Trabajadores y trabajadoras en actividades claves durante la pandemia de Covid-19 en Argentina: precariedad, supervivencia y organización colectiva
Resumen
A inicios del año 2020 se desencadenó la pandemia de Covid-19 en el mundo, constituyendo un shock que afectó dinámicas sociales y económicas globales. En la Argentina, las primeras medidas de confinamiento para contener la circulación del virus se implementaron durante el mes de marzo de ese año, generando un impacto en el mercado de trabajo y la economía en general. El presente informe analiza las condiciones de precariedad laboral en diversos sectores de empleo en la pre-pandemia, su experiencia de trabajo en la pandemia y sus expectativas a futuro. Se trata de un estudio cualitativo basado en 51 entrevistas en profundidad a personas empleadas en actividades clave de la economía, incluyendo tareas de cuidado, salud, transporte de pasajeros, logística, venta ambulante, recolección y reciclaje de residuos, producción de alimentos y comercio. Cada uno de los temas del informe se abordará teniendo en cuenta las diferencias entre trabajadores/as formales, trabajadores/as informales y pequeños comerciantes. Las entrevistas se realizaron en los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2021 en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Introducción
A inicios del mes de marzo del año 2020 se confirmó el primer caso de coronavirus en la República Argentina. A partir de ese momento, y al igual que en el resto del planeta, la situación epidemiológica empeoró rápidamente, obligando al gobierno a tomar medidas restrictivas para la circulación en un intento por contener la difusión del virus en el país. El 20 de marzo de 2020, el gobierno decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) en todo el territorio nacional para proteger la salud pública frente al avance del virus Covid-19. Esta medida significó la prohibición del desplazamiento por rutas, vías y espacios públicos por un plazo determinado, durante el cual todas las personas debieron permanecer en sus hogares y abstenerse de concurrir a sus lugares de trabajo. Quienes quedaron exceptuadas del cumplimiento del ASPO y de la prohibición de circular fueron las personas que con su labor garantizan el suministro de los productos y servicios mínimos e indispensables para la reproducción social.
El presente informe analiza las condiciones de precariedad laboral en esos sectores en la pre-pandemia, su experiencia de trabajo en la pandemia y sus expectativas a futuro1. Cada uno de los temas del informe se abordará teniendo en cuenta las diferencias entre trabajadores/as formales, trabajadores/as informales y pequeños comerciantes. El análisis está basado en un trabajo de campo cualitativo con 51 entrevistas semi-estructuradas en profundidad a trabajadores y trabajadoras que continuaron con sus tareas laborales durante la pandemia. Las entrevistas se realizaron en los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2021 en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Metodología utilizada y muestra
El trabajo de campo se inició la semana del 20 de septiembre de 2021 y finalizó el 30 de noviembre de 2021, con un equipo conformado por seis entrevistadores que tuvieron a cargo entrevistas en diferentes sectores de actividad y categorías de empleo. También se organizó simultáneamente la transcripción de las entrevistas por un equipo de estudiantes de grado de la carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Se realizaron 51 entrevistas de duración promedio una hora, incluyendo 21 entrevistas a trabajadores formales, 21 entrevistas a trabajadores/as informales y nueve entrevistas a pequeños comerciantes. A continuación, se presentan los datos desagregados de las entrevistas según categoría de empleo, y género:
Tabla 1. Distribución de entrevistados según categoría de empleo y género
|
|||
---|---|---|---|
|
|
|
|
Trabajadores/as formales |
14 |
7 |
21 |
Trabajadores/as informales |
11 |
10 |
21 |
Pequeños/as comerciantes |
4 |
5 |
9 |
|
|
|
|
Fuente: elaboración propia.
Como podemos observar en la tabla 1, la muestra incluye a varones y mujeres en todas las categorías de empleo, ya que se intenta reflejar las diferentes experiencias según género en cada sector. Los
En segundo lugar, la muestra contiene entrevistas a 21
Históricamente estos trabajadores no tenían la posibilidad de contar con representación sindical, sin embargo, en los últimos años han avanzado en la construcción de una extensa red de organizaciones que conformaron un sindicato único: la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). La UTEP nuclea a miles de delegados de diversas ocupaciones de la economía popular: vendedores ambulantes, cooperativas de trabajadores de la construcción, trabajadores de cuidados, trabajadores de comedores y merenderos, cooperativistas de oficios vinculados a la manufactura, entre otros. Es importante aclarar que esta organización está orientada a la negociación de condiciones de trabajo e ingresos con el estado, ya que sus emprendimientos cuentan por lo general con financiamiento estatal. También participa en el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo Vital y Móvil donde se negocian las actualizaciones del salario mínimo.
Un sub-grupo relevante de trabajadoras informales es el de las mujeres que realizan tareas de cuidado. Se trata de personas empleadas como autónomas, pero que realizan tareas bajo relación de dependencia, lo cual las ubica en una situación especial de precariedad laboral3. No tienen derechos sociales asociados al trabajo y tampoco su actividad laboral está regulada por la legislación, a pesar de tratarse de trabajos críticos en el área de salud. Por lo general, se trata de mujeres inmigrantes, lo cual profundiza la falta de derechos en este sector. Por ello, además de su relevancia durante la pandemia, decidimos analizar este sub-grupo de manera separada al resto de trabajadores y trabajadoras informales.
Finalmente, la muestra incluyó entrevistas a
Una vez definidas las grandes categorías de empleo entrevistadas, es importante señalar el tipo de actividad realizada por los diferentes entrevistados. A continuación, presentamos los diferentes sectores de actividad incluidos en cada categoría de empleo. Es importante aclarar que el muestreo se realizó por tipo de relación de empleo predominante en cada actividad. Es decir, si bien hay trabajadores formales, informales y cuenta propia en todas las actividades, para las entrevistas se seleccionaron sólo casos de la relación de empleo más típica de la actividad.
Tabla 2. Entrevistas en sectores de actividad según categoría de empleo.
|
|
---|---|
Trabajadores/as formales |
Transporte de personas Hospitales y geriátricos (públicos y privados) Fábricas alimenticias Supermercados4 |
Trabajadores/as informales |
Cuidadoras particulares de ancianos y niños Recicladores urbanos Comedores populares5 Vendedores ambulantes |
Pequeños comerciantes |
Verdulería Almacén Restaurant |
Fuente: elaboración propia.
En la selección de los casos se intentó representar a los sectores de trabajo esencial más relevantes durante la pandemia. Entre los trabajadores formales, encontramos personal de transporte de personas (subte, colectivos y aeronáuticos), fábricas alimenticias y hospitales y geriátricos; entre trabajadores/as informales, entrevistamos a vendedores ambulantes, recicladores urbanos, trabajadoras de cuidados de ancianos y trabajadoras de comedores populares; entre pequeños comerciantes, entrevistamos dueños de verdulerías, almacenes y pequeños restaurants. En el anexo del presente documento se incluye la tabla A.1 con información socio-demográfica de cada una de las personas entrevistadas.
Políticas públicas, mercado de trabajo y conflictividad laboral en Argentina durante la pandemia
El 20 de marzo de 2020, el gobierno argentino decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) en todo el territorio nacional para proteger la salud pública frente al avance del virus COVID-19 (DNU 297/2020). Esta medida significó la prohibición del desplazamiento por rutas, vías y espacios públicos por un plazo determinado, durante el cual todas las personas debieron permanecer en sus hogares y abstenerse de concurrir a sus lugares de trabajo. Sólo estaba permitido realizar desplazamientos mínimos e indispensables para el aprovisionamiento de artículos de limpieza, medicamentos y alimentos. Si bien en un comienzo se estipuló que la medida regiría hasta el 31 de marzo inclusive del 2020, en adelante el Poder Ejecutivo prorrogó en forma sucesiva (cada dos semanas aproximadamente) la medida del ASPO por el tiempo que se consideraba necesario para atender a la situación epidemiológica. El alcance geográfico de estas normativas fue nacional, pero, atendiendo la estructura federal del país, cada una de las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tuvieron un margen de autonomía para definir las medidas concretas para la implementación de la ASPO en sus territorios. Entre estas medidas, algunas provincias establecieron un control estricto para el ingreso a los territorios provinciales, restricciones horarias para la libertad de circulación, principalmente durante los primeros meses de la emergencia sanitaria, restricciones para el uso del servicio de transporte público, cuarentenas domiciliarias, entre otras.
Quienes quedaron exceptuadas del cumplimiento del ASPO y de la prohibición de circular fueron las personas que con su labor garantizan el suministro de los productos y servicios mínimos e indispensables para la reproducción social. El personal de salud encabezó un listado que comprendía actividades como la seguridad, la alimentación, el transporte de pasajeros (esenciales) y mercaderías, y las tareas de cuidado. En todos estos casos, la norma obligaba a los empleadores a garantizar las condiciones de higiene y seguridad para preservar la salud de las y los trabajadores. Además, abría la posibilidad de ampliar gradualmente o reducir las excepciones dispuestas, en función de la dinámica de la situación epidemiológica y de la eficacia observada en el cumplimiento de la medida.
El 8 de junio, tres meses más tarde de la declaración de la emergencia sanitaria, el DNU 520/20 permitió flexibilizar las medidas de restricción a nivel nacional e incorporar gradualmente la realización de diversas actividades económicas y sociales en los lugares donde la evolución de la situación epidemiológica lo permitiera, con el objetivo de incentivar la recuperación progresiva del funcionamiento económico y social. Para ello, se comenzó a diferenciar las distintas aéreas del país, entre aquellas que pasarían del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) al distanciamiento social, preventivo y obligatorio (DISPO), de acuerdo a la evolución de los niveles de circulación del virus y cantidad de contagios de cada provincia, departamento y aglomerado. De esta manera, la mayoría de las provincias del país fueron habilitadas para cursar la nueva etapa de DISPO, permitiendo nuevas actividades y reduciendo los controles tanto internos como de ingreso a sus territorios.
2.1 Políticas públicas para regular el trabajo en la pandemia
La pandemia de Covid-19 profundizó la crítica situación económica y social de los últimos años en la República Argentina, signada por la pérdida de puestos de trabajo, la fuerte disminución del poder adquisitivo del salario, el cierre de empresas, el aumento de los índices de pobreza y el crecimiento récord de la deuda externa. En ese escenario, el gobierno nacional implementó una serie de políticas públicas tendientes a contener las graves consecuencias de una crisis inédita6. El objetivo de las medidas apuntó, fundamentalmente, a preservar las fuentes de trabajo, los ingresos y evitar el cierre de empresas. En la Tabla 3 a continuación presentamos un resumen de las políticas públicas más relevantes según las diferentes categorías de empleo:
Tabla 3. Principales políticas públicas implementadas por el gobierno nacional en Argentina.
|
|
|
Fuente: Elaboración propia en base a CETyD-UNSAM, 2020.
Entre las políticas implementadas para proteger el empleo asalariado formal se destacan la prohibición de despidos sin justa causa y los despidos y suspensiones por causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor. Esta medida impidió que haya una caída en el empleo formal en la Argentina, que por lo general es la variable de ajuste en las crisis económicas. La misma fue complementada por el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), a partir del pago de una asignación complementaria del salario a las empresas que realicen actividades consideradas críticas y cuya facturación haya registrado una caída respecto al 2019. El ATP logró una cobertura de la población en torno al 37 por ciento del total del empleo asalariado registrado (2,2 millones de beneficiarios y beneficiarias). A su vez, el 85 por ciento de las y los beneficiarios percibió entre el 50 por ciento y el 100 por ciento de su salario a través del programa, con un tope máximo del beneficio de dos salarios mínimos ($33.750) (CETyD-UNSAM, 2020). Finalmente, respecto del empleo asalariado formal, cabe destacar la existencia de licencias con goce de sueldo para grupos de riesgo; licencias para el cuidado de niños/as en edad escolar y la declaración del COVID-19 como enfermedad profesional en los casos de las y los trabajadores excluidos del aislamiento social.
Con respecto a los sectores independientes e informales, la política más relevante fue la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), una transferencia directa de $10.000 (equivalente a 100 USD según la cotización del dólar oficial a mediados de 2020) para trabajadores/as informales, trabajadoras de casas particulares y trabajadores independientes con bajos ingresos. El IFE logró una cobertura de la población en torno al 54 por ciento de las personas en edad de trabajar que no tienen un empleo registrado (8,3 millones de beneficiarios y beneficiarias). En cuanto a la cobertura de ingresos, se estima que los $10.000 del IFE representaron el 72 por ciento de los ingresos laborales promedio de las y los trabajadores no registrados (datos al 26/05/2020, CETyD-UNSAM, 2020). Por su monto y cobertura, el IFE fue la medida más importante para los hogares más vulnerables. Para este programa se inscribieron 12,8 millones de personas y accedieron, en una primera etapa, 7,8 millones que cumplían con los requisitos exigidos (CIFRA-CTA, 2020: 7). Sin embargo, fue una medida insuficiente para mantener el poder adquisitivo de la población informal, ya que se pagó sólo en tres oportunidades durante el año 2020 y luego se discontinuó.
Teniendo en cuenta las diversas políticas dispuestas por el gobierno nacional desde el arribo de la pandemia al país y el mantenimiento de cerca de 3,5 millones de empleos públicos, las políticas de mitigación de la pandemia tuvieron una cobertura casi absoluta para la Población Económicamente Activa durante el ASPO (CEPA, 2020: 11-12). Sin embargo, estas medidas de contención de la crisis mostraron claras limitaciones para frenar los despidos en el sector informal; y para evitar suspensiones y rebajas salariales en empresas del sector formal (Marticorena y D’Urso, 2020: 15). Esto, junto con el empobrecimiento general de la población asalariada por el aumento de la inflación, permitiría explicar el crecimiento de la conflictividad a pesar de las medidas gubernamentales (Natalucci
2.2 El impacto de la pandemia en el mercado de trabajo
El aislamiento y el distanciamiento social fueron las principales medidas tomadas por los gobiernos en muchos países del mundo para contener la transmisión masiva del virus, evitar el colapso sanitario y salvar vidas. Lógicamente, en un contexto de paralización total o parcial de múltiples sectores de la economía, el mercado de trabajo no estuvo exento de sufrir importantes consecuencias. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a lo largo de 2020 se produjo una contracción sin precedentes de la ocupación a nivel mundial de 114 millones de empleos con respecto a 2019 (OIT, 2020), siendo América Latina y el Caribe la región más afectada con una pérdida de 26 millones de empleos (Maurizio, 2021).
En el caso particular de Argentina, la pandemia empeoró las condiciones de vida de la población y agravó el estado de un mercado laboral ya debilitado, el cual se caracteriza por tener una tasa de desempleo alta, en particular entre las y los jóvenes, sumado importantes proporciones de ocupados/as en situación de informalidad, precariedad y desprotección. Frente a la interrupción de una parte significativa de la actividad económica (en el mes de abril, más de la mitad de las empresas no estaba operando), los despidos y suspensiones comenzaron a dispararse (CIFRA-CTA, 2020).
Algunos sectores estuvieron más expuestos que otros, como las actividades vinculadas a la movilidad de personas y al turismo, que incluye hoteles y alojamiento, transporte y servicios turísticos, actividades con alta importancia en cuanto a la generación de empleo. El impacto también fue significativo en los restaurantes, bares y servicios creativos como los teatros, cines, museos, eventos culturales y artísticos. En los sectores con un alto grado de informalidad, como la construcción, el comercio y el trabajo doméstico, la pandemia empeoró la situación de trabajadores y trabajadores que con frecuencia viven en la pobreza, con recursos económicos escasos o insuficientes, sin contar con una protección social adecuada para enfrentar la paralización de la actividad. Por el contrario, el sector de la salud7 (trabajadores/as de la salud en hospitales, clínicas, residencias para ancianos, consultorios médicos y servicios personales en los hogares) fue sin duda el que ha experimentado una demanda más alta durante la emergencia sanitaria, debido a la presión por ofrecer soluciones rápidas y eficaces, en un contexto desconocido e incierto. Tanto en las ocupaciones de atención a las víctimas de la pandemia (enfermeras, cuidadoras, etc.), como en los sectores más perjudicados en términos de empleo por el aislamiento (comercio, turismo, hotelería, restaurantes, etc.), las mujeres son las que tienen mayor presencia y resultan más afectadas por la informalidad laboral. Además, continúan asumiendo en mayor medida el trabajo no remunerado del cuidado en el hogar que, en el contexto de pandemia, representó una carga más pesada debido al cierre de las escuelas y otros centros (Ernst y López Mourelo, 2020).
En términos generales, los datos disponibles sobre el mercado de trabajo reflejan una tendencia regresiva que se profundizó en el mes de abril y afectó en mayor medida al sector privado (CEPA, 2020). Así, durante el segundo trimestre de 2020, la etapa más álgida del ASPO, la tasa de empleo cayó casi diez puntos (33,4 por ciento) respecto al cuarto trimestre del 2019 (43,0 por ciento), mientras que la tasa de desocupación alcanzó su pico (13,1 por ciento o 1.436.000 personas que, no teniendo ocupación, están buscando activamente trabajo y están disponibles para trabajar) (INDEC, 2020b).
Tabla 4. Principales indicadores del mercado de trabajo. Total 31 aglomerados urbanos (cuarto trimestre 2019-segundo trimestre 2021)
|
|
|
|
|
|
|
|
---|---|---|---|---|---|---|---|
|
28.469.000 |
28.537.000 |
28.604.000 |
28.506.000 |
28.740.000 |
28.807.000 |
28.872.000 |
Tasa de actividad |
47,2% |
47,1% |
38,4% |
42,3% |
45,0% |
46,3% |
45,9% |
Tasa de desocupación |
8,9% |
10,4% |
13,1% |
11,7% |
11,0% |
10,2% |
9,6% |
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, 2020b.
Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos muestran que el momento de mayor impacto de la pandemia en el mercado de trabajo fue el segundo trimestre del año 2020, en el cual se puede observar un descenso pronunciado de la tasa de actividad y un aumento significativo de la tasa de desempleo. Un dato importante para señalar es que al inicio de la pandemia, poco más de la mitad de la población económicamente activa estaba empleada en el sector informal de la economía. Estas personas fueron las que más sufrieron el impacto de la pandemia, ya que perdieron sus puestos de trabajo, fueron afectados sus salarios o tuvieron que interrumpir sus actividades autónomas en el caso de los autoempleados.
Con respecto al sector asalariado formal, si bien las consecuencias no fueron tan drásticas, la pandemia generó una mayor precariedad en las condiciones de empleo. En el primer mes (específicamente, durante el periodo comprendido entre el 15 de marzo y el 15 de abril del 2020), un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA, 2020) registró que 309.672 trabajadoras y trabajadores fueron afectados por despidos (5.386 casos), suspensiones (7.223 casos) y en el salario (297.063 casos en total), ya sea por el atraso en el pago (3.070 casos), reducciones salariales (54.030 casos), suspensiones con reducción salarial (8.480 casos) y reducciones salariales acordadas con los sindicatos correspondientes (231.483 casos). La rebaja de salarios expresa que una parte muy significativa de la crisis como consecuencia de la pandemia se termina descargando sobre las y los trabajadores, que en promedio ya habían perdido un 40 por ciento de su salario real durante los cuatro años anteriores (Montes Cató, Spinoza, Ventrici y Palermo, 2020).
Como podemos ver, más allá de que el estado argentino implementó ciertas medidas de protección del empleo y los ingresos, la combinación de una situación de crisis económica pre-existente junto con el carácter insuficiente de estas medidas, implicó un empeoramiento en las condiciones de empleo y de vida de la mayoría trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Asimismo, también se puede observar que no siempre las políticas públicas tienen una implementación efectiva en economías con altos niveles de informalidad como la Argentina.
Por todo ello, durante el primer año de la pandemia se pudo observar una dinámica creciente de conflictividad laboral, aunque con diferencias en diferentes sectores de empleo. En líneas generales, la mayor cantidad de conflictos laborales, la preeminencia de la conflictividad en el sector privado y algunos cambios en las demandas laborales que caracterizaron esta etapa, dieron cuenta del incremento de una conflictividad defensiva, al procurar el resguardo de derechos adquiridos y/o la garantía de condiciones mínimas de trabajo (Natalucci et al., 2020; Nava y Grigera, 2020). Con respecto al mundo del trabajo informal, las principales organizaciones representantes de estos trabajadores y trabajadoras son la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) –que forma parte del frente gobernante- y otras organizaciones independientes de la gestión estatal como el Polo Obrero, el Frente Popular Darío Santillán-Corriente Nacional y el Frente de Organizaciones en Lucha. Estas diferentes organizaciones reforzaron su capacidad de organización en los barrios durante la pandemia, multiplicando los comedores populares e incluso colaborando con los operativos de cuidado y prevención de Covid-19 en los barrios vulnerables.
Condiciones de trabajo y calidad del empleo antes de la pandemia
En el presente capítulo analizaremos las condiciones de precariedad laboral en los diferentes sectores en el momento anterior a la pandemia. Las preguntas de la guía indagaban acerca del efecto físico y psicológico de las exigencias laborales, las condiciones de trabajo (incluyendo salarios, horarios, tiempo de ocio) y el ritmo de trabajo, entre otros tópicos. El análisis del capítulo se presenta según la categoría de empleo, agrupando las entrevistas en tres grupos diferenciados: trabajadores/as formales, trabajadores/as informales y pequeños comerciantes. Tal como veremos, la condición de formalidad tiene un gran impacto en las condiciones de trabajo de la clase trabajadora (estando los trabajadores y trabajadoras formales en una mejor situación relativa), aunque también existen situaciones heterogéneas dentro de cada grupo. Por otra parte, la realidad de los pequeños comerciantes en la Argentina muestra largas jornadas de trabajo, involucramiento de toda la familia en las tareas, y dificultades para tener una fuente sostenida de ingresos.
3.1 Trabajadores y trabajadoras formales
Los y las trabajadores/as formales empleados en actividades económicas claves durante la pandemia pertenecen a ramas de actividad de media y alta calificación y con niveles relativamente altos de sindicalización. Estas características determinan que las condiciones de trabajo en estos sectores tengan un piso de derechos resultante de años de organización colectiva y por tratarse de sectores con mucha presencia de la regulación estatal. En esta sección del reporte, incluimos entrevistas a trabajadores/as de hospitales y servicios de salud (pública y privada), transporte (subte, colectivos y aerolíneas), supermercados y fábricas alimenticias. Todos estos sectores fueron considerados esenciales desde el inicio de la pandemia por lo cual es importante determinar cuáles eran las condiciones de precariedad y las exigencias laborales para sus trabajadores/as con el objetivo de estudiar el impacto del nuevo contexto.
En primer lugar, los entrevistados señalan que la organización de sus tareas sigue pautas establecidas y predecibles, con cierta autonomía en la decisión de cuestiones puntuales. Ahora bien, más allá de que la planificación de turnos y horarios es bastante estricta en todas las ramas de actividad, en algunos casos también existe cierta autonomía para cuestiones puntuales de la dinámica laboral. Un ejemplo de ello es la organización de las tareas de las enfermeras de un hospital público, que se realiza de manera bastante autónoma una vez que se recibe el parte diario de horarios y cantidad de pacientes: “
Con respecto a las jornadas laborales, los/as entrevistados/as señalan que la cantidad de horas que le dedican al trabajo les quita la posibilidad de tener un tiempo de calidad con sus familias/amigos o incluso disfrutar de salidas los fines de semana. Si bien hay diferencias entre las diferentes ramas de actividad, el consenso de las entrevistas es que las jornadas de trabajo son extenuantes para el tipo de tareas que realizan8. Por ejemplo, Román, que trabaja de cajero en un supermercado una jornada de 8 horas diarias nos cuenta que “…
Los/as entrevistados/as también se refirieron a las dificultades que estas largas jornadas de trabajo generan para su vida social y familiar. Por ejemplo, Erika, trabajadora de limpieza en un hospital público, nos cuenta lo siguiente: “
Los/as entrevistados/as consideran que las jornadas de trabajo son demasiado extensas, lo que los lleva a sacrificar tiempo para su organización familiar y actividades sociales. Pero además de los problemas que los horarios les generan en su vida afuera del trabajo, en las entrevistas surgió con fuerza la denuncia respecto de la intensidad de las jornadas laborales. Los entrevistados/as identificaron numerosos problemas físicos y emocionales generados por las largas e intensas jornadas de trabajo; así como también por el tipo de tareas realizadas.
Por una parte, podemos mencionar las consecuencias físicas del trabajo, que incluyen problemas de audición, postura y respiratorios. Por ejemplo, el trabajo en el subterráneo, que es considerado insalubre, ya que genera problemas auditivos y respiratorios: “
Otra característica del trabajo esencial es que, por lo general, incluye turnos nocturnos de trabajo para mantener en funcionamiento este tipo de servicios. En las entrevistas, surgieron menciones a las consecuencias de este tipo de trabajo. Por ejemplo, Natalia, que trabaja de enfermera en un sanatorio privado, nos contó las dificultades que le genera el trabajo nocturno: “
El abanico de malestar emocional y psicológico generado por el trabajo también incluye dificultades para el descanso luego de una jornada intensa de trabajo, tal como nos contó Daniel, que es chofer de una línea de colectivos urbana: “…
Hasta aquí pudimos analizar las diferentes características de la precariedad laboral entre los trabajadores formales antes del inicio de la pandemia de Covid-19. Pudimos observar que se trata de sectores que, si bien tienen ciertas garantías en sus derechos laborales, también sufren las consecuencias de jornadas largas e intensas de trabajo, que les dificulta la vida familiar y les genera diferentes dolencias y malestares tanto físicos como emocionales. En este marco de trabajos que garantizan servicios estratégicos, un reclamo que apareció en diferentes entrevistas es que los salarios no reflejan las responsabilidades de este sector de trabajadores. La sensación de los entrevistados es que los sueldos están muy atrasados respecto de la inflación: “
Un comentario particular merece los sueldos de las trabajadoras de limpieza, que tanto en fábricas como en hospitales son empleos tercerizados que sufren un mayor grado de precariedad. La tercerización consiste en que las empresas núcleo sub-contratan empresas menores para la realización de ciertas tareas, lo cual impacta en menos derechos y salarios para el grupo de trabajadores/as tercerizados. Este es el caso de las trabajadoras de limpieza de la fábrica de alimentos, que según una entrevistada “
Hasta aquí pudimos analizar la realidad de la precariedad laboral en los sectores esenciales de la economía en el momento previo a la pandemia. Son trabajos muy exigentes en términos de responsabilidades y con jornadas intensivas que a la vez no son remunerados acorde a las necesidades de consumo de la clase trabajadora. Se trata de trabajadores empleados en el sector formal de la economía que tienen garantizados derechos laborales pero que también sufren las consecuencias de la precariedad laboral y de ingresos que afecta a la clase trabajadora Argentina más en general. Al interior de este grupo, sin embargo, se pudieron identificar algunas ocupaciones más precarias, como las de trabajadoras de limpieza en hospitales y fábricas. Son empleos tercerizados que tienen dificultades de acceder a una representación sindical y a un piso de derechos que tienen los trabajadores efectivos. Es decir, son trabajadoras formales, pero con menos derechos que sus compañeros/as de lugares de trabajo.
3.2 Trabajadores y trabajadoras informales
En los testimonios de trabajadores informales sobre sus condiciones de trabajo se advierten “marcas” comunes de sobre-explotación. Entre ellas encontramos largas jornadas de trabajo, la sobre-exigencia del cuerpo a cambios de exiguos ingresos que no alcanzan para llegar a fin de mes y estar sometidos al abuso de autoridad por parte de sus patrones o la policía en el caso de los trabajadores cuenta propia en la calle. Sin embargo, es posible advertir ciertas diferencias entre quienes están organizados y se apoyan en mecanismos colectivos para mejorar sus condiciones materiales de vida y entre quienes padecen en forma atomizada el despotismo de sus patrones con quienes sólo están vinculados por un intercambio de palabra o desarrollan actividades por cuenta propia de subsistencia.
En su descripción de las condiciones de trabajo previas a la pandemia los trabajadores de la economía popular señalan varios factores de precariedad. Para los vendedores ambulantes, el trabajo en la calle es muy duro:
Los trabajadores informales se encuentran empleados en sectores donde no existen normativas para el cuidado del físico del trabajador/a. Un ejemplo son los recicladores urbanos, como nos cuenta un entrevistado:
A pesar de que ponen mucho el cuerpo, los entrevistados de la clase trabajadora informal resaltan que el sueldo es muy bajo. Ese es el caso del entrevistado número 49, que tiene que hacer los dos trabajos para llegar a fin de mes. En el restaurante el sueldo es fijo en cambio en la verdulería siendo delivery a veces recibe propinas que le permiten superar el sueldo del restaurante pero a pesar de ello muchas veces no llega a fin de mes. Por otra parte, un entrevistado que trabaja de mozo en un pequeño bar señala que el sueldo es insuficiente y que “
Los trabajadores asalariados informales plantean que los patrones se aprovechan y les mandan a hacer más tareas de las que fueron pactadas previamente “de palabra” porque no tienen contrato de trabajo ni un convenio colectivo:
La falta de autonomía en el desarrollo de las tareas es un tema recurrente a las y los trabajadores asalariados informales. “EN: ¿cuánto pesa tu opinión para definir esos horarios? E: No, nada. EN: Te los impone, te dice "vos tenés que venir a la mañana, vos tenés que venir a la tarde, vos tenés que venir a la noche" y listo E: Y listo, ya está EN: No se discute nada. E: Eso sí, tengo horarios fijos, pero lo deciden un rango más arriba que el mío. EN: Claro. EN: Por ejemplo, ¿tenés la posiblidad de tomarte una o dos horas si tenés algún trámite o algún problema personal? E: De poder, podes. En lo posible no hacerlo. Un suponer, necesito hacer un trámite y voy a llegar... yo entro a las dos y media, voy a llegar a las tres y media, podes avisar. EN: Pero...E: Pero se te descuentan eso de la paga” (Entrevista 49, Asalariado informal, Mozo).
Los cartoneros lograron mejorar sus condiciones de trabajo a través de la organización en una cooperativa. Consiguieron tener seguros de trabajo:
El armado de la cooperativa les permitió cobrar un salario complementario. El salario que cobra a través de la cooperativa es una base, un piso que le permite la reproducción de su hogar en condiciones dignas. Luego, buscan vender el excedente para ver obtener más ingresos. La organización por sí sola no basta para conquistar derechos y mejorar las condiciones materiales de vida, también es necesaria la lucha colectiva: “
Los trabajadores nucleados en VAIO (Vendedores Ambulantes Independientes de Once) que se organizan en el MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos) y la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), desarrollan numerosas acciones colectivas de solidaridad, entre ellas la ayuda a manteros que por razones de salud y/o edad ya no pueden trabajar; el reparto de comida para gente en situación de calle y el funcionamiento de un comedor en Pichincha 282, sede de esta organización. La organización VAIO cumple un papel preponderante en organizar el trabajo cotidiano y en la mejora de las condiciones laborales y de vida. Se registra a las y los vendedores, se impulsa la concientización sobre el respeto de los horarios de venta (nunca antes de las 10 de la mañana y hasta las 18), sobre la conveniencia y necesidad de mantener y dejar limpias las veredas al término de la jornada laboral y no ofrecer para la venta artículos, indumentaria y/o calzado que pudieran competir con los productos que venden los comercios. Asimismo, realizan colectas de dinero para pagar el alquiler y alimentos a personas que por edad o alguna enfermedad no pueden continuar trabajando. Si algún trabajador o trabajadora de la vía pública sufre un robo de sus mercaderías o les son destruidas por parte de la policía, se invita a compañeros/as de la organización y otros pares a realizar una colecta para que los damnificados/as puedan volver a adquirir su mercadería.
Otro aspecto fundamental de la organización cooperativa de trabajadores/as informales es la red de comedores comunitarios que brinda alimentación y tareas de cuidado a los niños/as de los barrios más carenciados. Antes de la pandemia, esta tarea se complementaba con el sistema de educación formal, como nos cuenta una entrevistada que es cocinera en comedores populares:
Como pudimos ver hasta aquí, los trabajadores y trabajadoras informales están expuestos a largas jornadas laborales con grandes exigencias físicas. En el caso de los asalariados informales, las entrevistas muestran una falta de autonomía y la exposición permanente a las arbitrariedades de los patrones, además de los bajos sueldos. En el caso de las actividades organizadas de manera cooperativa, como los cartoneros y vendedores ambulantes, la organización colectiva les permite solucionar algunos de los aspectos más problemáticos de sus trabajos y a la vez apoyarse en organizaciones colectivas como los comedores populares para garantizar su alimentación y otras tareas de cuidado. De todas maneras, la construcción colectiva también demanda tiempo y no dejan de ser ocupaciones que proveen un salario de subsistencia. La irrupción repentina de la pandemia y su rápida propagación como veremos en el siguiente apartado afectó más las condiciones de trabajo y de vida la clase trabajadora informal en relación a la clase trabajadora formal porque es la que más depende de “poner el cuerpo cotidianamente” para lograr su reproducción social y no cuenta con acceso a mecanismos legales de protección en el trabajo.
3.2.1 Cuidadoras de ancianos y niños
Respecto de las condiciones de pre-pandemia las entrevistas mencionan que son monotributistas, facturan a empresas o trabajan sin registro para familias, cuidando niños o adultos mayores quienes necesitan asistencia durante el día o la noche. Al ser un rubro ejercido por mujeres quienes se encargan del inicio de la vida y de la última etapa de ella aparecen sueldos muy bajos y agotadoras jornadas laborales. Antes de la pandemia trabajaban un promedio de 40 o 45 hs. semanales, pero luego de ella, la cantidad de las horas se extendió bastante. En palabras de las entrevistadas, ven el trabajo de cuidado como una prolongación de cuestiones dedicadas a servir al otro. “
Ya en el momento previo a la pandemia, las jornadas laborales de este grupo de trabajadoras eran agotadoras:
Otra de las entrevistadas también resaltó las altas exigencias de sus jornadas laborales, que incluyen los fines de semana además de las 40 horas semanales que trabajan regularmente “
El panorama que plantean las cuidadoras es desolador respecto a sus condiciones de trabajo e ingresos. Es un sector informal que tiene la característica de emplear principalmente mujeres. Las trabajadoras de cuidado tienen jornadas muy extensas e ingresos bajos. Además de ello, es un trabajo que demanda muchos esfuerzos físicos y psicológicos, ya que la atención de enfermos siempre genera mayores demandas. En el caso de las trabajadoras incluidas en este análisis, no se encontraron importantes diferencias entre aquellas contratadas por agencia y aquellas que realizan la tarea de manera autónoma. En ambos casos los ingresos son magros y las jornadas de trabajo son extensas y demandantes, tanto en el plano físico como psicológico. Tal como veremos en el capítulo siguiente, estas exigencias se multiplicaron en pandemia para las cuidadoras, generando situaciones de mucho estrés laboral.
3.3 Pequeños/as comerciantes
La situación de la pre-pandemia en Argentina, como se describe en este informe, fue una situación de crisis económica con indicadores altos de inflación, endeudamiento y crecimiento de la desocupación, en este contexto los comerciantes trabajaban jornadas laborales largas, los costos de sus comercios eran altos y la ganancia baja. En la pre-pandemia los comerciantes extendieron sus jornadas laborales de 8 a 10 u 12 horas diarias de venta, por ejemplo, de 8 de la mañana a 20 o 22 hs, más allá de lo que requiere la compra de insumos en verdulería o panadería que conlleva ir a comprar al mercado central en el Gran Buenos Aires a las 4 o 5 de la mañana, para tener lista la mercadería a las 8 hs en sus comercios.
En este sentido, los entrevistados definen al trabajo como “esclavo” por la cantidad de tiempo que les insume de sus vidas, cortando cualquier actividad por fuera del negocio:
En el marco de las extensas jornadas laborales, muchos de los comerciantes lograr construir sus comercios a partir de un emprendimiento familiar, donde toda la familia trabaja, incluyendo a hijos que atienden los comercios durante el día o acompañando al padre al mercado a comprar verdura o elaborar el pan muy temprano al alba.
Las ventajas en la apertura de comercios que, en muchos casos, se hace a partir de la indemnización de trabajos asalariados de muchos años en fábricas o empresas. Los negocios se van adaptando según la demanda los clientes. Por ejemplo, una rotisería ser fue adaptando al público que le iba a comprar en los almuerzos, de los trabajadores del barrio.
Las ventajas que emergen de las entrevistas es que la autonomía laboral, la posibilidad de marcar los propios tiempos, de organización el tiempo laboral y personal en el día a día. Asimismo, se observa también la libertad de no tener jefe ni capataz, o mejor dicho en palabras de los entrevistados, “ser su propio jefe”, la posibilidad de no rendir cuentas o estar atado a rutinas y reglas dependientes de cuestiones ajenas a su vida. Esta posibilidad de organización del tiempo que aparece en las entrevistas, hacer trámites, ir al médico o tener la disponibilidad de optar por acomodar el tiempo de trabajo. Esta posibilidad de organización del tiempo se tensiona con las largas jornadas de trabajo para poder acceder a alguna ganancia y lograr llevar el negocio adelante, los costos, los problemas con los proveedores, la situación económica del país y mantener el negocio a flote son algunas de las preocupaciones.
Las experiencias de trabajo durante la pandemia
En el presente capítulo indaga acerca del impacto de la pandemia en las condiciones de trabajo de los trabajadores y trabajadoras entrevistados. Como pudimos ver en el capítulo anterior, el punto de partida de los diferentes sectores es diverso, tanto en la cuestión de condiciones de trabajo como en la posibilidad de organización colectiva para garantizar ciertos derechos en un contexto tan cambiante. A continuación, analizaremos cómo impacto la pandemia en las jornadas de trabajo, las exigencias físicas y psicológicas y en los ingresos de los trabajadores y trabajadoras y cómo se afectaron sus dinámicas familiares, entre otros temas relevantes. Como podemos ver, ningún sector estaba plenamente preparado para afrontar la pandemia, lo cual puso una exigencia muy alta en el mundo del trabajo, tanto formal como informal.
4.1 Trabajadores y trabajadoras formales
El inicio de la pandemia de Covid-19 implicó profundos cambios en las rutinas laborales de los/as trabajadores/as esenciales empleados en el sector formal de la economía. En esta sección analizaremos cómo los propios trabajadores/as reflexionan sobre esos cambios y qué estrategias llevaron adelante en sus lugares de trabajo para continuar con sus tareas ante la nueva realidad epidemiológica. Cabe señalar que se trata de sectores de empleo con alta regulación estatal que cuentan con un piso de derechos adquiridos y cuyas actividades se encuentran pautadas por convenios colectivos de trabajo.
Durante la pandemia, estos derechos fueron reforzados por la prohibición de despidos y, en el caso del sector privado, por el programa ATP mediante el cual el estado se hizo cargo de parte de los salarios. Con respecto a los riesgos específicos asociados al trabajo en pandemia, estos trabajadores y trabajadoras contaron con licencias con goce de sueldo para grupos de riesgo; licencias para el cuidado de niños/as en edad escolar y la declaración del COVID-19 como enfermedad profesional en los casos de las y los trabajadores excluidos del aislamiento social. La reflexión sobre la importancia de estos derechos adquiridos aparece en varias entrevistas, como es el caso de un operario de una fábrica alimenticia, que nos contó lo siguiente respecto de las licencias: “
Más allá de este piso de derechos, la realidad del trabajo durante la pandemia presentó importantes desafíos para este sector de la clase trabajadora. Para ellos/as, tener que continuar con sus tareas en marzo del 2020 se tradujo en miedo e incertidumbre respecto de su propia salud y la de sus compañeros y seres queridos. Por ejemplo, Román, que está empleado como cajero en un supermercado, contó que trabajar en la pandemia fue “Horrible. Horrible desde el primer momento. Veía que no se sabía nada con el virus. Y uno, no es que iba a trabajar, uno estaba obligado a ir a trabajar, una cosa de locos. Uno tenía que ir obligado a trabajar en el primer periodo en el que no se sabía nada, y no estaba bien en claro cómo era el contagio, cómo te tenías que cuidar. Y nosotros íbamos y nos encontrábamos con una sucursal que no estaba preparada, no había un cumplimiento de protocolo.” (Entrevista 12, Cajero de supermercado). También Micaela, que trabaja haciendo limpieza en un hospital, contó en su entrevista que iba a trabajar “con mucho miedo. Mucho miedo, porque... no sé si te acordás que decían que dónde te agarraba la restricción te quedabas. Yo decía... yo más pensaba por mi familia. Si me si agarra en el hospital, me tengo que quedar en el hospital, ¿qué hago con mi familia? ¿Cómo les paso la plata para que coman, cómo los voy a ver? Ese era mi miedo.” (Entrevista 27, trabajadora de limpieza en un Hospital).
Estos dos fragmentos de entrevistas resumen muy bien los sentimientos expresados por la mayoría de los entrevistados/as. Ellos/as están empleados en sectores esenciales de la economía y no tuvieron opción de quedarse en sus casas al inicio de la pandemia. Esto generó sentimientos de angustia, miedo e incertidumbre respecto de la posibilidad de contagiarse en el trabajo y perjudicar a sus familias. Carlos es un enfermero que estaba empleado en una guardia de un hospital al inicio de la pandemia, y cuenta también la particular experiencia de comenzar a recibir pacientes con Covid: “En algún momento, recuerdo como que comenzaba dudar: “¿y si me contagio?”; tenía el temor de contagiar a los demás, a mi entorno familiar. Como que ya empecé a tener ese temor y como que me va a defensas, como que me venía un bajón de estar ahí en la guardia en ese momento. Recuerdo siempre a mi compañera que me dijo: “Bueno, para eso estudiamos, para eso elegimos la carrera; de hecho, estamos aquí porque nos gusta ayudar a las personas. Esta gente nos necesita y por eso estamos acá”. Ahora nos tocó a nosotros. Tenemos que estar nomás. No me olvidó porque eso fue lo que me dio fuerza a seguir en ese momento.” (Entrevista 28, Enfermero en hospital público). En este caso, y en otros entrevistados/as del sector de salud, el sentimiento de miedo e incertidumbre estaba acompañado también por el orgullo de realizar un trabajo de servicio a la comunidad en un contexto de emergencia.
Con respecto a las condiciones de trabajo al inicio de la pandemia, las entrevistas plantean una dinámica de negociación y lucha para determinar los protocolos de cuidado; pero partiendo de un piso de derechos garantizado por la regulación estatal del trabajo y la presencia de la organización sindical. En primer lugar, los/as entrevistados señalan que en los lugares de trabajo se debió realizar una re-organización de turnos y horarios para poder garantizar el servicio esencial en el nuevo contexto. Por ejemplo, en el Subte la empresa redujo la cantidad de horas de trabajo para poder organizar las burbujas entre trabajadores/as: “
La organización de burbujas para garantizar el servicio también tuvo en cuenta las licencias de trabajadores y trabajadoras que por diferentes razones se encontraban exceptuados/as de realizar sus tareas. Tal es el caso de los mayores de 60 años, aquellas personas a cargo de niños/as, y los pacientes con enfermedades de riesgo: “
También en los supermercados y en las fábricas alimenticias relevadas, las empresas realizaron contratación de personal para poder cubrir a aquellos licenciados por diferentes motivos. En algunos casos, es importante señalar que estos nuevos trabajadores/as se incorporaron con menos derechos que los trabajadores/as de planta. Un caso paradigmático es el de las fábricas de alimentos, que incorporaron personal joven proveniente de empresas de comida rápida que no podían abrir al público. Como nos cuenta José, un operario de la fábrica, para poder suplantar a los trabajadores/as licenciados la empresa trajo a “
Una vez determinados los turnos de trabajo, las licencias y las nuevas incorporaciones; las patronales debieron establecer los protocolos de cuidado para poder realizar las actividades laborales con el menor riesgo posible. Con respecto a ello, las entrevistas brindan un panorama de improvisación por parte de las empresas y una alta conflictividad en los diferentes lugares de trabajo. En el caso de los supermercados, por ejemplo, las entrevistas mencionan la falta de cuidados con la que tuvieron que realizar sus tareas una vez que comenzaron las restricciones: “
Una situación algo diferente se vivió en los hospitales, que organizaron el trabajo de una manera más segura para poder estar en la primera línea de la pandemia: “
Ahora bien, más allá de las políticas iniciales de las empresas u organismos públicos, en las entrevistas se señala la importancia de la presión que los propios trabajadores y sus organizaciones sindicales podían ejercer para que se respeten los protocolos de cuidado. En los relatos se mencionan numerosas medidas de fuerza realizadas durante la pandemia, incluyendo asambleas, paros, reuniones con las patronales y la auto-organización de los cuidados. En el caso del subterráneo, por ejemplo, si bien la empresa organizó turnos reducidos de trabajo para poder respetar las burbujas, los entrevistados/as consideran que los protocolos de cuidado fueron insuficientes. Ante la falta de una política clara de la empresa, los propios trabajadores asumieron esta responsabilidad: “
Algo similar ocurrió en una empresa de colectivos donde trabaja uno de los entrevistados. Según nos cuenta, ante la falta de un protocolo de cuidados, los trabajadores tuvieron que presionar a la empresa mediante reuniones y asambleas: “
Esta falta de cuidados y protocolos también se dio en el caso de uno de los supermercados donde realizamos entrevistas. A diferencia de los casos anteriores, en este caso nuestro entrevistado considera que el sindicato no colaboró en las disputas con las empresas. Según nos cuenta, la política de la empresa fue muy insuficiente: “
La realidad del sector de supermercados contrasta con otros sectores con sindicatos de base o con un patrón pre-existente de auto-organización de trabajadores. Un ejemplo de lo primero es el caso del subterráneo, donde luego de unos meses de trabajo en horarios reducidos, la empresa intentó volver a los horarios de la pre-pandemia. La comisión interna de la empresa organizó varias medidas de fuerza, incluyendo un paro, para que se sigan respetando los protocolos: “
Otra experiencia de organización colectiva en el marco de la pandemia se dio en una fábrica alimenticia. En esta empresa, los protocolos de cuidado los impusieron los propios trabajadores mediante una medida de fuerza, tal como nos cuenta Agustina, que es operaria en una línea de producción: “
Tal como analizamos hasta aquí, en el sector formal de la economía los protocolos y cuidados fueron resultado de negociaciones y conflictos entre la patronal, los trabajadores/as y las organizaciones sindicales. Por lo general, los entrevistados/as cuentan que al inicio de la pandemia los protocolos fueron insuficientes y que a partir de los reclamos y la participación sindical se fueron estableciendo nuevas medidas de seguridad. Las diferencias entre lugares de trabajo aparecen en primer lugar respecto de la rama de actividad, ya que los trabajadores/as de hospitales afirman que en sus lugares de trabajo los protocolos se establecieron tempranamente y con un alto nivel de cuidado. En segundo lugar, observamos que el rol del sindicato y/o la comisión interna sindical también influyeron en el establecimiento de medidas de cuidado. Aquellos lugares de trabajo con fuerte presencia sindical de base y/o con procesos de organización autónoma, lograron imponer cuidados adicionales a los propuestos por las empresas. El caso emblemático es el de los trabajadores de subterráneos. Por otra parte, en sectores con sindicatos ausentes, las empresas mantuvieron la precariedad de los protocolos durante toda la pandemia.
Ahora bien, más allá de las diferencias en el tipo de tareas realizadas y en los protocolos propuestos por las patronales, el trabajo esencial durante la pandemia implicó importantes consecuencias para trabajadores y trabajadoras esenciales; tanto en lo que respecta a su salud como en su organización familiar. Con respecto a la salud, en las entrevistas se menciona mayor estrés psicológico por realizar las tareas en un contexto de pandemia y también algunas consecuencias del uso de barbijos y materiales sanitizantes para la piel de la cara y de las manos. Con respecto al impacto psicológico, una de las trabajadoras entrevistadas nos cuenta que “
Finalmente, sin duda el mayor impacto de la pandemia en la salud de trabajadores esenciales se dio por los brotes de Covid en los lugares de trabajo, como comentaron entrevistados que trabajan en supermercados, fábricas de alimentos, subtes y colectivos. En el caso de una empresa de colectivos, la enfermedad produjo contagios y fallecimientos entre los trabajadores: “
Además del impacto emocional y afectivo de los brotes de Covid en los lugares de trabajo, el tránsito por la enfermedad dejó secuelas a aquellos trabajadores que se contagiaron. Micaela nos cuenta que la principal consecuencia es una sensación de agotamiento:
Otra consecuencia del trabajo esencial fue la complicación de la organización familiar, en especial para las trabajadoras mujeres a cargo del cuidado de niños y ancianos. La suspensión de la presencialidad escolar afectó en particular a mujeres a cargo de niños en edad escolar que por algún motivo no habían podido acceder a una licencia. Esto nos cuenta Norma en el siguiente fragmento: “
En esta sección analizamos las dificultades del trabajo esencial de trabajadores/as formales durante la pandemia de Covid-19 en la Argentina. Este trabajo se dio en un marco de regulación estatal de las actividades que garantizaron derechos a los trabajadores como ser las licencias pagas para grupos de riesgo o personas a cargo de niños en edad escolar. Sin embargo, al momento de iniciarse la pandemia los entrevistados/as relataron que las empresas no desplegaron los protocolos necesarios para un trabajo seguro, por lo cual se iniciaron dinámicas de conflicto y negociación en los diferentes lugares de trabajo. En este sentido, la presencia de una organización sindical y la organización de trabajadores/as fue un factor relevante para que las empresas garantizaran protocolos de cuidado. A lo largo de esta sección pudimos ver que los trabajadores/as realizaron diferentes medidas de lucha incluyendo paros, asambleas y reuniones con la patronal para exigir estas medidas y lograr un ambiente de trabajo medianamente seguro. Más allá de la existencia de protocolos, la exigencia del trabajo esencial durante la pandemia generó en los entrevistados/as diferentes dolencias, malestar emocional y dificultades en la organización familiar; a la vez que todos los lugares de trabajo fueron afectados por brotes de Covid-19.
4.2 Trabajadores y trabajadoras informales
La pandemia impactó en distintas dimensiones de la vida de los trabajadores y trabajadoras informales. Al no tener un empleo regulado, el trabajo esencial de estas personas no tuvo ningún tipo de regulación orientada a proteger la salud de los trabajadores y trabajadoras. En este apartado, nos centraremos en recuperar las experiencias vinculadas a la salud, las condiciones de trabajo y la organización de tareas domésticas y de cuidado al interior del hogar.
En primer lugar, las y los trabajadores mencionan el miedo que les generó la propagación de la pandemia. “
Varios trabajadores nos contaron que se contagiaron en el trabajo. “Me contagié en Julio, Julio de este año. Y creo que fue por el trabajo. Dónde uno interactúa con más personas es aquí. Y es muy difícil controlar a las personas que entran aquí al controlar mucha gente: de qué se tienen que usar el tapa boca, de los temas de seguridad; o sea, hay que implementar un alcohol y había que decirle a todo el mundo que, por favor, ahí está el alcohol, y entraban personas y personas y había que decirle a cada uno que se echara alcohol, que se acomodara el tapaboca... Y aquí ha entrado mucha gente. Y de verdad que yo digo: donde pude contagiarme fue aquí, porque otro lado no creo” (Entrevista 50, Asalariado informal, Comercio). La pandemia empeoró sustancialmente las condiciones de trabajo de los trabajadores informales por varios factores: el aumento de tareas, la disminución de los salarios o ingresos, el descuento de los días que no pudieron trabajar por enfermedad, menor autonomía y más exposición a riesgos.
Durante los meses más difíciles de la pandemia hubo reducción de personal, lo cual afectó principalmente a los asalariados informales en pequeños establecimientos. “Sí, sí, por eso también nos reducimos. Nos turnamos: un día viene mi compañero y otro día yo voy yo. Ponele que trabajas 12 personas. De ahí te reducen cuatro personas. A la semana llegas dos veces o tres veces mínimo. Y si nos informaba siempre el dueño: “¿Sabes qué? vamos a reducir la gente por este tema que está pasando”. Aceptaba porque no había otra forma que cuidarse” (Entrevista 43, Asalariado informal, Verdulería y gastronomía). Los patrones con la excusa de que tenían que cumplir protocolos de cantidad de gente por metro cuadrado despidieron a muchos trabajadores. La disminución de las ventas los patrones las hacían recaer sobre las espaldas de los trabajadores. “No obvio que, en pandemia bajo, ¿viste? Entonces no. Tenía pensado hacer otra cosa. Ahora por lo menos trato de acomodarme de nuevo. Durante la pandemia no podía. Tenía para el día. No había más para hacer muchas veces. Tenías por lo menos. Por ahí... querías hacer otra cosa y querías pagar y podías hacerlo, pero no había... Se redujeron bastante mis ingresos. En: ¿Cuánto decís que se redujeron tus ingresos: mucho, poco, la mitad? Laburaba más cuando empezó la pandemia, con la restricción horaria empezamos a cerrar más temprano y ahí si se redujo casi una hora de laburo. (Entrevista 43, Asalariado informal, Verdulería y gastronomía).
En los pequeños comercios y talleres que concentran empleo informal, los protocolos y cuidados de los trabajadores frente al covid-19 fueron mínimos, se concentraron en la compra de alcohol para los clientes y en algunas circunstancias el empleador proveo de barbijos a los trabajadores, pero en muchos otros casos no, los propios trabajadores tenían que comprarse su tapabocas. Un entrevistado que trabaja como mozo nos dice que durante los momentos más duros de la pandemia la pasó
Para los trabajadores cuentapropia informales (vendedores ambulantes y cartoneros-recicladores) el trabajo disminuyó mucho en pandemia. “
A Nito, cartonero de 50 años, su familia no lo dejaba salir a trabajar.
En este contexto de precariedad y riesgos sanitarios, los trabajadores/as informales vieron caer drásticamente sus ingresos, más allá de haber recibido algunas políticas estatales como el Ingreso Familiar de Emergencia durante los meses de confinamiento más duro. Los comedores populares emergieron en esta situación como una red de contención para las familias más vulnerables, ya que brindaron alimentos y tareas de cuidado a una población que se vio impedida de salir a trabajar. Una entrevistada que trabaja en un comedor nos contó que durante la pandemia incrementaron los días y horarios de trabajo, hasta llegar a trabajar más de 8 horas por día durante los siete días de la semana: “
Las múltiples organizaciones que estructuran el amplio universo de las clases populares en Argentina fueron clave para canalizar el descontento social de la clase trabajadora informal por la falta de trabajo, la precariedad, la sobre-explotación laboral y la caída abrupta de los ingresos durante la pandemia que pusieron en cuestión los gastos básicos de reproducción de la vida. Las organizaciones territoriales como por ejemplo VAIO y la de Cartoneros (FACYR) canalizaron reclamos y conflictos por asistencia alimentaria, servicios de salud, medidas de protección para el trabajo, protocolos, etc. Asimismo, durante el macrismo primero y luego con más fuerza y visibilidad durante la pandemia, en los barrios populares se doblegaron esfuerzos a través de merenderos, comedores y distribución de alimentos para paliar la crisis. También se desplegaron programas de empleo a través de cooperativas como por ejemplo “Potenciar Trabajo” para el mejoramiento de viviendas y la construcción de infraestructura.
4.2.1 Cuidadoras de ancianos y niños
Las entrevistadas coinciden en que todas enfrentaron situaciones de miedo al salir a trabajar presencial. Aparece en las entrevistas una sensación de temor, de arriesgar la vida por salir a trabajar día a día durante la pandemia. Los trabajos más precarios se refuerzan en el marco de una pandemia mundial:
La responsabilidad de contagiar a otros pacientes que están en una clínica fue una situación dura de atravesar. Los geriátricos, centros colectivos de atención de adultos mayores fueron afectados mundialmente por Covid porque eran instituciones visitadas por muchos médicos y personal de cuidados, así como los centros o clínicas donde están los enfermos psiquiátricos fueron el epicentro en muchos casos de la pandemia. Asimismo, las restricciones afectaron en gran medida a las personas que transitaban enfermedades mentales porque sus familiares no podían visitarlos y un contagio implicaba la masividad de contagios en el centro, así el aislamiento generó temores, fobias y reforzó enfermedades pre-existentes vinculadas a las relaciones interpersonales.
Una de las entrevistadas, que realiza tareas de acompañante terapéutica, nos ilustra muy bien el miedo al contagio:
La pandemia generó sobrecargas de condiciones laborales, refuerzo de problemas pre-existentes y generó otros como ansiedad o fobia social. La alta exposición de las trabajadoras que tuvieron que hacer sus tareas presenciales y vinculadas a tareas de cuidado, porque el sistema estaba sobrecargado y los esfuerzos eran destinados a las problemáticas de covid19, dejando un poco de lado otras problemáticas importantes. Todos los recursos fueron volcados a atender la pandemia y las condiciones de la enfermedad del covid agravaba cuestiones de aislamiento en pacientes que requerían contención, cuidados y vínculos interpersonales eso emerge de las entrevistas de las cuidadoras de niños, ancianos y de pacientes psiquiátricos.
A las largas jornadas laborales de 10 horas por día más sábado o domingos se sumaban casos graves con mucha responsabilidad por el cuidado y poca recompensa económica y reconocimiento social “
Como pudimos ver en esta sección, las trabajadoras de cuidado fueron uno de los grupos más afectado por el cambio de condiciones de trabajo durante la pandemia. Era un sector que ya estaba expuesto a condiciones muy duras de trabajo, a lo cual se agregó en la pandemia los cuidados y exigencias extra para evitar contagios en poblaciones de riesgo. Al ser trabajadoras informales con contratos autónomos, no tuvieron la posibilidad de tomar licencias por enfermedad y tampoco pudieron dejar de trabajar ya que perdían el ingreso. En este grupo de entrevistadas se combinan la desigualdad de clase, el género y, en algunos casos, el origen migratorio. Algunas de las cuidadoras son migrantes de países limítrofes que al tener residencia precaria tampoco pueden acceder a un empleo formal en el sector de salud. Todas estas desigualdades se profundizaron en la pandemia, siendo uno de los sectores más vulnerables en el nuevo contexto.
4.3 Pequeños/as comerciantes
Las experiencias de la pandemia fueron variadas, especialmente cuando se trata del rubro alimentos y especialmente pequeños comerciantes, sin embargo, aquellos que fueron esenciales en el rubro alimenticio mencionan ciertas pautas que atraviesa la experiencia biográfica de aquellas familias comerciantes que lograron transitar la pandemia. Los pequeños comerciantes vivieron distintas etapas en la pandemia, todas estuvieron marcadas por las restricciones del ASPO, Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.
En una primera etapa de restricciones bastante estrictas los negocios de cercanía estuvieron abiertos sólo para que las personas accedan a él a partir de pedidos. Nadie podía ingresar al local, solo tomar pedidos por internet, redes, celulares o desde la calle. En esta primera etapa debían respetar los horarios y sólo podían abrir aquellos negocios que eran esenciales en la nómina estatal. Asimismo, los negocios a medida que pasaba el tiempo acumulaban deudas, más aquellos que tenían empleados y gastos fijos altos:
Durante las restricciones estrictas los locales de comida tuvieron que adaptar sus negocios a la nueva modalidad, redistribuir horarios, solicitar permisos de viaje, promocionar sus celulares para llegar al público y adaptar los locales para mostrar mejor su mercadería o producto. Esto implicó la inversión de capitales, así como el pago a empleados, de modo que las pocas horas que estaban abiertos no lograban hacer la ganancia para poder afrontar los gastos de la pandemia:
Las condiciones de funcionamiento durante ese tiempo de pandemia para los pequeños comerciantes fueron muy duras, largas jornadas laborales, deudas. Las etapas de la pandemia fueron cambiando, pasaron de no poder ingresar a comprar al negocio, luego solicitar en la puerta detrás de un mostrador y finalmente poner mesas al aire libre: “
La pandemia en palabras de los entrevistados agudizó lo que podemos caracterizar como la doble crisis económica, la crisis económica pre-pandemia y la irrupción de la pandemia empeoró las condiciones laborales y degradó el salario, de modo que, en palabras de los comerciantes afectó la calidad de vida, teniendo que hacer cambios en sus estilos de vida y sus consumos. Muchas decisiones sobre colegios privados y pre-pagas de salud privadas tuvieron que cancelarse: “
Asimismo, las adaptaciones en pandemia también se focalizaron en los cuidados que las personas debían tener para protegerse del covid19. Estos cuidados fueron el foco de la adaptación de los negocios y el eje de los cambios de hábitos en la vida cotidiana de los comercios en pandemia. Aprender a utilizar le barbijo durante muchas horas, ventilar el local, y ordenar los clientes para la atención al público. Por ejemplo, en los restaurantes debían limpiar todo con alcohol
Los comerciantes destacan las distintas etapas en las restricciones y también la desconfianza hacia las políticas restrictivas del gobierno
En esta etapa había conflicto en la puerta de los comercios, por las largas colas y la distancia que había que mantener. Durante ese tiempo se generó un problema con los clientes, esto es mencionado a menudo, no se respetaban las normas. Los clientes no cumplen con el distanciamiento y genera conflictos en la puerta del local, peleas, discusiones y cuestiones que fueron relajándose a medida que las etapas de la pandemia se fueron relajando con la bajada de casos.
Los trabajadores y trabajadores esenciales se sintieron más expuestos que otros trabajadores y en palabras de ellos la sensación de miedo, incertidumbre los invadió durante esos meses en los que todo resultaba desconocido. “
En síntesis, los comerciantes en el rubro de alimentos, durante la pandemia, estuvieron expuestos a grandes jornadas laborales con deudas y condiciones que fueron cambiando de acuerdo con las condiciones sanitarias del país, esto por momento se tradujo en deudas, pérdida de la inversión realizada y sentimientos de desmotivación. No obstante, con la vacunación y la baja de casos, pudieron ir recuperando su fuente de trabajo, mejorando su comercio a partir de la incorporación de tarjetas de débito, lo que le permitió al estado ir incorporando al control fiscal aquellos comercios de cercanía.
Expectativas y esperanzas a futuro
La guía de entrevistas utilizada incluía en su tramo final una pregunta acerca de las esperanzas y expectativas que tenían los entrevistados/as sobre el mundo laboral en la pos-pandemia. Se solicitó a los entrevistados que imaginen cómo sería ese mundo laboral, qué condiciones de trabajo debería tener y cómo se podría lograr eso. En el caso de los trabajadores formales, las respuestas estuvieron centradas en la mejora de las condiciones de trabajo que ellos desearían para el futuro. Si bien muchos entrevistados se mostraron escépticos con la idea de que el mundo de la pospandemia cambiaría para mejor, cuando les preguntamos cómo les gustaría trabajar a ellos/as en el futuro cercano, mencionaron diferentes aspectos de sus condiciones de trabajo.
En primer lugar, algunos/as entrevistados mencionaron la necesidad de un aumento del poder adquisitivo del salario. Tal como habíamos analizado en el capítulo 4, gran parte de los reclamos de trabajadoras y trabajadores formales se referían a que sus sueldos perdían sistemáticamente contra la inflación. Más allá que los convenios colectivos garantizan paritarias anuales, los entrevistados/as consideran que los aumentos son insuficientes para igualar la dinámica inflacionaria del país. Para el mundo de la pospandemia, una de las entrevistadas espera mejores ingresos por sus tareas: “
El trabajo durante la pandemia también dejó algunas expectativas sobre posibles mejoras en las condiciones de trabajo en diferentes sectores. Sobre todo en el sector de transporte, los trabajadores y trabajadoras entrevistados consideran que la reducción de la cantidad de pasajeros durante la pandemia les hizo dar cuenta de las exigencias cotidianas del mundo pre-pandémico. Esto nos cuenta Daniel, chofer de colectivo urbano “
Al haber bajado el ritmo de trabajo durante la pandemia, estos trabajadores y trabajadoras se dieron cuenta del estrés y la exigencia que tenían sus jornadas laborales en la pre-pandemia. En particular trabajadores y trabajadoras de servicios públicos esperan que en la pospandemia bajen los ritmos de trabajo. Por ejemplo Estela, conductora del subterráneo, considera que las burbujas de trabajo podrían mantenerse en el futuro mundo laboral, al igual que las prácticas de limpieza de los lugares de trabajo: “
En resumen, los trabajadores y trabajadoras del sector formal tuvieron muchos aprendizajes durante la pandemia respecto del nivel de estrés y exigencia de sus trabajos; y de algunas medidas que serían necesarias para poder trabajar mejor. Lo principal en un país como Argentina con décadas de alta inflación, es que los salarios recuperen su poder adquisitivo y puedan permitir mayores consumos a las personas de clase trabajadora. Asimismo, los y las entrevistados consideran que algunas dinámicas del trabajo en la pandemia se podrían mantener, como ser la colaboración entre trabajadores y los protocolos de limpieza implementados. Finalmente, la posibilidad de implementar jornadas más reducidas de trabajo sería una medida importante para que los y las trabajadoras cuenten con mayor tiempo para dedicar a sus familias y al ocio.
En lo que refiere a trabajadores y trabajadoras informales, las expectativas para la pos pandemia se refieren principalmente a poder organizar mejor su trabajo y tener mejores condiciones para hacerlo. Uno de los entrevistados resalta la importancia del trabajo cooperativo para el futuro, aunque señala que se debería organizar mejor: “
También, los entrevistados consideran que en el futuro debería haber mejores regulaciones para su actividad. Esto es una cuestión muy relevante para las actividades de subsistencia de trabajadores y trabajadoras informales, ya que al no haber regulación estatal, se encuentran expuestos a una gran precariedad laboral e incluso a la violencia policial: “
Tal como vimos en los capítulos anteriores, un grupo relevante de trabajadoras informales fueron las cuidadoras de niños y ancianos. Fueron muy exigidas durante la pandemia, y en las entrevistas pudieron reflexionar sobre lo que necesitarían para trabajar mejor en el mundo de la pospandemia. Luego de dos años agotadores, las cuidadoras expresan en sus entrevistas la necesidad de tener mejoras en las condiciones laborales, no sólo referidas a la reducción de la jornada de trabajo sino también al reconocimiento de sus derechos laborales, feriados, tiempos de trabajo, equipo acorde a las condiciones que enfrentan y salario. Los reclamos de las cuidadoras están también ligados a una contención, supervisión por parte de otros que puedan contener la situación. En muchos casos el trabajo se lleva adelante sin planificación previa, sin posibilidad de materiales para el trabajo, sin tiempos claros de la jornada laboral. De las entrevistas emerge que ellas están abarrotadas, que sus derechos de descanso o enfermedad son vulnerados en función de una lógica laboral que siempre está colapsada por la inmediatez y la falta de reconocimiento y de retribución monetaria.
Finalmente, las expectativas a futuro según los pequeños comerciantes están centradas en una mejor organización de su emprendimiento. Por ejemplo, un dueño de un almacén de productos dietéticos afirmó que a futuro espera lo siguiente: “
Más allá de las cuestiones organizativas de su trabajo, los pequeños comerciantes también expresaron sus expectativas respectos del futuro familiar y personal. Por ejemplo, algunos mencionaron la importancia de que sus hijos estudien alguna profesión que le guste. Sacar el negocio adelante “sin sobresaltos” en palabras de ellos, para poder asegurar el futuro de sus hijos. En el marco de una doble crisis económica y pandémica, los comercios viven al día, son trabajos familiares, con jornadas muy largas en la que colaboran todos los integrantes de la familia. Durante la pandemia, si bien sufrieron cambios según las etapas que la Argentina transitó según las restricciones, los comercios esenciales pudieron abrir y lograron en la mayoría de los casos sobrevivir, ajustando las expectativas de estilos de vida a una vida más mesurada en gastos, elecciones educativas y de salud con costos reducidos.
Conclusión
El presente reporte presenta los principales hallazgos de una investigación cualitativa basada en entrevistas a trabajadores y trabajadoras en actividades económicas clave que continuaron sus trabajos durante la pandemia de Covid-19 en el Área Metropolitana de Buenos Aires. En primer lugar, los trabajadores y trabajadoras del sector formal nos contaron sus experiencias de trabajo atravesadas por grandes exigencias físicas y psicológicas por tratarse de trabajos de servicios públicos esenciales como salud y transporte. Asimismo, estos trabajos dejan poco tiempo para el ocio y la vida familiar, un reclamo que apareció repetidamente en las entrevistas. Ahora bien, se trata de sectores con altas tasas de sindicalización, lo cual permite que los trabajadores tengan una representación a la hora de discutir condiciones de trabajo e ingresos. Esto les brinda una protección relativa que no tienen otros sectores de la clase trabajadora, aunque, como vimos, estas protecciones no se dan a todos los trabajadores formales por igual ya que existen sectores precarios que no tienen los mismos derechos que sus propios compañeros de trabajo. Además de ello, los entrevistados/as se refirieron al bajo poder adquisitivo de sus salarios, ya que en un contexto de alta inflación ni siquiera las paritarias anuales lograban igual el aumento de los precios.
En este contexto, la pandemia generó mayores presiones para trabajadores y trabajadoras formales. Es importante mencionar en particular a enfermeros y enfermeras, que tuvieron a su cargo los trabajos de la primera línea de combate contra el virus. Las trabajadores/as de salud entrevistados nos contaron la presión extrema a la que se vieron sometidas debido a que tuvieron que ampliar sus horarios de trabajo e incorporar nuevas tareas en un contexto de crisis sanitaria. Con respecto a los protocolos de cuidado frente al Covid-19, los entrevistados consideraron que las patronales no implementaron protocolos efectivos desde el inicio de la pandemia, sino como resultado de conflictos y negociaciones con la representación sindical. Analizamos en detalle los diferentes conflictos laborales que se generaron en el sector formal de la economía y mediante los cuales los trabajadores y trabajadoras exigieron medidas de cuidado. Los hallazgos nos permiten afirmar que fueron importantes los aportes de la representación sindical y de las dinámicas autónomas de organización de trabajadores para lograr protocolos efectivos de cuidado en diferentes lugares de trabajo.
En segundo lugar, el reporte analizó las condiciones de trabajo de trabajadores y trabajadoras informales. La realidad de precariedad laboral y de incertidumbre económica de este sector contrasta con las características del trabajo bajo regulación estatal y representación sindical que analizamos anteriormente. En este caso, se trata de ocupaciones cuentapropistas como ser vendedores ambulantes o asalariadas informales en pequeños comercios; carentes de derechos plenos asociados al trabajo y la representación colectiva laboral. De todas maneras, apareció una distinción importante en este sector, ya que algunos trabajadores y trabajadoras informales se encontraban agrupados en movimientos sociales, como la VAIO (Vendedores Ambulantes Independientes de Once), comedores populares barriales o la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores. Esta experiencia de organización colectiva y trabajo cooperativo brindó a estos entrevistados algunas herramientas para la supervivencia en tiempos de pandemia; aunque de todas maneras la falta de ingresos económicos y un trabajo estable los afectó significativamente.
Un grupo particular de trabajadoras informales son las cuidadoras de ancianos y niños, que continuaron realizando sus tareas durante la pandemia. En el marco de la investigación y transitando el trabajo de campo observamos que uno de los grupos peor pagos y con malas condiciones de trabajo fueron las cuidadoras, su género, su rubro y sus condiciones pre-pandemia que ya eran malas, fueron afectadas de forma sistemática en el trascurso de la pandemia. A eso se le sumaron las cargas domésticas y el cuidado de sus propios hijos. Todas mujeres, dedicadas al cuidado de niños, ancianos y pacientes psiquiátricos detallan en las entrevistas cómo afectó la pandemia su vida y la de su familia. Su trabajo fue clave porque en el caso de algunas de ellas trabajan con niños, o con personas que sufren enfermedades mentales. Ellas dedican muchas horas del día al trabajo de cuidado, siendo pacientes, dedicando tiempo al juego, al arte, estando a cargo de rutinas y de la dieta de aquellos a los que se dedican a cuidar. En el análisis de las entrevistas tuvimos en cuenta las particularidades de este sub-grupo dentro del mundo de la informalidad.
Finalmente, el reporte analizó las condiciones de trabajo de pequeños comerciantes. Se trata de comercios vinculados a productos alimenticios, incluyendo almacenes, restaurantes y bares; que pudieron continuar con su actividad durante la pandemia. Los dueños de estos comercios comentaron condiciones de trabajo muy exigentes, con largas jornadas laborales y la participación de trabajo familiar. Esta dinámica de auto-explotación les permitió mantener el negocio abierto en pandemia. Si bien en un principio los entrevistados/as recuerdan la incertidumbre de la situación, en varios casos se vieron beneficiados por un aumento de la actividad comercial en los barrios.
En conclusión, las condiciones de trabajo y de vida de trabajadores y trabajadoras en actividades económicas clave en la Argentina son de una alta precariedad e incertidumbre, sobre todo en lo referido a sus ingresos económicos. Al igual que el resto de la clase trabajadora del país, este grupo se ve afectado por la alta inflación y la pérdida constante de poder adquisitivo. Con respecto a las condiciones de trabajo, existen diferencias según se trate de sectores formales o informales, siendo que estos últimos no tienen la capacidad de negociar colectivamente sus condiciones como lo pueden hacer los trabajadores formales. De todas maneras, trabajadores y trabajadoras formales también relataron experiencias de mucha exigencia laboral, demanda física de sus tareas y estrés psicológico asociado a las jornadas laborales intensas en servicios públicos esenciales. Esta dinámica se profundizó en pandemia, aunque la capacidad de organización colectiva y representación sindical permitió negociar mejores condiciones de trabajo en un contexto de crisis sanitaria. Con respecto a trabajadores y trabajadoras informales, si bien sus tareas no se encuentran protegidas por las regulaciones, también se encontraron experiencias de organización colectiva que permitieron suavizar el impacto de la crisis sanitaria en sus condiciones de trabajo y de vida.
Anexo
Tabla A.1. Listado de entrevistas con características socio-demográficas y de empleo
Número de entrevista |
Género |
Categoría de empleo |
Rama |
Actividad |
---|---|---|---|---|
1 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Transporte |
Subte |
2 |
Varón |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Rotisería |
3 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Salud |
Cuidadora |
4 |
Varón |
Trabajador/a formal |
Transporte |
Colectivo |
5 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Salud |
Cuidadora |
6 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Salud |
Cuidadora |
7 |
Varón |
Trabajador/a formal |
Salud |
Hospital |
8 |
Mujer |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Verdulería |
10 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Salud |
Hospital |
11 |
Mujer |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Panadería |
12 |
Varón |
Trabajador/a formal |
Comercio |
Supermercado |
13 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Salud |
Cuidadora |
14 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Salud |
Cuidadora |
15 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Transporte |
Subte |
16 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Alimentos |
Fábrica de alimentos |
17 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Alimentos |
Fábrica de alimentos |
18 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Venta ambulante |
19 |
Varón |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Verdulería |
20 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Venta ambulante |
21 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Salud |
Cuidadora |
22 |
Varón |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Almacén |
23 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Salud |
Hospital |
24 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Transporte |
Aerolíneas |
25 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Venta ambulante |
26 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Salud |
Hospital |
27 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Salud |
Hospital |
28 |
Varón |
Trabajador/a formal |
Salud |
Hospital |
29 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Alimentos |
Fábrica de alimentos |
30 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Transporte |
Aerolíneas |
31 |
Varón |
Trabajador/a formal |
Alimentos |
Fábrica de alimentos |
32 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Salud |
Hospital |
33 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Comedor popular |
34 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Cuidadora |
35 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Comedor popular |
36 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Comedor popular |
38 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Comercio |
Supermercado |
39 |
Mujer |
Trabajador/a formal |
Salud |
Geriátrico |
40 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Reciclador |
41 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Reciclador |
42 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Economía popular |
Reciclador |
43 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Comercio |
Verdulería |
44 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Comercio |
Verdulería |
46 |
Varón |
Trabajador/a formal |
Transporte |
Trenes |
48 |
Mujer |
Trabajador/a informal |
Comercio |
Supermercado |
49 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Comercio |
Restaurant |
50 |
Varón |
Trabajador/a informal |
Comercio |
Almacén |
51 |
Varón |
Trabajador/a formal |
Alimentos |
Fábrica de alimentos |
52 |
Mujer |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Restaurant |
53 |
Varón |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Almacén |
54 |
Varón |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Farmacia |
55 |
Mujer |
Pequeño/a comerciante |
Comercio |
Almacén |
Nota: se realizaron en total 51 entrevistas. La numeración de entrevistas saltea algunos números correlativos porque fueron entrevistas no finalizadas pero contabilizadas. Por ello la numeración llega a 55, por más que el número efectivo de entrevistas fue de 51.
Referencias
Basualdo, V. y Peláez, P. (2020). Procesos de conflictividad laboral en el marco de la pandemia del COVID-19 en Argentina (marzo-mayo 2020).
CEPA (2020). “El impacto del aislamiento en el mercado de trabajo. Cuantificación de despidos, suspensiones y reducciones salariales entre el 15 de marzo y el 15 de abril”, 20 de abril de 2020. Disponible en:
CETyD-UNSAM (2020). “Políticas Sociolaborales en tiempos del COVID-19. Cobertura y desafíos futuros”, 2 de junio de 2020. Disponible en:
CIFRA-CTA (2020) “Medidas socioeconómicas ante la crisis provocada por el Coronavirus”, abril 2020. Disponible en:
Cufré, S. y Miguel, A. (2021). “Ajústense los cinturones”. Un primer abordaje sobre ofensiva empresaria y respuestas de las y los trabajadores aeronáuticos en tiempos de pandemia.
Delfini, M., Drolas, A., Montes Cató, J. y Spinoza, L. (2020). Asalariados durante la pandemia. Los efectos sobre el trabajo. IDEI-UNGS y CEIL-CONICET. Disponible en:
Ernst, C. y López Mourelo, E. (2020). “La COVID-19 y el mundo del trabajo en Argentina: impacto y respuestas de política”. Organización Internacional del Trabajo, abril. Disponible en: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---ilo-buenos_aires/documents/publication/wcms_740742.pdf
Fournier, Marisa (2022)
Instituto Nacional de Estadística y Censos (2020a). Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH). Segundo trimestre de 2020.
Instituto Nacional de Estadística y Censos (2020b). Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH). Cuarto trimestre de 2020.
Instituto Nacional de Estadística y Censos (2020c). Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos. Primer semestre de 2020.
Manzanelli, P., Calvo, D. y Basualdo, E. M. (2020). Un balance preliminar de la crisis económica en la Argentina en el marco del Coronavirus. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: FLACSO Argentina, CIFRA-CTA. Disponible en:
Marticorena, C. y D’Urso, L. (2020). Los/as trabajadores/as frente a la pandemia: regulaciones, negociación colectiva y conflicto. El trabajo en los tiempos de la COVID-19 (7). Recuperado de
Maurizio, R. (2021). “Transitando la crisis laboral por la pandemia: hacia una recuperación del empleo centrada en las personas”. Organización Internacional del Trabajo, abril. Disponible en:
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (2020a). Situación y evolución del trabajo registrado. 5 de junio de 2020. Disponible en:
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (2020b). Encuesta de Indicadores Laborales. Datos de mayo de 2020 Disponible en:
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (2020c). Conflictos laborales. Primer Semestre de 2020. Informe técnico elaborado por la Dirección de Estudios y Estadísticas de Relaciones de Trabajo. Disponible en:
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (2020d). La conflictividad laboral. Segundo Trimestre de 2020. Informe técnico elaborado por la Dirección de Estudios y Estadísticas de Relaciones de Trabajo. Disponible en:
Montes Cató, J., Spinoza, L., Ventrici, P. y Palermo, H. (2020). La situación del empleo en Argentina durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Encuesta a delegados y delegadas sindicales. Materiales de investigación, CEIL-Conicet. Recuperado de:
Natalucci, A., Mouján, F., Kelmeszes, A., Mate, E., Ramirez Andrade, I., Ríos, V., Stefanetti, C. y Vaccari, S. (2020). La protesta en cuarentena. Análisis de una base cuantitativa sobre protestas sociales en el marco del proyecto monitor laboral. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CITRA. Disponible en: https://citra.org.ar/wp-content/uploads/2020/12/2020_DOCUMENTO_Metodo-CITRA-volumen-6.pdf
Nava. A. y Grigera, J. (2020). Pandemia y protesta social: Tendencias de la conflictividad social y laboral en Argentina 2019-2020.
ODS-CTA-A (2020). El trabajo en la cuarentena – Evaluación del estado de las relaciones laborales a un mes de dictado el aislamiento, social, preventivo y obligatorio. Disponible en: http://www.agenciacta.org/IMG/pdf/El_trabajo_en_la_cuarentena_-_Informe_ODS_CTAA_28_de_abril.pdf
Organización Internacional del Trabajo (2020). Observatorio de la OIT: La COVID‑19 y el mundo del trabajo. Séptima edición Estimaciones actualizadas y análisis. Disponible en:
Agradecimientos
Los autores agradecen a los trabajadores y las trabajadoras que brindaron su tiempo para las entrevistas incluidas en el presente documento. También agradecen a la Dra. Janine Berg por confiar en nosotros para la tarea y por el seguimiento detallado y aportes que realizó durante la elaboración del informe. Finalmente, agradecemos la lectura y comentarios que la Dra. Elva Lopez Mourelo y la Dra. Fabiola Mieres realizaron a una primera versión del documento.