar de transformar estas actividades de mera supervivencia en un trabajo
decente, plenamente integrado en la vida económica general del país.
Esto reviste suma importancia.
El derecho a la educación y a la formación, a la educación
primaria y secundaria de calidad, gratuita, pública y universal para
todos los niños queda explícito. También se reconoce el
papel de la formación y la educación en la lucha contra la discriminación
y en la promoción de la igualdad social. En las conclusiones se admite
que la educación y la formación son necesarias pero se subraya
que no bastan para hacer frente al desafío del problema del desempleo.
El párrafo inicial dice, de forma muy atinada, que uno de los grandes
retos de la humanidad a comienzos del siglo XXI es conseguir el pleno empleo,
la integración social y un crecimiento económico sostenido en
la economía mundial.
En las conclusiones se pide la adopción de amplias políticas
sociales y de empleo que promuevan estos principios y reconozcan la necesidad
de combinar las políticas macroeconómicas que amplían la
demanda general en la economía con políticas que fomentan la oferta,
por ejemplo, en materia de ciencia y tecnología, de educación
y formación, así como políticas industriales y empresariales,
para mejorar la productividad de la economía.
Al mismo tiempo, en las conclusiones se reconoce que unas políticas
adecuadas en materia fiscal, de seguridad social y de negociación colectiva
son, entre otros, un medio para repartir los beneficios económicos de
forma justa y equitativa y representan un incentivo fundamental para invertir
en la formación.
En las conclusiones se señala que para aplicar esas políticas
integradas es preciso considerar la posibilidad de establecer una nueva estructura
financiera y social para la economía mundial. Esta cuestión debería
ser objeto de estudio en la OIT.
Al Grupo de los Trabajadores le complace especialmente que en el texto de
base sobre los desafíos a los que se enfrentan los países en desarrollo,
se exija a la comunidad internacional la adopción de una serie de medidas
que abarquen, entre otras cuestiones, programas de alfabetización, desarrollo
de infraestructura, movilización de recursos, alivio y condonación
de la deuda, acuerdos justos de transferencia de tecnología, así
como el impacto de las políticas del ajuste estructural en la formación
y la educación.
También confiere a los gobiernos de los países en desarrollo
la responsabilidad de velar por que los medios de educación y de formación
se utilicen para saltar aceleradamente las etapas que llevan desde el subdesarrollo
a la sociedad de la información.
Es en este contexto que las conclusiones aprueban una definición amplia
del concepto de empleabilidad, que reconoce la necesidad de articular la educación
con las políticas económicas y sociales más amplias, orientadas
al logro del trabajo decente, indispensable para conseguir el pleno valor de
la empleabilidad.
La Comisión avanzó mucho al ponerse de acuerdo sobre una combinación
de aptitudes de competencias y conocimientos necesaria para la empleabilidad.
Las competencias — uno de los elementos de la empleabilidad — son objetivas
y medibles y permiten evitar toda discriminación que podría derivarse
de la aplicación de criterios subjetivos al evaluar la capacidad de los
trabajadores.
En las conclusiones se afirma que el coste de la educación y de la
formación ha de verse como una inversión, y se analizan algunos
mecanismos de financiación como, por ejemplo, el establecimiento de fondos
para la formación profesional, o también un sistema de imposición
de las empresas y sistemas de apoyo la gestión tripartita de estos fondos.
En las conclusiones se reconoce también que medidas como la oferta
de servicios de guardería infantil son necesarias para facilitar el acceso
a la formación, se apoya el establecimiento de modelos de referencia
para la financiación de la formación profesional y la educación
permanente.
Con respecto a los subsidios públicos a las organizaciones de empleadores
y a los sindicatos, en las conclusiones se afirma que tales prestaciones pueden
ayudar a desarrollar la capacidad de estos interlocutores sociales para imprimir
un sólido carácter tripartito a los sistemas de educación
y formación. El tripartismo está presente en todas las conclusiones.
Las conclusiones postulan que la educación y la formación en las
relaciones laborales, la educación obrera, la administración de
empresas y la contribución de los interlocutores sociales han de ser
parte integrante de la educación básica y la formación
profesional. El Grupo de los Trabajadores considera que la orientación
que se da en el último párrafo es una base excelente para una
revisión de los instrumentos internacionales en la materia, mantener
los conceptos que siguen siendo válidos e incluir nuevas ideas y un nuevo
consenso en el instrumento. Para concluir, expresamos nuestro aprecio a nuestro
presidente, el Dr. Mishra, que condujo nuestros trabajos con gran dignidad y
maestría; a la Secretaría, que tanto hizo para preparar
los textos para la Comisión, y al Vicepresidente empleador, Sr. Renique,
que mostró un excelente sentido del humor y gran clarividencia en el
cumplimiento del mandato de su Grupo, y contribuyó a forjar unas atinadas
conclusiones, que el Grupo de los Trabajadores apoya plenamente.
Original inglés: Sr. MISHRA(delegado
gubernamental, India; Presidente de la Comisión del Desarrollo de Recursos
Humanos) — El Sr. Chetwin, delegado gubernamental de Nueva Zelandia, relator
de la Comisión y Presidente del Comité de Redacción, ha
presentado un informe muy claro, preciso y completo de las deliberaciones de
la Comisión y de sus resultados, que es de gran interés para todos
los Estados Miembros representados en esta augusta asamblea.
Los distinguidos Vicepresidentes de los empleadores y de los trabajadores
de la Comisión le han ayudado en el desempeño de esta tarea de
manera profesional, y mostrando en todo momento la profundidad de sus conocimientos
y compromisos.
La tarea del presidente es marcar el ritmo y el tono del debate desde el
principio, encauzar la discusión y resumir la esencia de las conclusiones
y recomendaciones de forma general. Es lo que humildemente he intentado hacer.
La Comisión, en su conjunto, apreció con claridad cómo
surgían las fuerzas de la mundialización en el mercado, los cambios
y oportunidades provocados por dichas fuerzas y los cambios radicales que se
producen en el ámbito tecnológico, los métodos de trabajo
y el lugar de trabajo en cuanto a la reorganización.
Hemos presenciado cómo la revolución tecnológica de
la información ha provocado una metamorfosis en toda la vida humana.
Hemos visto con igual claridad la importancia fundamental de los conocimientos
básicos, de los nuevos paradigmas de la educación, la formación
permanente y la capacitación, que constituyen un proceso compacto, continuado,
que comienza en el nacimiento y concluye con la muerte.
Hemos visto surgir la disparidad entre las necesidades del mercado laboral
y las que podemos ofrecer, muchas de las cuales enseguida se vuelven obsoletas.
Vemos que los nuevos mecanismos de formación muchas veces se ponen en
funcionamiento sin que los destinatarios hayan expresado un deseo natural y
espontáneo en ello, lo que puede ser contraproducente.
Hemos visto la relación íntegra y funcional de la educación
y la formación, que han de ir a la par, ya que una cosa sola no basta.
La formación ha de ser la supraestructura, y la subestructura, un cimiento
sólido. Hemos visto también con gran preocupación las lagunas
crecientes que influyen de forma totalmente negativa en la capacidad de conseguir
un empleo. La Comisión se da cuenta de cómo el conocimiento, la
formación continua y la capacitación son absolutamente indispensables,
pero no suficientes para la competitividad, la eficacia y la productividad.
Hemos visto la importancia de un sistema creíble y eficaz de formación,
evaluación y certificación de los conocimientos a distintos niveles,
y la importancia de sentar puntos de referencia creíbles y prácticos
en este ámbito, así como la importancia de la cooperación
y colaboración entre el gobierno y los interlocutores sociales en todos
los aspectos de la educación, la formación continua, la capacitación,
la importancia del tripartismo, el diálogo social y la necesidad de cooperación
y acción a nivel internacional.
Además de los vicepresidentes, los gobiernos también participaron
activamente en las 15 sesiones de la Comisión y contribuyeron al debate,
ya rico en contenido y calidad. Ha sido una enorme oportunidad de aprender unos
de otros, a pesar de las grandes disparidades que hay entre los países,
las regiones e incluso en el seno de la misma región. Ahora bien, se
reconoce en todas partes la importancia creciente del tema.
Vivimos en un mundo en que los avances científicos, y tecnológicos
se ven impulsados en gran medida por la revolución de la tecnología
de la información y la comunicación. El ritmo e impulso de esta
evolución son tan acelerados que lo que hoy es actual mañana ya
es obsoleto. Es un mundo en que la única constante es el cambio. Los
chips de los ordenadores de hoy pueden realizar las operaciones en un tiempo
1.000 millones de veces inferior a un segundo, lo que se reducirá todavía
más en un futuro próximo. Con el correo electrónico podemos
comunicarnos con todo el planeta y enviar el contenido de los 29 volúmenes
de la Enciclopedia Británica en menos de un segundo. Nos llega una información
vía satélite más de prisa de lo que podemos asimilar.
Hemos de abordar el tema de la formación y el desarrollo de los recursos
humanos ante este panorama. Los recursos humanos, indudablemente, son lo más
importante. La riqueza de un país no está en sus recursos naturales
sino en la manera en que puede desarrollar y utilizar adecuadamente la capacidad
neta de su pueblo, es decir, los recursos humanos. Estos recursos necesitan
una evolución constante, adaptación, supervivencia y crecimiento
para que puedan resistir los embates de la edad y vencerlos con valor y autoconfianza.
Nada puede ser un instrumento más potente para dicha evolución,
dicho crecimiento y dicha supervivencia que la formación. La formación
supone enseñar los conocimientos necesarios para la vida, el comportamiento,
la comunicación, la actitud, la supervivencia, las actitudes profesionales
y la capacidad empresarial de gestión y de supervisión. El capital
humano se puede encauzar adecuadamente con una formación permanente.
El país con las capacidades adecuadas en el momento adecuado, puede beneficiarse
de los frutos de la interrelación entre la mundialización y el
cambio tecnológico.
Sin embargo, no es posible adquirir competencias acordes con las necesidades
sin una educación, sin haber adquirido niveles lo suficientemente altos
de lo que en pedagogía de la educación llamamos conocimientos
adaptativos, cognitivos y psicomotores. Tenemos muchas dificultades para enfocar
esto en la formación de capacidades.
El empleo permanente disminuye y surgen otras maneras de empleo y trabajo
atípico o informal. Cada vez hay menos puestos de trabajo en el sector
formal y el número de personas que entran en el sector informal aumenta
cada día. Este fenómeno viene asociado a la inestabilidad y la
inseguridad del empleo, lo que se ve acentuado por la migración interna
y hacia el extranjero. Este problema se ve agravado por el empleo a tiempo parcial.
Hay cada vez más trabajadores temporales o a tiempo parcial que no conocen
bien el trabajo que hacen. Sobre todo las mujeres tienden a no recibir formación,
a contar con menos capacidades para encontrar un empleo. y son víctima
de la exclusión social.
El problema del abandono escolar, los despidos y la situación de los
desplazados es igualmente desconcertante. Acaban en el sector informal y ahí
siguen desempleados o en una situación de grave subempleo. El desempleo
constituye una importante amenaza para el trabajo decente, la estabilidad del
orden social y la estructura socioeconómica.
Por tanto, necesitamos recetas múltiples para hacer frente a estos
problemas diversos. Para empezar, la formación de recursos humanos debería
centrarse en desarrollar esos conocimientos y competencias múltiples
que ayudarán a los países, a las empresas y a las personas a aprovechar
las nuevas oportunidades.
En segundo lugar, las tecnologías no son estáticas, sino que
evolucionan constantemente. Mientras los mercados y las tecnologías cambian,
los conocimientos y las capacidades se vuelven rápidamente obsoletos
y han de ser renovados o reemplazados continuamente. El aprendizaje de por vida
y la educación permanente son, por tanto, imprescindibles en una era
caracterizada por una gran modernización e innovación.
En tercer lugar, los países en desarrollo tienen que elevar el nivel
de educación y conocimientos básicos de su población, para
que ésta pueda asimilar nuevos conocimientos técnicos.
En cuarto lugar, hay que hacer referencia a la necesidad de introducir sistemas
y establecer normas y criterios para efectuar evaluaciones y certificados a
nivel federal, provincial y local. También se ha de asegurar que todo
el sistema sea funcional, fiable, transparente, discreto y poco burocrático.
En quinto lugar, debe reconocerse que es posible conseguir lo anterior sólo
con la inversión adecuada para construir la infraestructura física
que se precisa, aunque esto principalmente es responsabilidad de los gobiernos.
Para empezar, la iniciativa del Gobierno ha de ir acompañada y ser reforzada
por la industria, las ONG y otros interesados. En las conclusiones y recomendaciones
de la Comisión se ha tomado buena nota de ello.
Para resumir, ni el Estado ni las fuerzas del mercado pueden solos asumir
plenamente la administración de los sistemas de formación y de
educación que respondan a las necesidades actuales del mercado. El esquema
antiguo es estereotipado e inadaptado para hacer frente a las necesidades cambiantes
del mercado laboral. La total privatización de la formación da
lugar a que no se imparta formación a todos los que la precisan, que
los contenidos sean pobres y que los conocimientos adquiridos por el empleado
en una empresa no pueda aprovecharlos en otra. Precisamos una combinación
de los dos a fin de lograr la tan necesitada convergencia y aportar así
las tan necesitadas flexibilidad y solidez que permitan la duración en
el tiempo.
El informe es como un soplo de aire fresco. Es muy avanzado, como señaló
el Vicepresidente del Grupo de los Empleadores de la Comisión. En el
informe se reconoce lo importante que son los recursos humanos y la necesidad
de adaptarlos a los constantes cambios. Se reconoce asimismo que estos recursos
pueden definirse y hacerse totalmente adaptables al aprendizaje individual para
el logro de un alto nivel de conocimientos y capacidades psicomotoras y cognitivas,
a la creatividad individual y de grupo, al trabajo en equipo y a la innovación
y su natural y espontáneo reconocimiento por el Estado, los empleadores
y los sindicatos. Se reconoce también que el proceso de evolución
y de crecimiento del ser humano mediante la educación y la formación
profesional no es algo utópico, sino factible. Sin embargo, no puede
conseguirse de la noche a la mañana. Requiere muchos esfuerzos coordinados,
y planificados.
Las conclusiones y recomendaciones de la Comisión tienen una importancia
permanente y pueden superar la prueba del tiempo.
Agradecemos profundamente las contribuciones de todos los interesados, a
saber, el Grupo de los Empleadores, el Grupo de los Trabajadores y, especialmente,
los dos Vicepresidentes de sendos Grupos, el Grupo Gubernamental, y la Secretaría,
que ha hecho posible este trabajo.
Esperamos que la OIT pueda traducir estas conclusiones en una acción
concreta para el bienestar de toda la humanidad, y en particular para capacitar
a esos más de 800 millones de analfabetos de Asia, Africa y América
Latina que siguen luchando por un lugar en la historia y por acceder al mundo
de la comunicación, la información, la modernización y
la innovación.
Terminaré con una referencia a un fragmento del preámbulo de
la Constitución de la UNESCO en que se afirma que al igual que las palabras
nacen en la mente de los hombres, la guerra contra el analfabetismo y la consiguiente
imposibilidad de acceder al conocimiento y la información deben despertar
la conciencia crítica internacional en las mentes de todos los hombres
y mujeres del siglo XXI que piensan con justicia. Todos pueden participar, contribuir
y eventualmente hacer suya esta campaña global.
(Asume la presidencia el Sr. Moorhead)
Original inglés: EL PRESIDENTE (Sr. Moorhead) — Procederemos
ahora al debate general sobre el Informe de la Comisión del Desarrollo
de Recursos Humanos.
Original inglés: Sr. LAL(Ministro de
Trabajo, Gobierno de Himachal Pradesh, India) — Quiero expresar mi agradecimiento
al Presidente por haberme dado la posibilidad de hablar ante ustedes.
El Informe de la OIT sobre la formación para el empleo, inclusión
social, productividad y empleo de los jóvenes tiene particularmente en
cuenta el mercado laboral mundial del futuro y la posible situación laboral
en las próximas décadas. En el contexto del desarrollo del sector
de los recursos humanos y la formación, en el Informe se analiza el cambio
hacia una economía basada en los conocimientos prácticos motivado
por el gran crecimiento de las tecnologías de la información y
la comunicación.
El Informe subraya el hecho de que esas sociedades y países que durante
años han establecido una base de capital humano más sólida,
haciendo hincapié en una educación de calidad, en la formación
profesional de base amplia, son las que están en mejores condiciones
para reconocer las oportunidades de los campos emergentes.
Dentro de este contexto, en el Informe se destaca la necesidad de una educación
básica de alta calidad, aprendizaje continuo, trabajo en equipo y la
necesidad de fortalecer la capacidad de adquirir nuevos conocimientos.
Felicitamos a la OIT por haber presentado este excelente documento que va
a servir de base para un animado e ilustrado debate.
Las conclusiones alcanzadas reflejan las inquietudes de la comunidad internacional.
Acertadamente, subraya la gran responsabilidad de los gobiernos en materia de
educación básica y desarrollo de las habilidades y conocimientos
básicos.
La tarea que nos espera es, sin lugar a dudas, muy ardua y debemos hacer
todo lo necesario para lograr la inclusión económica y social
de grandes sectores, sobre todo de los jóvenes y de los trabajadores
de edad más avanzada. Esto requerirá un diálogo continuo
y sinergias entre los gobiernos y los representantes de los trabajadores y de
los empleadores en nuestros respectivos países.
Estamos particularmente satisfechos de ver el destacado papel de promoción
de la OIT, que forma parte de las conclusiones porque compila una base de datos
eficaz sobre calificaciones comparables en los distintos países y brinda
una plataforma para que éstos compartan sus experiencias nacionales en
materia de desarrollo de recursos humanos. La OIT promoverá una mejor
comprensión internacional y realizará su pertinencia.
Estamos convencidos de que la OIT también emprenderá iniciativas
para que los países menos desarrollados superen las graves dificultades
en materia de inversión y de fortalecimiento de capacidades en relación
con el desarrollo de recursos humanos.
En la India tenemos un buen historial en la gestión del sistema de
formación profesional y nacional a nivel tripartito, pero los gobiernos
centrales y locales son responsables de ello. Tenemos consejos nacionales independientes
tripartitos destinados a la formación artesanal basada en las instituciones
y el aprendizaje basado en la industria. La capacitación de formadores,
la formación profesional de mujeres, las instituciones de formación
de alta tecnología y el desarrollo de paquetes de métodos pedagógicos
forman parte del sistema nacional. La actividad del Gobierno central nos alienta
a crear consejos estatales para fomentar las demandas específicas de
conocimientos de las regiones. Nuestro Gobierno ha tomado nota del cambio de
tendencias a escala mundial y hemos preparado un proyecto de política
de formación profesional de amplio alcance que está siendo considerado
por nuestro Gobierno nacional. Lo hemos preparado sobre la base de consultas
intensas y tiene en cuenta las flaquezas, así como los puntos fuertes,
del sistema vigente.
Se ha tenido en cuenta la exigencia de bienes y servicios de alta calidad,
el cambio hacia el sector de servicios, el impacto de una mayor integración
en la economía mundial, los problemas de financiación y la llegada
de la era de la información. La interacción que ha habido en el
debate del presente Orden del día ha supuesto una contribución
importante con miras a la formulación de planes de acción como
continuación de nuestra política.
Original inglés: Sr. LAMBERT(delegado
de los empleadores, Reino Unido) — Voy a hablar de uno de los puntos que
me parecen más fundamentales, aunque no por mucho tiempo porque se hace
tarde. Sólo quisiera hacer unas observaciones dentro de lo que hemos
estado discutiendo, dentro de una serie muy útil, constructiva y amena
de discusiones. Felicito a los Sres. Renique y Patel por su excelente labor:
ha sido muy alentador ver lo bien que han hablado entre ellos. Quiero hablar
ahora del tema del desempleo de los jóvenes. Una de las cuestiones más
importantes, y que tiene mucho que ver con el futuro de nuestro mundo industrializado,
es justamente asegurarse de que los jóvenes que están en el período
de transición de la educación hacia el trabajo tengan una verdadera
oportunidad de aprender, y no sólo calificaciones escolares y educación
básica. Lo más importante es cómo los jóvenes pasan
de la escuela al trabajo, cómo se lleva a cabo esta transición.
Yo he pasado toda mi vida en la industria automotriz. No sé cuántos
de entre ustedes están al corriente de lo que está ocurriendo
hoy en día. Cuando yo era joven y entré en la empresa Ford, había
unas 60 empresas que fabricaban automóviles, camiones y tractores en
el mundo. Hoy sólo quedan unas ocho o diez, y esto es también
lo que ocurre en todo el sector manufacturero en general. El sector manufacturero
que existe hoy en día ha disminuido en relación con el pasado.
Las empresas han sido absorbidas unas por otras. Lo que significa eso es que
en el pasado los jóvenes podían aspirar a trabajar en su empresa
local, en los Estados Unidos, en Londres o en Sudáfrica o en Australia;
en cualquier lugar en donde se encontrasen, estos jóvenes tenían
la posibilidad de ir a trabajar a su fábrica local, de ser aprendices
y recibir no sólo una buena educación básica sino también
de pasar a la educación del trabajo para ver luego cómo poder
progresar en su vida laboral. La gran preocupación que tenemos hoy en
día es cómo conseguir todo esto, a pesar de la disminución
de oportunidades que traen consigo los factores económicos existentes
y la disminución de empleos en el sector manufacturero y en la mayoría
de las fábricas del mundo. Y también se puede decir lo mismo en
las oficinas y los laboratorios, porque se aplican siempre los mismos factores.
A mí me parece que esta tendencia en el barómetro manufacturero
del mundo va a ser uno de los principales factores que afecte las posibilidades
que tienen los jóvenes de aprender en el mundo del trabajo. O sea, que
yo creo que eso hace que nos corresponda a todos nosotros (países, gobiernos,
empleadores y trabajadores) asumir las riendas y asegurarnos que nuestros jóvenes
pueden acceder a una oportunidad genuina y verdadera. Y creo además que
es muy importante, fundamental, y no sólo en relación con el mundo
del trabajo, sino también para el orden social. Ustedes saben tan bien
como yo, y lo vemos en nuestras calles, que los desempleados empiezan a pensar
en otras cosas. No voy a decir que todos, pero sí algunos. Están
ociosos y empiezan a pensar en la delincuencia, y una gran parte del problema
social que ahora tenemos se deriva de que nunca han tenido una verdadera oportunidad.
Me ha parecido conveniente darles algunas pautas sobre lo que está
ocurriendo en el Reino Unido y en el grupo para el cual yo trabajo, FIAT, y
cómo tratamos de asegurarnos de que esto no ocurra. El año pasado
en el Reino Unido anunciamos una nueva era para los jóvenes, con cuatro
opciones para los desempleados entre 18 y 24 años. Básicamente,
se trata de un empleo con 60 libras por semana durante seis meses para recibir
formación dentro de una empresa con un empleador; por supuesto, en este
caso, el Gobierno financia al empleador; también se puede trabajar voluntariamente
en algún equipo o tener un puesto en un grupo de trabajo medioambiental,
asegurándose de que el medio ambiente en el que vive la gente mejora
con formación y educación a tiempo completo. Además, se
puede recibir educación y formación a tiempo completo. Podría
darles muchos datos estadísticos, pero como les dije que no iba a hablar
mucho, les señalaré lo más importante. El desempleo de
los jóvenes en el Reino Unido está en su nivel más bajo
desde 1975, porque estos programas de los que hemos hablado, han tenido como
resultado una reducción del 40 por ciento del desempleo de los jóvenes.
Hay otra cosa que hemos iniciado en mi país, es algo que se llama
«comienzo seguro», un programa con estrategias departamentales,
en el sentido de mejorar los servicios para los jóvenes, los niños
y sus familias. Esta apunta hacia a los niños en sus primeros años
de vida (de cuatro a diez años de edad) y a las familias necesitadas.
El Gobierno ha asignado 540 millones de libras para este programa, y esto
es muy importante para evitar la exclusión social, aumentar las normas
de educación y promover las oportunidades. Los principios clave son los
principios que todos apoyamos, comprendida la posibilidad de evitar descalificaciones
y lograr un pleno apoyo.
Estas son algunas ideas y detalles de lo que está ocurriendo en un
país concreto. Una empresa en la que yo trabajé ha hecho mucho
para asegurarse de que los que egresan de la universidad puedan aprender lo
que de verdad ocurre en el mundo del trabajo. FIAT emplea a más de 300.000
personas en el mundo, y ha decidido que los jóvenes deben ser formados
a nivel internacional. Y es por eso por lo que hemos contratado a jóvenes
de todo el mundo sin ningún tipo de bloqueo, y hemos fijado un objetivo
de 500 para los próximos tres años. Estas personas deberán
hablar inglés o italiano. La mayoría de personas en el mundo,
ahora, habla un poco de inglés, pero no muchos hablan italiano. O sea,
que les enseñamos italiano durante seis meses y luego, durante los primeros
18 meses trabajan en el sector manufacturero de FIAT. Los 18 meses siguientes
trabajan en el sector comercial y los últimos 18 meses en el sector de
la ingeniería, y al cabo de cinco años hablarán dos idiomas
en lugar de uno y se les formará para poder trabajar en todos los sectores
de una gran corporación, y esto nos asegurará de que gente de
todo el mundo tenga la oportunidad de entrar en una empresa donde recibirán
posibilidades y oportunidades internacionales. Es eso lo que quería decirles,
y creo que el mundo del trabajo para los jóvenes es lo más importante
cuando terminan su enseñanza. Si no aprovechamos esta oportunidad, sería
francamente una lástima para todos nosotros. Debemos, pues, asegurarnos
de que esto no ocurra nunca.
Original inglés: Srta. WALKER(consejera
técnica de los empleadores, Estados Unidos) — Durante las dos últimas
semanas y media, en la Comisión del Desarrollo de Recursos Humanos hemos
gozado de una discusión animada sobre las realidades de la formación
y la educación en todo el mundo, en los países desarrollados y
en desarrollo, así como en muchas industrias.
El tema principal de la discusión fue que la formación es la
clave para el crecimiento económico, la competitividad comercial y la
empleabilidad de los trabajadores. Es necesario un mayor diálogo entre
los interlocutores sociales para garantizar una educación apropiada para
los que más la necesitan.
En los Estados Unidos el 73 por ciento de los empleadores proporciona cierto
tipo de formación a sus empleados. Incluso cuando los presupuestos son
limitados y hay mucha competencia, las empresas consideran que es muy importante
invertir en la formación de los empleados y en su desarrollo. En conjunto,
las compañías estadounidenses dedican, directa o indirectamente,
aproximadamente 300.000 millones de dólares a cubrir la educación
y la formación de los trabajadores.
En los Estados Unidos, esta formación se imparte de forma muy variada:
en universidades, en colaboración con las facultades, en la misma empresa,
etc.
No obstante, estas estadísticas no ofrecen un panorama completo de
la formación y el desarrollo. Las investigaciones nos demuestran que
el individuo puede aprender continuamente. El 70 por ciento de lo que saben
los empleados sobre sus empleos lo han aprendido informalmente. El aprendizaje
informal puede ser imposible de definir como partida presupuestaria, pero promete
considerables réditos en términos de productividad, en particular
en las pequeñas y medianas empresas, que tal vez no se puedan permitir
muchos de los métodos más extendidos de la formación estructurada
o formal.
La inversión en formación contribuye a atraer y conservar a
los empleados competentes. De aquí al 2005, se prevé que en los
Estados Unidos la demanda supere a la oferta de profesionales en 1,2 millones
de empleos. El 80 por ciento de los trabajadores consultados piensan que la
formación es uno de los factores más importantes para decidir
si se van a quedar en el mismo empleo o aceptar uno nuevo. En un entorno cada
vez más competitivo para los asalariados calificados, las empresas tendrán
que tratar de atraer y retener a sus trabajadores. En la discusión del
Informe de la Oficina y en la Comisión en general, quedó claramente
de manifiesto que, a juzgar por la diversidad de métodos de formación,
no hay un método de formación que pueda satisfacer a todos.
Los países desarrollados y en desarrollo nos han hablado de sus éxitos
y fracasos en sus sistemas de educación y ha quedado claro que debemos
y podemos ponernos de acuerdo sobre algunos principios en materia de inversión
en la formación, sobre todo decidir cuáles van a ser las metas
y organizar una formación continua, de forma que las empresas y los trabajadores
puedan ejercer libremente su responsabilidad de formación.
También vimos claramente que al convertir el aprendizaje a lo largo
de toda la vida en algo cada vez más importante, es fundamental para
la empleabilidad del trabajador que se le proporcione una base sólida
de educación primaria, secundaria y universitaria.
Esta base debe sustentarse mediante un diálogo entre los interlocutores
sociales, para garantizar que los Gobiernos tienen en cuenta las realidades
y las necesidades en materia de competencias en el trabajo.
El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos estima que el 48 por ciento
de los adultos estadounidenses no disponen de las facultades básicas
que requiere un trabajo moderno, incluso en el caso de empleos para los que
se necesitan unas capacidades mínimas. Esto quiere decir que en torno
al 90 por ciento de los trabajadores no saben apenas leer o escribir. Dado que
la mayor parte de la formación se destina a los titulares de un diploma
universitario, es extremadamente importante que los trabajadores estadounidenses
reciban una sólida educación básica antes de incorporarse
al mundo laboral, a fin de prepararlos para el aprendizaje a lo largo de toda
la vida y evitar que se amplíe la brecha entre los que han recibido formación
y los que no.
La OIT sigue examinando las realidades del trabajo de hoy en día,
y creo que las conclusiones de la Comisión podrán contribuir a
la discusión sobre la formación y el desarrollo de los recursos
humanos.
Original inglés: Sr. ANAND(consejero
técnico de los empleadores, India) — Estoy encantado de poder hablar
nuevamente bajo su presidencia.
Llego a esta tribuna para recomendarles uno de los documentos más
importantes que constituye la base para el desarrollo de los recursos humanos
duraderos. En su aplicación, en cambio, debemos ir más allá
de su magnífico texto, caracterizado por la competencia y un compromiso
profundo y a este respecto les remito a los párrafos 16 y 21 únicamente,
que requieren una atención muy especial y un seguimiento específico.
El Informe señala el crecimiento progresivo del analfabetismo de adultos
en los países de menor desarrollo, estimado por la UNESCO en 188 millones
en el 2005, si lo comparamos con 144 millones en 1985, un aumento del 30 por
ciento a pesar del énfasis que se ha hecho en la educación adulta
en el mundo. El analfabetismo y la pobreza no son sólo la causa fundamental
del trabajo infantil, sino también una fuente fértil de terrorismo
motivado por mercenarios y por el tráfico de drogas. Y esto es opuesto
a una sociedad civil estable y a un desarrollo económico y social dominado
por una juventud constructiva. La OIE en la Conferencia de 1999 aprobó
una resolución muy pertinente sobre el empleo de los jóvenes que
no ha encontrado el reconocimiento que merece en el Informe. Me complace que
lo haya dicho nuestro portavoz y que haya señalado algunas de estas enmiendas
en su discurso inaugural. Algunos elementos significativos de esta importante
resolución no han sido suficientemente tenidos en cuenta por la Comisión
en su debate. El analfabetismo es la causa principal del fanatismo religioso,
lo que ha su vez contribuye a los males sociales y a la discriminación
de géneros.
Si todo esto no se detiene urgentemente, la democratización de las
sociedades y la aceptación de la noción del trabajo decente se
entorpecerá en los países de menor desarrollo y en Asia del sur,
de donde yo provengo. Por lo tanto, la educación es un requisito previo
fundamental para nosotros no sólo para la formación profesional,
sino también para las sociedades democráticas estables. Debe tener
prioridad por sobre otras cosas.
El conocimiento no es un requisito previo sólo para la nueva sociedad
vinculada a las tecnologías de la información. Se requiere muchísimo
más en las economías rurales y dominadas por la agricultura, como
la nuestra que se ocupa de quehaceres tradicionales, sobre todo en Asia meridional,
que quiere proteger a sus jóvenes de la desesperanza y de la degeneración.
También es necesario hacer hincapié en la infraestructura rural
social para colmar la persistente brecha que existe entre la sociedad rural
y la urbana. Por eso, es esencial una colaboración más estrecha
y profunda entre otras organizaciones internacionales mencionadas en el Informe,
entre la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación y la OIT, un vínculo que no existía hasta
ahora. La FAO realiza una gran labor en el ámbito de la educación
tecnológica en conformidad con su mandato y esa colaboración llevará
el mensaje coherente de la OIT a esta parte del sector no estructurado de la
economía.
Si uno considera la Recomendación sobre desarrollo de los recursos
humanos, 1975 (núm. 150) no ha de basarse únicamente en el mandato
como se indica en el párrafo 21. También ha de basarse en las
obligaciones asumidas por la OIT en la Cumbre Social de Copenhague y en los
compromisos contraídos por los jefes de Gobierno mundiales en esa ocasión
para erradicar la pobreza. Sin un flujo copioso y continuo de recursos como
los que entonces asignaron los Jefes de Gobierno, y que se espera que se repitan
en Copenhague + 5, que tendrá lugar en esta misma sala a finales de mes,
la aplicación sería lenta y tardía, con lo que se debilitaría
el impulso dado por el Director General; este freno que yo veo, no sería
bueno para una OIT revitalizada, bajo un marco conceptual de trabajo decente.
Estas sugerencias se recalcan implícitamente, aunque no explícitamente
en el Informe que refleja el aspecto de promoción de las nuevas actividades
InFocus. La promoción es una mercadotecnia y genera esperanza. La creación
de empleos, que es fundamental para lograr la esperanza, dependerá de
la calidad y de la celeridad de las medidas de seguimiento de este documento
que se ha adoptado unánimemente y de una actitud integrada adaptada a
la nueva cultura laboral.
Así pues, en los países en desarrollo, esperamos una respuesta
común en ese sentido. Estas sugerencias, junto con otras, contribuirán
a equilibrar el desarrollo socioeconómico de las economías y las
sociedades de los lugares más pobres y marginados del mundo y, en consecuencia,
servirán a la causa, no sólo del desarrollo humano, sino también
a la del desarrollo humanamente concebido.
Dicho esto, recomiendo el Informe a todos mis colegas aquí presentes,
que espero lo aprueben por unanimidad.
Sra. CASTRELLÓN(consejera técnica
de los empleadores, Panamá) — Me siento muy orgullosa de que a esta
hora avanzada estemos hablando de educación y que haya habido una participación
tan importante por parte del Grupo de los Empleadores, porque eso significa
que cada día tenemos más claro que hay que tener pasión
por la educación y la formación si queremos un mundo diferente.
Quería compartir con ustedes una reflexión que para mí
es muy importante, que es la responsabilidad de vivir en la era del conocimiento.
Creo que todas las personas que tenemos el privilegio de vivir en una época
en donde la constante es la evolución y el cambio, tenemos frente a nosotros
oportunidades y desafíos. Oportunidades y desafíos tan importantes,
que Gobiernos, empleadores, trabajadores y organizaciones como la Organización
Internacional del Trabajo tienen grandes obligaciones con la humanidad, sobre
todo si queremos realmente privilegiar el más importante y trascendental
patrimonio que tenemos las personas, que somos nosotros mismos, el capital humano
y el capital social. Es por ello que queremos poner énfasis en la necesidad
de enfocar y potenciar la calidad humana y el capital humano, a través
de lo que significan el enfoque de los conocimientos, las capacidades, los valores
y las actitudes imprescindibles que hacen posible que la persona se desarrolle
en su justa capacidad, y que realmente se obtenga el famoso acceso e igualdad
de oportunidades que tanto merecen los seres humanos.
Quiero hablar de tres capacidades básicas. Una es la capacidad de
aprender; aprender nuevos conocimientos, aprender nuevas tecnologías.
La segunda gran capacidad importante es la de no aprender, que significa que
aquellas cosas que en un momento dado fueron útiles para nosotros no
deben ser aplicadas si se consideran obsoletas y hay que dejarlas de lado. Y
el otro tema es el de reaprender; reaprender conceptos que son intemporales
y que son siempre válidos, como pueden ser el trabajo en equipo, la solidaridad
y la tolerancia.
Es por ello que nosotros ponemos énfasis en la necesidad de una educación
y una formación pertinentes, de alta calidad y tecnológicamente
actualizadas, que permitan, por un lado, el concepto de empleabilidad, acceso
a un trabajo decente, competitividad, productividad, preservación de
las fuentes de empleo, aumento de la masa crítica empresarial y, sobre
todo, la posibilidad de tener sociedades más justas, más ricas
y más democráticas.
Nos alienta lo que hemos vivido en la Comisión, sobre todo porque
hay una convergencia de prioridades esenciales, y en estas sociedades en las
que vivimos, en donde definitivamente la competitividad va a depender de ese
patrimonio importante que es nuestro capital humano, tenemos que enfocarnos
realmente en apostar por la gente.
En países como el nuestro, Panamá, queremos insistir en el
combate contra la pobreza, en el combate contra la desigual distribución
de la riqueza y, sobre todo, en la necesidad de alcanzar índices sociales
y económicos que merecen, y en las que realmente tienen esperanza, nuestras
poblaciones.
Es por ello que quiero hacer pública la necesidad importante de entender
que la educación es una herramienta efectiva para combatir la desigual
distribución de la riqueza. Efectivamente, el coeficiente que mide la
desigual distribución de la riqueza, disminuye vertiginosamente con una
mayor educación. Ello significa que hay una tasa de retorno de la inversión
en educación lo suficientemente importante como para impactar a nuestras
sociedades de manera permanente.
Por otra parte, soy una convencida de que las personas no quieren recibir
sino dar; que las personas no quieren ser dependientes sino independientes;
que las personas quieren realizarse. Y permitiéndoles que se inserten
en el desarrollo económico y social, político y cultural de sus
países les estamos haciendo posible realizar sus sueños. Por ello
invito a todos los que podemos ser agentes de cambio, a empleadores, trabajadores,
gobiernos y a la OIT, a que seamos coherentes con el discurso, a que realmente
tomemos como propio todo el contenido del informe de la Comisión del
Desarrollo de Recursos Humanos, que compartamos ese programa y brindemos esperanza
y oportunidad de futuro a nuestras sociedades a través de más
educación y más formación.
Original inglés: Sra. MIDDLETON(consejera
técnica y delegada suplente de los trabajadores, Nueva Zelandia)
— El informe de la Comisión del Desarrollo de Recursos Humanos contribuye
de manera significativa a los principios para el desarrollo de la empleabilidad.
Se ha reconocido la gran importancia de la educación primaria y secundaria
como cimiento sobre el que se podrá desarrollar la formación.
El concepto de empleabilidad permite que los gobiernos y los interlocutores
sociales garanticen que se reconozca a los trabajadores como seres humanos y
no como bienes del mercado. Por eso, los trabajadores acogen con agrado este
informe.
El reconocimiento del papel de los sindicatos, la negociación colectiva
y la aplicación y organización de la educación y de la
formación para la empleabilidad es significativo para el reconocimiento
de la empleabilidad y también para reconocer la responsabilidad que tienen
las asociaciones respecto de la gestión de la formación y la educación.
A lo largo del informe, se ha dado gran importancia a la equidad de acceso
y la participación. El informe tiene en cuenta el sector no estructurado
de los países en desarrollo y las necesidades particulares de la formación
y la educación en esas áreas.
Asimismo, el informe reconoce que la empleabilidad de la mujer tiene particular
importancia para su educación y formación y también reconoce
la importancia de la formación inicial y del reconocimiento de las competencias
de las mujeres.
A modo de conclusión, es necesario revisar la Recomendación
núm. 150 en función de un mandato que reconozca un compromiso
tripartito para mejorar la educación y la formación para todos
los trabajadores del mundo. Es importante que el Programa de Trabajo de la OIT
para los próximos dos años vele por las ideas que se proponen
y la elaboración de directrices. Así, estaremos preparados para
revisar la Recomendación núm. 150 que tendrá lugar en el
bienio 2002-2003.
Quisiera dar las gracias a nuestro Presidente, el Dr. Mishra, por su paciencia
y su tolerancia en todas nuestras labores, a los Vicepresidentes empleadores
y trabajadores, que han conseguido que cumpliéramos con este cometido
y a todos los que han contribuido a que nuestra labor llegara a buen puerto.
Original alemán: Sr. LÜBKE(consejero
técnico de los trabajadores, Alemania) — Como último orador
de esta tarde, también deseo aportar una nota de humanidad a esta labor,
por lo que seré extremadamente breve. Aun así me parece necesario
volver a mencionar algunos elementos de los trabajos de la Comisión.
En primer lugar, la última recomendación y convenio sobre el
desarrollo de recursos humanos datan de hace 5 años y aunque es necesario
actualizarlos, en algunos aspectos siguen siendo válidos. Es de lamentar
que algunas de sus disposiciones todavía no hayan sido aplicadas por
los Estados Miembros. Creo que deberíamos comprometernos a poner en práctica
lo que no hemos conseguido hacer en los últimos 25 años. En segundo
lugar, nuestro mundo está en plena mutación. Las nuevas tecnologías
de la información y de la comunicación nos ofrecen muchas oportunidades,
pero también presentan riesgos. Hemos de explotar las oportunidades reduciendo
los riesgos no sólo para los individuos sino también entre las
regiones. Hay que reducir, entre otras cosas, la brecha entre ricos y pobres.
No sólo hay que apoyar a los más favorecidos, sino también
trabajar en pro de los más desfavorecidos.
En tercer lugar, la formación, la educación y las competencias
exigen una definición muy amplia del concepto de empleabilidad. Me congratulo
de que la Comisión haya convenido por unanimidad en una definición
de empleabilidad.
En cuarto lugar, la formación permanente supone la formación
inicial y también la formación en el empleo, dos pilares que sólo
juntos pueden garantizar el éxito de dicha formación. Ello supone
la necesidad de elaborar normas y sólo así podremos conseguir
la certificación y homologación.
En quinto lugar, la resolución se basa en dos pilares fundamentales.
Por una parte, la responsabilidad de los Estados Miembros y de los empleadores
y, por otra, los copartícipes sociales y el tripartismo. Creo que a ese
respecto no hemos agotado todas las posibilidades que presentan estos dos pilares
y deberíamos examinarlas más detenidamente.
En sexto lugar, hemos de tener en cuenta las necesidades de los países
menos adelantados, que considero se han reflejado en las conclusiones, y deberíamos
velar por que se aplique en la práctica lo dispuesto en dichas conclusiones.
Tenemos que llegar a un resultado y ponerlo juntos en la práctica.
Si deseamos que el debate sea constructivo, como lo ha sido estas dos últimas
semanas (y por ello deseo dar las gracias al Presidente y a los dos portavoces,
así como a todos los Miembros de la Comisión por su labor) y que
los resultados de nuestra discusión realmente se lleven a la práctica,
debemos mejorar la situación y el desarrollo del ser humano, aportando
una contribución al crecimiento de las empresas y la economía
y también contribuyendo a la mejora de la situación de todos los
Estados Miembros de esta Organización.
Original inglés: El PRESIDENTE (Sr. Moohead) — Hemos concluido
la discusión general sobre el informe de la Comisión del Desarrollo
de Recursos Humanos y pasamos ahora a la adopción del cuerpo del Informe
propiamente dicho, es decir, de los párrafos 1 a 424. Si no hay objeciones,
considero que el cuerpo del Informe queda adoptado.
(Se adopta el informe, párrafos 1 a 424.)
Pasamos ahora a la adopción de la resolución sobre el desarrollo
de recursos humanos que se reproduce al final del informe y que consta de una
serie de conclusiones. De no haber objeciones, considero que queda adoptada
la resolución.
(Se adopta la resolución.)
Agradezco a la Mesa y a los Miembros de la Comisión al igual que a
la Secretaría por la excelente labor realizada.
Resolución sobre el desarrollo de recursos humanos
La Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo,
congregada en su 88.ª reunión (2000);
Habiendo celebrado una discusión general con base en el Informe
V, «La formación para el empleo: La inserción social,
la productividad y el empleo de los jóvenes»;
Adopta las conclusiones siguientes e invita al Consejo de Administración
de la Oficina Internacional del Trabajo a que solicite al Director General
que les preste la consideración debida en las actividades futuras
de la Oficina, y las tenga en cuenta en la elaboración del Programa
y Presupuesto para el bienio 2002-2003.
Conclusiones
1. La sociedad humana se enfrenta con un reto esencial
en este umbral del siglo XXI para conseguir el pleno empleo y un crecimiento
económico sostenible en la economía mundial, así como para
lograr la inserción social. El criterio de la OIT de Trabajo decente
abarca tanto la cantidad como la calidad del empleo y ofrece una base para nuevas
políticas y estrategias de educación y formación. El desarrollo
de los recursos humanos, la educación y la formación contribuyen
poderosamente a promover los intereses de las personas, las empresas, la economía
y la sociedad. Al permitir que las personas sean empleables y se conviertan
en ciudadanos informados, la formación y desarrollo de recursos humanos
contribuyen al desarrollo económico, a lograr el pleno empleo y a promover
la inserción social. También ayudan a las personas a tener acceso
a un trabajo decente y buenos empleos, y a liberarse de la pobreza y de la marginación.
La educación y la adquisición de calificaciones podrían
conducir a menos desempleo o más equidad en el empleo. La economía
y la sociedad en general, de la misma manera que las personas y las empresas,
se benefician de la formación y desarrollo de recursos humanos. La economía
es más productiva, innovadora y competitiva gracias a la existencia de
un potencial humano más calificado. La formación y desarrollo
de recursos humanos ponen de relieve los valores fundamentales de una sociedad
de equidad, justicia, igualdad de trato entre hombres y mujeres, no discriminación,
responsabilidad social y participación.
2. Los avances tecnológicos, los cambios
en los mercados financieros, la creación de mercados mundiales de productos
y servicios, la competencia internacional, aumentos espectaculares en las inversiones
extranjeras directas, nuevas estrategias comerciales, nuevas prácticas
de gestión, nuevas formas de organización de las empresas y de
la organización del trabajo son algunos de los aspectos más importantes
de la evolución que transforma el mundo del trabajo. Muchos de estos
cambios también son componentes de la mundialización, que es el
nombre que se da a diversos procesos conducentes a un aumento significativo
de la integración de la actividad económica en el mundo de hoy.
Estos cambios crean a la vez oportunidades y retos para las empresas, los trabajadores
y los países. Para las empresas, la intensificación de la competencia
ha significado que ha habido más ganadores y más perdedores. Para
los países, la mundialización ha aumentado a la vez el desarrollo
nacional y los inconvenientes puesto que la mundialización ha exacerbado
las disparidades en las ventajas relativas de los países. Para algunos
trabajadores esta evolución ha creado oportunidades de carrera o de ejercer
un empleo independiente remunerador, mejores niveles de vida y más prosperidad,
pero para otros trabajadores, la misma evolución ha significado precariedad,
un deterioro de los niveles de vida y pobreza. Muchos de estos cambios aumentan
extraordinariamente la importancia de aplicar los conocimientos y calificaciones
humanos a la actividad económica. El desarrollo de recursos humanos,
la educación y la formación son elementos necesarios y esenciales
que se precisan para aprovechar plenamente las oportunidades y enfrentarse con
los retos que plantea esta evolución para las empresas, los trabajadores
y los países. Se reconoce cada vez más que la mundialización
presenta una dimensión social que requiere una respuesta social. La educación
y la formación son componentes de una respuesta económica y social
a la mundialización.
3. La educación y la formación no
pueden por sí solas resolver el problema pero deberían articularse
con las políticas económicas, del empleo y de otra naturaleza
para que la nueva sociedad del conocimiento y de las calificaciones se inserte
equitativamente en la economía mundial. La educación y la formación
tienen resultados distintos aunque convergentes en función de los cambios
en la sociedad. Las dos presentan una vertiente doble: desarrollar calificaciones
y conocimientos que permitan que los países, las empresas y las personas
utilicen las nuevas oportunidades, y mejorar la empleabilidad, la productividad
y la capacidad para generar ingresos de muchos grupos de la población
que han sufrido los efectos negativos de la mundialización y de los cambios
en la sociedad en general. La educación y la formación son necesarias
para el crecimiento de la economía y del empleo y para el desarrollo
social. También contribuyen al desarrollo de la persona humana y a la
constitución de una ciudadanía informada. La educación
y la formación son un medio para potenciar a las personas, mejorar la
calidad y la organización del trabajo, aumentar la productividad y los
ingresos de los trabajadores, fortalecer la capacidad competitiva de las empresas
y promover la seguridad en el empleo, la equidad y la inserción social.
Por consiguiente, la educación y la formación son la piedra angular
de un trabajo decente. La educación y la formación contribuyen
a mejorar la empleabilidad de las personas en unos mercados de trabajo internos
y externos que cambian rápidamente.
4. La formación y desarrollo de recursos
humanos son fundamentales pero no son suficientes por sí solos para conseguir
un desarrollo económico y social sostenible o resolver globalmente el
problema del empleo. Deberían ser coherentes y formar parte integral
de políticas y programas globales en el campo económico, social
y del mercado de trabajo que promuevan el crecimiento económico y del
empleo. Las políticas que promueven el aumento de la demanda agregada
en la economía, como las medidas macroeconómicas y de otra naturaleza,
han de combinarse con políticas, en la vertiente de la oferta, relativas
por ejemplo a ciencia y tecnología, educación y formación
y políticas empresariales. Políticas fiscales apropiadas, la seguridad
social y una negociación colectiva efectiva son medios entre otros para
repartir estos beneficios económicos sobre una base justa y equitativa
y constituyen incentivos básicos para invertir en la formación.
La ejecución de estas políticas integradas requiere contemplar
una estructura financiera y social nueva para la economía mundial, y
este tema debería ser objeto de investigaciones por parte de la OIT.
5. Corresponde a la enseñanza básica
garantizar a cada persona el pleno desarrollo de la personalidad humana y de
la ciudadanía, así como asentar los cimientos de su empleabilidad.
La formación inicial mejora la empleabilidad con la adquisición
de calificaciones esenciales para el trabajo, conocimientos complementarios
y competencias profesionales centradas en la industria que son transferibles
y facilitan la transición al mundo del trabajo. La educación permanente
garantiza que las calificaciones y competencias de la persona se mantienen al
día y mejoran en función del cambio tecnológico y de los
requisitos en materia de calificaciones; garantiza el desarrollo personal y
de la vida profesional de los trabajadores; conduce a aumentos en la productividad
y los ingresos agregados; y mejora la equidad social. Tanto en los países
desarrollados como en desarrollo, hay muchos trabajadores que carecen de los
conocimientos básicos para leer, escribir y contar. Han de elaborarse
estrategias nacionales e internacionales para erradicar el analfabetismo con
base en objetivos, modelos y evaluaciones cualitativas concretos.
6. La educación y la formación de
alta calidad son instrumentos poderosos para mejorar las condiciones sociales
y económicas generales y para prevenir y luchar contra la exclusión
social y la discriminación, en especial en el empleo. Para ser eficaces
han de abarcar a todas las personas, incluidos los grupos desfavorecidos. Por
consiguiente, han de adecuarse estrechamente a las necesidades de las mujeres
y de personas con necesidades especiales como los trabajadores rurales, las
personas discapacitadas, los trabajadores de edad, los que se encuentran en
situación de desempleo de larga duración, incluidos los trabajadores
poco calificados, jóvenes, los trabajadores migrantes y los trabajadores
despedidos como consecuencia de programas de reforma económica o de reestructuración
industrial o de su empresa. Para atender las necesidades de estos grupos, en
especial los jóvenes, debería ofrecerse y desarrollarse el acceso
a una combinación de enseñanza académica y formación
en el lugar de trabajo y fuera de éste, porque permite conseguir resultados
eficaces y aumenta las oportunidades de ingresar en el mercado de trabajo.
7. La formación puede ser uno de los instrumentos
que, junto con otras medidas, permitirán resolver el problema del sector
informal. El sector informal no es un sector en el sentido tradicional de una
clasificación económica sino una expresión que abarca las
actividades económicas de personas que se encuentran en situaciones muy
diversas y que, en su mayor parte, son actividades de supervivencia. El trabajo
en el sector informal es un trabajo no protegido que se caracteriza principalmente
por ingresos bajos y una productividad baja. La función de la formación
no es preparar a las personas para el desarrollo del sector informal, mantenerlas
en dicho sector, o contribuir a la expansión de este último, sino
que debería, junto con políticas fiscales, el ofrecimiento de
créditos, la ampliación del campo de aplicación de la protección
social y la legislación del trabajo, mejorar el rendimiento de las empresas
y la empleabilidad de los trabajadores para convertir lo que son a menudo actividades
marginales y de supervivencia en un trabajo decente plenamente integrado en
los cauces principales de la vida económica. La formación previa
y las calificaciones adquiridas con el trabajo informal deberían reconocerse
con el fin de ayudar a los trabajadores de este sector a tener acceso al mercado
de trabajo formal. Los interlocutores sociales deberían involucrarse
plenamente en el desarrollo de estos programas.
8. La educación y la formación constituyen
un derecho para todos. Los gobiernos, en colaboración con los copartícipes
sociales, deberían velar por que este derecho sea de acceso universal.
Corresponde a cada persona aprovechar las oportunidades que se le ofrecen. El
acceso a una enseñanza primaria y secundaria gratuita, universal y de
calidad debería garantizarse a todos los niños y niñas
los cuales no deberían verse privados de un acceso continuado a la educación
vía el trabajo infantil. La educación no puede disociarse de la
formación. La enseñanza básica y secundaria son el cimiento
en el que debería edificarse un sistema eficaz de educación y
formación profesionales. Una educación básica y una formación
inicial de buena calidad, y el acceso a la enseñanza de adultos o de
la segunda oportunidad junto con una cultura del aprendizaje desembocan en altos
niveles de participación en una educación y formación continuas.
Un personal docente e instructores calificados son fundamentales en la provisión
de una educación de calidad para ayudar a los niños y a los adultos
a alcanzar altos niveles en competencias académicas y profesionales.
La contratación, remuneración, educación, formación,
readaptación profesional y distribución de este personal, así
como la provisión de facilidades adecuadas son elementos fundamentales
de todo sistema educativo eficaz.
Además de la educación y la formación, los servicios
de orientación profesional y de colocación (servicios de desarrollo
de la carrera) que abarquen la educación y el asesoramiento en materia
de carrera, asesoramiento para el empleo e información sobre educación,
formación y mercado de trabajo, son medidas todas que desempeñan
un papel esencial en el desarrollo de recursos humanos. El fomento de una cultura
de desarrollo de la carrera en los sistemas de educación y formación
y en los servicios del empleo constituye un medio para promover la educación
continua. El desarrollo de esta cultura entre los jóvenes y los adultos
reviste especial importancia para su empleabilidad y facilita su transición
de la educación y la formación al trabajo o al perfeccionamiento
profesional.
9. La empleabilidad se define en términos
generales. Es uno de los resultados fundamentales de una educación y
formación de alta calidad y de la ejecución de varias otras políticas.
Abarca las calificaciones, los conocimientos y las competencias que aumentan
la capacidad de los trabajadores para conseguir y conservar un empleo, mejorar
su trabajo y adaptarse al cambio, elegir otro empleo cuando lo deseen o pierdan
el que tenían e integrarse más fácilmente en el mercado
de trabajo en diferentes períodos de su vida. Las personas son más
empleables cuando han adquirido una educación y una formación
de base amplia y calificaciones básicas y transferibles de alto nivel,
incluidos el trabajo en equipo, la capacidad para resolver problemas, las tecnologías
de la comunicación y la información, el conocimiento de idiomas,
la comunicación y capacidad para aprender a aprender, así como
competencias para protegerse a sí mismos y proteger a sus compañeros
contra los riesgos y las enfermedades profesionales. La combinación de
estas calificaciones les permite adaptarse a los cambios en el mundo del trabajo.
La empleabilidad también abarca las calificaciones múltiples que
son esenciales para conseguir y conservar un trabajo decente. El espíritu
de empresa puede contribuir a crear oportunidades de empleo y, por ende, mejorar
la empleabilidad. Sin embargo, la empleabilidad no es solamente una función
de la formación y requiere una serie de otros instrumentos conducentes
a la creación de más empleos y de mejor calidad, así como
a un empleo sostenible. La empleabilidad de los trabajadores sólo es
sostenible en un entorno económico que promueva el crecimiento del empleo
y recompense las inversiones individuales y colectivas en la formación
y desarrollo de recursos humanos.
10. Hay un consenso tripartito internacional sobre
la garantía de un acceso universal a la educación básica
para todos, la formación inicial y la formación continua, así
como respecto del aumento y la optimización de la inversión global
en esta esfera. La discriminación, que restringe el acceso a la formación,
debería combatirse a la vez por medio de disposiciones reglamentarias
contra la discriminación y una acción común de los interlocutores
sociales. Estos principios se plasman ya en la Declaración tripartita
de principios sobre las empresas multinacionales y la política social,
adoptada por el Consejo de Administración en 1977. También la
Carta de Colonia del Grupo de los ocho países más industrializados
(G8), adoptada en 1999, pide que todas las partes interesadas renueven su compromiso
con la educación permanente: «... alienta a los gobiernos a realizar
las inversiones necesarias para modernizar la educación y formación
a todos los niveles, al sector privado a invertir en la formación de
sus empleados presentes y futuros, y a los individuos a asumir su propio desarrollo
personal y su progreso en la carrera». Sin embargo, los programas de ajuste
estructural, las políticas fiscales restrictivas, los bajos salarios,
las obligaciones que impone el reembolso de la deuda, la disminución
de las contribuciones por concepto de programas de desarrollo, la presión
que impone a las empresas la necesidad de mantener precios competitivos, y la
falta de recursos de amplios grupos de la población incitan en algunos
casos a los gobiernos, las empresas y las personas a invertir en grado insuficiente
en la educación y la formación. Por otra parte, las incertidumbres
del mercado, la sustracción de trabajadores calificados entre las empresas,
el aumento de formas más precarias de trabajo y, como consecuencia de
ello, una rotación muy elevada de personal pueden disminuir los incentivos
para las empresas de invertir en la formación. Así se comprueba,
en especial, en los países menos desarrollados, que se encuentran en
Africa en su mayor parte, en razón de su terrible situación socioeconómica.
Se ha de desarrollar más aún, sobre una base continua, una cultura
de mejora de las calificaciones individuales y colectivas para aumentar la productividad
y la empleabilidad en un entorno que cambia rápidamente.
11. El costo de la educación y la formación
debería considerarse como una inversión. El aumento de las inversiones
en la formación puede ser un objetivo compartido por el sector público
y privado. El Gobierno siempre ha de asumir la primera responsabilidad de invertir
en la educación básica y la formación inicial, y también
debería invertir en otros tipos de formación. El Gobierno también
ha de compartir la primera responsabilidad respecto de las inversiones en beneficio
de grupos determinados cuando la lucha contra la exclusión social o la
discriminación es un objetivo importante. En lo que atañe a la
responsabilidad de las personas, el Gobierno también ha de compartir
responsabilidades para que el acceso a la formación no se deniegue por
razones económicas o en detrimento de los intereses superiores de la
sociedad. El Gobierno como empleador también ha de asumir la responsabilidad
de invertir en la formación. En lo que se refiere al sector privado,
deberían reconocerse, y cuando proceda, fomentarse las responsabilidades
de las empresas y las personas. Estas responsabilidades son particularmente
pertinentes respecto de inversiones centradas en el lugar de trabajo y la formación
continua, porque pueden mejorar la empleabilidad de los trabajadores y la capacidad
competitiva de las empresas. La organización y el cumplimiento de las
responsabilidades del sector privado en esta esfera pueden lograrse mejor por
medio de asociaciones entre el Gobierno y las empresas, entre el Gobierno y
los interlocutores sociales o entre los mismos interlocutores sociales. Dentro
de este enfoque asociativo son especialmente convenientes más inversiones
para las PYME.
12. No existe ningún modelo universal de
inversiones en la formación. Los gobiernos deberían crear un entorno
económico general e incentivos conducentes a incitar a las personas y
las empresas a invertir individual o conjuntamente en la educación y
la formación. Las inversiones y la responsabilidad de las mismas deberían
determinarse en general en función de los objetivos de la formación,
por ejemplo: objetivos individuales, de las empresas o para la sociedad. Los
países pueden recurrir a diferentes medios y métodos para promover
las inversiones en la formación y aumentar los recursos para esta actividad.
Las empresas han de desempeñar un papel esencial en las inversiones para
la formación. Se precisa la utilización combinada de varios mecanismos
para mejorar la inversión en la formación y el acceso a la misma.
Estos pueden comprender sistemas de imposición sobre las empresas junto
con subsidios públicos, la constitución de fondos para la formación
y diversos incentivos para la formación y la educación, por ejemplo,
desgravaciones fiscales, créditos para la formación, premios por
este concepto, cuentas individuales para la formación, derechos colectivos
e individuales en materia de formación, licencias sabáticas y
acuerdos colectivos sobre formación y fomento de las mejores prácticas
nacionales e internacionales en materia de inversiones en la formación.
El método elegido debería tener en cuenta las necesidades especiales
de las PYME. Cuando se elija el método contributivo para la financiación
de la formación, la distribución de los créditos debería
administrarse sobre una base tripartita o, cuando así la determinen los
interlocutores sociales, sobre una base bipartita. Las decisiones sobre las
políticas de educación y de formación de los gobiernos
deberían basarse en un auténtico diálogo tripartito y ofrecer
a los interlocutores tripartitos la libertad de desarrollar los mejores medios
y métodos para aumentar sus inversiones en la formación. Se precisan
medidas como la organización de guarderías para facilitar el acceso
a la formación.
Un método para incitar a los países y a las empresas a aumentar
los esfuerzos que vienen desplegando para invertir en la formación y
establecer una base mensurable y comparativa para todos consiste en elaborar
modelos de referencia. La OIT debería constituir una base de datos sobre
los gastos actuales de la formación profesional y continua y proponer
una serie de modelos en materia de inversiones en la formación que podrían
ser diferentes en función de las distintas regiones del mundo, del tamaño
de las empresas o del sector industrial y constituir una pauta y un punto de
referencia para los países, sectores y empresas.
13. Estructuras jerárquicas más llanas
transfieren la toma de decisiones, las iniciativas y las responsabilidades de
control; por ello aumentan las necesidades de calificaciones y de una formación
de más alto nivel y conducen a mayores responsabilidades de los trabajadores.
Las tecnologías de la información y la comunicación aceleran
estas tendencias de las prácticas de gestión y modifican el mundo
del trabajo en general.
Las tecnologías de la información y la comunicación
ofrecen un potencial enorme para mejorar el acceso de las personas a una educación
y formación de calidad, incluso en el lugar de trabajo. Sin embargo,
existe el peligro de que estas tecnologías creen una fractura informática
y agraven las desigualdades en la educación y en la formación
entre zonas urbanas y zonas rurales, entre ricos y pobres, entre las personas
que han aprendido a leer, escribir y contar y las que no han tenido esta oportunidad,
y entre países desarrollados y en desarrollo. Los países deberían
aumentar sus inversiones en la infraestructura necesaria para la utilización
de las tecnologías de la información y la comunicación
y de los soportes físicos y lógicos en la educación y la
formación, así como para la capacitación de docentes e
instructores. Estas inversiones deberían ser asumidas por los sectores
público y privado y utilizar redes de colaboración de ámbito
local, nacional e internacional. Los gobiernos también pueden ofrecer
incentivos al sector privado y a las personas para promover los conocimientos
informáticos y desarrollar nuevas competencias en el campo de la comunicación.
Tienen que difundirse nuevos modos y métodos de formación y educación
en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
Métodos de enseñanza a distancia pueden utilizarse para impartir
la formación de manera que ésta sea asequible cuándo y
dónde se necesite o para reducir su costo. La enseñanza a distancia
no debería sustituir todos los demás métodos de educación
pero puede constituir un componente valioso dentro del conjunto de los instrumentos
de enseñanza disponibles. La enseñanza a distancia debería
en la medida de lo posible combinarse con métodos tradicionales de formación
para evitar que el educando se sienta aislado. El marco social de la formación
ha de adaptarse a estas nuevas formas de capacitación.
14. Las muchas fuerzas dinámicas mencionadas
en el párrafo 2 surten efectos importantes en la organización
y los métodos de trabajo de las empresas. También se crean nuevos
sectores, muchos de ellos en relación con la utilización de los
productos y servicios de las tecnologías de la información y de
la comunicación, incluido Internet. Todo ello aumenta la demanda
de nuevas calificaciones y competencias, incluidas calificaciones individuales
y competencias en dichas tecnologías. La educación y la formación
han de responder a estos nuevos requisitos, tanto los que se refieren a las
tecnologías de la información y de la comunicación como
los relativos a los cambios en la organización del trabajo.
15. Las redes electrónicas ofrecen oportunidades
para que los educandos se ayuden mutuamente de una manera más activa
y sean más dinámicos en el proceso de formación y de educación,
así como para la utilización de métodos de enseñanza
formales y no convencionales. Con objeto de aplicar las tecnologías de
la información y la comunicación en la formación, los instructores
han de dominar estas tecnologías y recibir una formación sistemática
al efecto. Los métodos de enseñanza han de actualizarse para integrar
la enseñanza de los nuevos avances en dichas tecnologíasydeberían
idearse nuevas formas de organización de los establecimientos docentes
para aprovecharlos plenamente; por otra parte,las personas han de familiarizarse
con métodos de enseñanza por cuenta propia.Las nuevas actividades
de formación exigen que los instructores y las personas adquieran calificaciones
de esta naturaleza. Las empresas podrían ofrecer programas de suministro
de material informático o de apoyo para que los trabajadores utilicen
las tecnologías de la información y la comunicación en
su hogar o en general, así como para los establecimientos docentes y
otros proveedores de formación, con el fin de promover la difusión
de los conocimientos sobre dichas tecnologías y el acceso a las mismas.
Incentivos apropiados del Estado contribuirían a esta actividad.
16. Para muchos países en desarrollo los
retos son mucho más elementales. Las sociedades afligidas por niveles
cada vez más altos de analfabetismo de adultos y azotadas por una grave
crisis de la deuda no tienen la posibilidad de financiar o ejecutar las políticas
modernas de educación y formación que son un requisito previo
para el desarrollo y el crecimiento económicos. En la era de la sociedad
del conocimiento, 884 millones de adultos son analfabetos e incapaces de utilizar
eficazmente siquiera los instrumentos intelectuales de la «antigua economía».
La UNESCO estima que en los países menos desarrollados en que 144 millones
de adultos eran analfabetos en 1985, su número habrá aumentado
hasta 188 millones en 2005 (es decir, en otras palabras, que el número
de adultos analfabetos aumentará en 30 por ciento en los países
menos desarrollados). Por otra parte, los programas de ajuste estructural han
contribuido en casos específicos a reducir el gasto público en
la educación y debilitado más aún la capacidad a largo
plazo de crecimiento y desarrollo económicos.
La mayor parte del mundo en desarrollo no tiene acceso a la infraestructura
física por la cual se difunden muchos de los conocimientos nuevos. La
falta de electricidad y de teléfonos, el costo de los computadores y
del acceso a Internet son factores todos que contribuyen a privar a los
ciudadanos, las empresas y los trabajadores de los países en desarrollo
de los beneficios de la revolución de las tecnologías de la información
y de la comunicación y crean condiciones propicias para que aumente la
«fractura informática» entre países. Los países
en desarrollo deberían desplegar mayores esfuerzos para invertir en dichas
tecnologías y desarrollar medios de enseñanza apropiados para
las mismas en lugar de limitarse a añadir el uso de los computadores
a los métodos de enseñanza existentes.
Como parte de su actividad encaminada a crear condiciones propicias para
la capacitación profesional en las economías menos desarrolladas,
la comunidad internacional debería comprometerse a una reducción
audaz y substancial de la carga de la deuda o, cuando proceda, a una cancelación
de la misma, y contribuir a movilizar recursos con el fin de elaborar programas
que promuevan la alfabetización y la preparación para el cálculo
numérico, así como el desarrollo de la infraestructura de la comunicación
y de la información, y con el fin de prestar asistencia para la formación
en las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
Este es un reto directo para la OIT y los organismos internacionales para el
desarrollo.
Las empresas multinacionales deberían ser incitadas a concertar acuerdos
equitativos de transferencia de la tecnología para desarrollar calificaciones
de alto nivel en los países en desarrollo y contribuir a crear la infraestructura
necesaria para la nueva economía del conocimiento. Cabe recordar las
contribuciones al desarrollo que las empresas multinacionales pueden aportar
en materia de formación con arreglo a lo previsto en la Declaración
tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política
social.
Estas medidas en su conjunto contribuyen al desarrollo de las economías
y las sociedades de las partes más pobres del mundo. Ofrecen un instrumento
con el cual los países en desarrollo pueden progresar en la escala de
valor de su producción mediante la elaboración de productos y
la prestación de servicios que tengan un valor económico añadido
importante y permitan obtener beneficios económicos consecuentes en la
economía mundial. La educación y la formación son uno de
los conjuntos de medidas que han de permitir la transición del subdesarrollo
a una sociedad de la información.
En la edificación de una base de desarrollo de la educación
y la formación en los países en desarrollo, la nueva tecnología
puede ofrecer nuevas oportunidades y la posibilidad de realizar ahorros en comparación
con métodos más tradicionales. Este es un reto mayor para los
países en desarrollo en lo que atañe a las inversiones en las
tecnologías de la información y de la comunicación y en
la elaboración de políticas apropiadas.
Se precisa una colaboración más estrecha entre la OIT, la UNESCO
y otras organizaciones internacionales, organizaciones regionales como la UE
y MERCOSUR, y países donantes que atribuyen una alta prioridad a la formación
y desarrollo de recursos humanos. La OIT también debería colaborar
estrechamente con instituciones financieras internacionales como el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial y bancos regionales de desarrollo con el fin
de que los programas de ajuste estructural no menoscaben las inversiones en
la educación y la formación. También deberían desplegarse
mayores esfuerzos en el plano nacional e internacional para erradicar el analfabetismo
en el mundo. Todas estas medidas y apoyo sólo pueden producir los efectos
esperados si los países en desarrollo se esfuerzan por establecer políticas
y programas para desarrollar sus economías y su potencial humano.
17. El desarrollo de un marco nacional de calificaciones
sirve a los intereses de las empresas y de los trabajadores porque facilita
la educación permanente, ayuda a las empresas y a las agencias de empleo
a armonizar la demanda con la oferta y orienta a las personas en la elección
de una formación y una carrera. Este marco debería comprender
varios componentes, a saber: normas de competencia apropiadas, profesionales,
transferibles, de carácter amplio y vinculadas a la industria, adoptadas
por los interlocutores sociales y que reflejen las calificaciones que precisan
la economía y las instituciones públicas, así como calificaciones
de orden académico y profesional y un sistema fiable, justo y transparente
de evaluación de las calificaciones y competencias adquiridas, independientemente
de cómo y dónde se han adquirido por ejemplo, dentro del marco
de la educación y la formación formal e informal, la experiencia
profesional y la formación en el empleo.
Se ha de reconocer el derecho de cada trabajador a la evaluación,
reconocimiento y certificación de la experiencia y competencias adquiridas
en el trabajo, la sociedad o por medio de una capacitación formal e informal.
Deberían ofrecerse a las personas programas que les permitan compensar
sus lagunas en materia de calificaciones mediante un mejor acceso a la formación
y la educación como parte del reconocimiento de programas de formación
previa. La evaluación debería determinar las lagunas en la formación,
ser transparente y señalar pautas al educando y al proveedor de la formación.
El marco debería comprender también un sistema fiable de certificación
de calificaciones transferibles y reconocidas en los diversos sectores, industrias,
empresas y establecimientos de enseñanza, ya sean públicos o privados.
Los métodos de evaluación deberían ser justos, vinculados
a normas y libres de discriminación. Se debería prevenir activamente
toda posibilidad de discriminación encubierta. Por ejemplo, el auge del
sector de los servicios en el que la proporción de mujeres es más
alta en general suele requerir mayores calificaciones en la esfera de la comunicación
y de la solución de problemas que no siempre reciben un reconocimiento
explícito. De la misma manera, la evaluación de las calificaciones
y técnicas adquiridas en una lengua distinta de la materna suele distorsionar
los resultados. Con frecuencia la nueva organización del trabajo conduce
a menudo a cambios en las calificaciones que necesita la empresa. Por ejemplo,
se considera que estructuras gerenciales más llanas transfieren ciertas
responsabilidades de la dirección a la fuerza de trabajo. Ello conlleva
un reconocimiento explícito de las nuevas competencias de los trabajadores,
que debería tenerse en cuenta en los sistemas de remuneración.
El sistema nacional de calificaciones debería ser tripartito; los
trabajadores y toda persona con el deseo de aprender deberían tener acceso
al mismo; tendría que abarcar los proveedores públicos y privados
de formación y actualizarse sobre una base continuada. Debería
ofrecer puntos múltiples de entrada y salida en el sistema de educación
y de formación durante la vida profesional del trabajador. La OIT tendría
que constituir una base de datos sobre las mejores prácticas en la elaboración
de un marco nacional de calificaciones, realizar un estudio sobre la comparabilidad
de los diferentes marcos nacionales de calificaciones y llevar a cabo investigaciones
en el campo del reconocimiento de la formación previa.
18. Los sindicatos y las asociaciones de empleadores
también deberían contribuir a la formación haciéndose
cargo de sus propias instituciones de formación y ofreciendo servicios
de educación a sus miembros. Particularmente en los ámbitos del
sector y de la empresa, la negociación colectiva puede ofrecer buenas
condiciones para organizar e impartir la formación. Esta negociación
colectiva podría comprender cuestiones como:
—
las calificaciones que precisan la empresa y la economía;
—
la formación que precisan los trabajadores;
—
la evaluación de las calificaciones básicas y otras adquiridas
en el lugar de trabajo o en el desempeño de actividades asociativas o
individuales;
—
el establecimiento de pautas de carrera para los trabajadores;
—
el establecimiento de planes de desarrollo y de formación personal para
los trabajadores;
—
la estructura necesaria para conseguir beneficios óptimos de la formación;
—
los regímenes de reconocimiento y gratificación, incluida una
estructura de remuneraciones.
19. Los interlocutores sociales deberían
fortalecer el diálogo social sobre la formación, compartir responsabilidades
en la formulación de políticas de formación y educación
y concertar asociaciones entre ellos o con los gobiernos para invertir en la
formación, planificarla y llevarla a cabo. En la formación, las
redes de cooperación también comprenden autoridades regionales
y locales, diversos ministerios, organismos sectoriales y profesionales, instituciones
y proveedores de formación, organizaciones no gubernamentales, etc. El
gobierno debería establecer un marco para el establecimiento de asociaciones
y de un diálogo social efectivo en el campo de la formación y
el empleo. Este marco debería conducir a una política nacional
coordinada de educación y formación y estrategias a largo plazo
formuladas en consulta con los interlocutores sociales e integradas en políticas
económicas y del empleo. También debería comprender disposiciones
tripartitas sobre la formación en el ámbito nacional y sectorial,
y ofrecer un sistema transparente y global de información sobre la formación
y el mercado de trabajo. Las empresas son las primeras responsables de la capacitación
de sus empleados y aprendices pero también comparten responsabilidades
respecto de la formación inicial de los jóvenes para atender sus
necesidades futuras.
20. El ámbito y eficacia del diálogo
social y de las asociaciones en el campo de la formación se ven actualmente
limitados por la capacidad y los recursos de los actores respectivos. Varían
en función de los países, sectores y empresas grandes y pequeñas.
La reciente integración económica regional también agrega
una nueva dimensión al diálogo social sobre la formación
y la necesidad de crear capacidades. La necesidad de mejorar dichas capacidades
mediante la cooperación técnica, subsidios públicos para
las organizaciones sindicales y de empleadores y el intercambio de experiencias
y buenas prácticas entre los países es apremiante. La adquisición
de conocimientos en el campo de las relaciones de trabajo, la educación
sindical, la administración de empresas, la contribución social
del trabajo y la organización de los interlocutores sociales también
debería formar parte integral del desarrollo de capacidades y ser un
componente de la formación inicial y profesional. En su calidad de organización
tripartita, la OIT debería liderar la cooperación internacional
en la creación de capacidades en pos del establecimiento de un diálogo
social y de asociaciones en el campo de la formación. Tendrían
que desplegarse esfuerzos adicionales en beneficio de los países en desarrollo.
21. Las cuestiones consideradas en una revisión
de la Recomendación sobre desarrollo de los recursos humanos, 1975 (núm. 150)
deberían basarse en las presentes conclusiones adoptadas por la Conferencia
Internacional del Trabajo en su 88.ª reunión, en 2000, las conclusiones
de la Carta de Colonia, 1999, las declaraciones sobre el particular formuladas
conjuntamente por las organizaciones internacionales de empleadores y de sindicatos,
y tratar de lo siguiente:
1)
atender las necesidades de formación y educación en el mundo
moderno del trabajo, tanto en los países en desarrollo como desarrollados,
y la promoción de la equidad social en la economía mundial;
2)
fomentar el concepto de trabajo decentepor medio de una definición
del cometido de la educación y la formación;
3)
promover la educación permanente y la mejora de la empleabilidad de los
trabajadores del mundo, y responder a los retos económicos;
4)
reconocer las diversas responsabilidades en materia de inversiones en
la educación y la formación, y en la financiación de las
mismas;
5)
promover marcos de calificaciones nacionales, regionales e internacionales que
comprendan disposiciones relativas a la formación previa;
6)
mejorar las oportunidades de acceso a la educación y la formación
y de la equidad para todos los trabajadores;
7)
fortalecer, la capacidad de los interlocutores sociales para establecer
asociaciones en el campo de la educación y la formación;
8)
atender la necesidad de aumentar la asistencia técnica y financiera
para los países y las sociedades más desfavorecidos.
La Recomendación núm. 150 debería revisarse para
que refleje el nuevo enfoque de la formación. Aunque algunas disposiciones
de la Recomendación sigan siendo válidas, otras han dejado de
ser pertinentes. Se precisa un instrumento nuevo y más dinámico
que los Estados y los interlocutores sociales puedan aplicar y utilizar más
fácilmente en la formulación y ejecución de sus políticas
de desarrollo de los recursos humanos, y que se integre en otras políticas
económicas y sociales, en especial las políticas de empleo. Una
nueva recomendación debería complementarse con un repertorio de
recomendaciones prácticas y una base de datos que la Oficina pueda actualizar
de manera continua como parte de sus labores habituales.
Puesto al día por HK. Aprobada
por RH. Ultima actualización: 15 de junio de 2000.